Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: Luego de la semana post elecciones: ¿Comenzó la campaña presidencial?

Las elecciones de la segunda vuelta de los gobernadores regionales sorprendieron porque la centroizquierda sacó una importante ventaja electoral en la jornada del 24 de noviembre donde superó por 200.000 votos a la derecha y ultraderecha y aparecieron los relatos triunfalistas en torno a los partidos del oficialismo.

A pesar de que en las elecciones de octubre sea las municipales -tanto alcaldes como concejales y en CORES- la derecha con la ultraderecha tuvieron una ventaja importante de casi 1,0 millón de votos, este nuevo resultado del 24 de noviembre pasado empezó a agitar el debate en todo el arco político sobre cuales son las mejores fórmulas electorales para interpretar a los 13 millones de electores que están participando ahora de las elecciones.

Hoy -a diferencia del 2021- estamos frente a un electorado que mayoritariamente valora los liderazgos transversales, que construyen puentes para hacer buena gestión y donde se escucha a las mayorías, lo que hace aparecer a esos políticos como líderes razonables y sensatos como lo refleja la importante votación de Claudio Orrego en la Región Metropolitana y Rodrigo Mundaca en la región de Valparaíso que derrotaron a candidatos de derecha que contaron con un activo apoyo de la candidata presidencial Evelyn Matthei.

Matthei en estas elecciones apoyó activamente a 3 candidaturas regionales en La Araucanía, Valparaíso, Región Metropolitana donde obtuvo fuertes derrotas -incluso la candidata en la región Valparaíso no ganó en ninguna comuna de la región- y solo tuvo éxito en Bío Bío, mostrando según los analistas que es una candidata que “tocó techo”; por otro lado, los 2 candidatos republicanos perdieron en 2ª vuelta –igual que  JA.Kast- revelando que a la ultraderecha le cuesta llegar al 50% y por tanto son candidatos con baja elegibilidad en 2ª vuelta.

La derecha de cara a la elección presidencial de noviembre empezó a perder su comodidad y visión de que tenía un triunfo casi asegurado y empezó a transitar a “una zona de nervios” `producto de que en la 2ª vuelta de noviembre perdió miles de votos en comparación con el 26 y 27 de octubre revelando que la elegibilidad de sus candidatos/as y de quién dirigía la campaña (Matthei) mostraron límites de convocatoria. La derecha ha preferido candidaturas polarizantes, descalificadoras tipo #SinFiltros, sin propuestas para mejorar la vida de la gente sino sólo denuncias al gobierno y eso no logra convocar a mayorías.

Hacer de la campaña regional y municipal un plebiscito de la gestión gubernamental fue una mala decisión estratégica de Matthei y de la derecha y eso explica su nerviosismo actual, ya que se instaló en el debate del sector la debilidad de la candidatura Matthei y Kast y la necesidad de tener primarias presidenciales en la derecha, donde empiezan a aparecer candidaturas como la del alcalde Carter, de la senadora Ximena Rincón, “el fáctico Carlos Larraín” propone nuevamente a Pancho Orrego.

La derecha estará semanas debatiendo por primarias y quienes competirán y lo que está claro es que José Antonio Kast irá a primera vuelta y no participará de esas primarias.

La centroizquierda recuperó el aliento, no fue arrasada como algunos vaticinaban por efectos del caso Monsalve, pero tampoco es para que tenga “un relato triunfalista” y debiera asumir que los liderazgos más potentes los tiene en los Alcaldes y Gobernadores, en especial en Claudio Orrego que obtuvo una votación inédita de 2,5 millones de votos y desde ese espacio donde debiera articular una futura candidatura presidencial amplia, transversal, con foco en hacer buena gestión para resolver los problemas de seguridad, salud, educación y pensiones que llevan ya 10 años o más azotando a nuestra sociedad. Los liderazgos partidarios de la centroizquierda debieran asumir sus limitaciones, su bajo techo de convocatoria y debieran ayudar a confluir en un liderazgo presidencial de mayoría y listas parlamentarias competitivas que representen la pluralidad democrática de quienes quieren reconstruir un país que progrese, crezca y avance en equidad social superando así estos años de estancamiento.

 

Lo razonable para este sector es abandonar lecturas triunfalistas y volver a la humildad política y a reconstruir un modo de convivencia respetuoso, creando puentes que permitan superar la fragmentación política, lo que no hemos visto en esta semana post elecciones.

