Justo cuando está empezando la aplicación de la "Ley Cholito", que busca limitar la cría indiscriminada de mascotas y su posterior abando, sobre todo de perros que asilvestrados son una amenaza para la fauna y las personas, el ataque reiterado en el sur de jaurías a rebaños de ovejas y ganado, pone en el tapete esta difícil decisión sanitaria. Eliminar los perros salvajes o ver cómo se extinguen pudúes y otras especies en los campos chilenos.
Fue el diputado Iván Flores (DC) quien propuso retomar la discusión sobre la caza de perros asilvestrados ante el aumento de ataques de jaurías contra la fauna silvestre en el sur de Chile.
Ya existen precedentes, como la modificación de la Ley de Caza, promulgada en 2013, que terminó de concretarse a comienzo de 2015 con la publicación de una modificación al decreto 65 que, entre otras cosas, le daba un estatus legal a la caza de perros salvajes en zonas rurales. No duró mucho, pues a las pocas semanas fue suspendida por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) tras las críticas e incluso recursos judiciales de movimientos animalistas.
Para Flores, "el SAG no tuvo los pantalones para defender con argumentos que la Ley de Caza debería seguir protegiendo la fauna silvestre y las pequeñas especies frente a estos ataques y lo que hizo fue derogarla (el reglamento)".
Flores, que es médico veterinario de profesión, dijo que "si hay solicitud de la comunidad podemos perfectamente trabajar" en la norma.
En Cocule, provincia de Osorno, fueron más de 50 las ovejas que fueron mordidas por una jauría de perros asilvestrados, lo que provocó la preocupación en el sector ganadero, entre otras razones por los riesgos que suponen para las personas la proliferación de estas jaurías salvajes, según explicó Daniel Boroschek, veterinario e investigador de fauna silvestre: "Los perros en sus dientes tienen una enorme cantidad de bacterias que insertan en los músculos y el torrente sanguíneo del animal que fue atacado, va a ir contaminando los músculos, lo que hará que estas bacterias se comiencen a multiplicar en el animal moribundo y se va a contaminar la carne que (probablemente) luego va a ser consumida por las personas".
Para el director de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (SAGO), Sergio Wilmer, -según consignó Cooperativa-, los perros "matan (fauna silvestre), los dejan heridos, en partes ves cráneos de pudúes; huemules ya no se ven".
"Lo primero que atacan es la fauna silvestre, que ya no va quedando, y después siguen arrasando ovejas, vacunos, caballos, todo tipo de animal, gansos, pollos, lo que haya", afirmó, claro que la culpa primaria la tienen las personas, para el profesional: "los perros pasan a ser asilvestrados porque la gente va a las carreteras a botarlos".
Desde la SAGO no descartan interponer acciones legales que le permitan actuar ante un futuro ataque, pero igualmente pidieron consideración del Gobierno, especialmente para los pequeños agricultores que viven de la ganadería a baja escala.