esta tarde de viernes, Hermes Soto, el defenestrado general director de Carabineros, se hizo presente en una ceremonia de egreso en la Escuela de Suboficiales en el complejo de Lomas Verdes, en el límite entre Concepción, Hualpén y Talcahuano. Nadie lo podía creer.
La razón, sostienen algunos, es que aún no ha sido notificado de la resolución de la que ya tomó razón la Contraloría, con la cual será removido del cargo. La reacción del público (y los uniformados) pasó de la incredulidad a una ovación.
Lo complicado, además, es que en esa ceremonia estaban invitadas autoridades del Ejecutivo local, como el gobernador, Robert Contreras; y otras personalidades públicas, como la fiscal regional, Marcela Cartagena.
Soto llegó a la región del Bío Bío a bordo de un avión del cuestionado Club Aéreo de Carabineros, no utilizando un avión fiscal, pues mañana, tras ser ya notificado, podrá regresar a la región Metropolitana en la misma nave. De haber usado uno oficial, habría tenido que retornar por sus propios medios.
Los mensajes de rebeldía no se han hecho esperar por parte de Soto. A su negativa a renunciar, se sumó este viaje y otro detalle no menor: antes de dejar el edificio de la Dirección General, ubicado a metros de La Moneda, el uniformado ordenó que su bandera de general director no fuera bajada, algo que ocurre cada vez que el jefe de Carabineros hace abandono del recinto.