Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: La reconstrucción de la oposición: entre la unidad en la diversidad y la división

Es claro que el Gobierno carece de apoyo social, está mal evaluada su gestión social y sanitaria ante la crisis que provoca el covid19, sus partidarios -por distintas razones- están decepcionados y su apoyo llega en promedio al 15% de la ciudadanía.

En ese escenario de cara al plebiscito constitucional de octubre, las elecciones municipales y regionales de abril 2021 y las presidenciales y parlamentarias de noviembre 2021 el desafío que tiene el heterogéneo mundo opositor es construir un gradual proceso de “unidad en la diversidad” que permita tener planteamientos comunes, una oferta programática que apunte hacia la recuperación económica , social y política del país y acuerdos electorales unitarios que permitan ganar para la centro-izquierda las siete elecciones que vienen en los próximos 18 meses.

Es un proceso político complejo que requiere de actores responsables y conscientes que hay un país que desconfía de las actuales estructuras políticas, que no se siente interpretado por las actuales coaliciones políticas y que busca re-construir un país que progrese con equidad, donde se recuperen los niveles de empleo, que existan mínimos sociales de dignidad en materia de provisión de servicios básicos en educación y salud, con pensiones dignas y superiores a las que hoy dan las AFP’s, quiere una democracia transparente y más participativa y se respeten las autonomías individuales.

Según diversos estudios de opinión pública más del 65% de los actuales electores no se sienten representados por los actuales actores políticos (Chile Vamos, partido Republicano, ex Nueva Mayoría, Frente Amplio etc) ni se ubican en la geometría política (derecha, centro,izquierda); mientras eso pasa en la sociedad, los actores políticos le siguen hablando a “las tribus políticas”, incluso en las claves del poder sobre negociaciones electorales, primarias, cupos y no logran comunicarse con esa nueva ciudadanía que desconfía de Piñera sino también de la centro-izquierda.

Incluso hay actores políticos como el Frente Amplio que ya se sienten ganadores del plebiscito constitucional, de las elecciones municipales y regionales y le comunican al resto de la centroizquierda –después de una reunión política en el Congreso- que el “Frente Amplio definió llegar con candidatura propia a la primera vuelta presidencial”.

Optar por la división opositora, insistir en el camino propio en este nuevo escenario ad portas del plebiscito constitucional donde debe construirse una mayoría sólida en favor del #Apruebo y la Convención Constitucional parece ser otro error político de una parte de la oposición que está actuando con una falta de realismo impropio de los desafíos democráticos que tiene la sociedad chilena.

Empezar a plantear opciones o definiciones presidenciales que ocurrirán en noviembre 2021 antes de ganar con fuerza y masividad el plebiscito constitucional y las elecciones regionales y municipales puede convertirse en un nuevo autogol que puede dañar la opción de la Nueva Constitución y a los sectores progresistas que entienden que es con la construcción de mayorías políticas y sociales las claves para avanzar en reformas hacia un Chile distinto y más equitativo.

En diciembre 2017 la política de reformas sociales de Bachelet no tuvo continuidad producto de la división de las fuerzas de centroizquierda, repetir el mismo error político es algo que parece inexplicable.

Lo racional políticamente es asumir el desafío que se está inaugurando un nuevo ciclo político con el plebiscito constitucional y que eso requiere la mayor unidad y transversalidad para que gane la opción de una Nueva Constitución y el Apruebo. También debe reconocerse que esa unidad es diversa, pero que es capaz de construir mínimos comunes para generar un nuevo pacto constitucional y también es capaz de generar acuerdos de gobernabilidad local y regional que permita presentar alternativas electorales viables que puedan derrotar a la derecha conservadora en abril del 2021.

Pero definir ex ante que tendré “candidato propio en la primera vuelta presidencial de noviembre 2021” no ayuda a ese proceso de construir unidad en la diversidad; al contrario, debilita ese proceso de convergencia política y social y es seguir con la lógica de que mis enemigos políticos están dentro del espacio de la centroizquierda, lo que además revela una falta de vocación de poder preocupante de algunos que parecen contentarse con ser siempre oposición a Piñera ahora y mañana a Lavín.