 






Julio Valladares Muñoz

dom, 1 dic, 13:28 (hace 11 horas)




para mí, Oscar








editorial para el digital 

POST ELECCIONES ¿PARTIÓ LA CARRERA PRESIDENCIAL?

 

Las elecciones de la 2ª vuelta de los gobernadores regionales sorprendieron a los analistas porque la centroizquierda sacó una importante ventaja electoral en la jornada del 24 de noviembre donde superó por 200.000 votos a la derecha y ultraderecha y aparecieron los relatos triunfalistas en torno a los partidos del oficialismo.

 

A pesar de que en las elecciones de octubre sea las municipales -tanto alcaldes como concejales y en CORES- la derecha con la ultraderecha tuvieron una ventaja importante de casi 1,0 millón de votos, este nuevo resultado de la 2a vuelta regional empezó a agitar el debate en todo el arco político sobre cuales son las mejores fórmulas electorales para interpretar a los 13 millones de electores que están participando ahora de las elecciones democráticas.

 

Hoy -a diferencia del 2021- estamos frente a un electorado que mayoritariamente valora los liderazgos transversales, que construyen puentes y conversaciones para hacer una buena gestión de los recursos y donde se escucha a las mayorías, lo que hace aparecer a esos políticos como líderes razonables y sensatos como lo refleja la importante votación de Claudio Orrego en la Región Metropolitana y Rodrigo Mundaca en la región de Valparaíso que derrotaron a candidatos de derecha que contaron con un activo apoyo de la candidata presidencial Evelyn Matthei.

 

Matthei en estas elecciones apoyó activamente a 3 candidaturas regionales en La Araucanía, Valparaíso, Región Metropolitana donde obtuvo fuertes derrotas -incluso la candidata en la región Valparaíso no ganó en ninguna comuna de la región- y solo tuvo éxito en Bío Bío, mostrando según los analistas que es una candidata que “tocó techo”; por otro lado, los 2 candidatos republicanos perdieron en 2ª vuelta –igual que  JA.Kast- revelando que a la ultraderecha le cuesta llegar al 50% y por tanto son candidatos con baja elegibilidad en 2ª vuelta.

La derecha de cara a la elección presidencial de noviembre empezó a perder su comodidad y visión de que tenía un triunfo casi asegurado y empezó a transitar a “una zona de nervios” `producto de que en la 2ª vuelta de noviembre perdió miles de votos en comparación con el 26 y 27 de octubre revelando que la elegibilidad de sus candidatos/as y de quién dirigía la campaña (Matthei) mostraron límites de convocatoria. La derecha ha preferido candidaturas polarizantes, descalificadoras tipo #SinFiltros, sin propuestas para mejorar la vida de la gente sino sólo denuncias al gobierno y eso no logra convocar a las mayorías.

Hacer de la campaña regional y municipal un plebiscito de la gestión gubernamental fue una mala decisión estratégica de Matthei y de la derecha y eso explica su nerviosismo actual, ya que se instaló en el debate del sector la debilidad de la candidatura Matthei y Kast y la necesidad de tener primarias presidenciales en la derecha, donde empiezan a aparecer candidaturas como la del alcalde Carter, de la senadora Ximena Rincón y “el fáctico Carlos Larraín” propone nuevamente a Pancho Orrego.

La derecha estará semanas debatiendo por primarias y quienes competirán y lo que está claro es que José Antonio Kast irá a primera vuelta y no participará de esas primarias de la derecha e irá directo a la primera vuelta de noviembre de 2025.

La centroizquierda recuperó el aliento, no fue arrasada como algunos vaticinaban por efectos del caso Monsalve, pero tampoco es para que tenga “un relato triunfalista” y debiera asumir que los liderazgos más potentes los tiene en los Alcaldes y Gobernadores, en especial en Claudio Orrego que obtuvo una votación inédita de 2,5 millones de votos y desde ese espacio podría articular una futura candidatura presidencial amplia, transversal, con foco en hacer buena gestión para resolver los problemas de seguridad, salud, educación y pensiones que llevan ya 10 años o más azotando a nuestra sociedad. 

Los liderazgos partidarios de la centroizquierda debieran asumir sus limitaciones, su bajo techo de convocatoria y debieran ayudar a confluir en un liderazgo presidencial de mayorías y con listas parlamentarias competitivas que representen la pluralidad democrática de quienes quieren reconstruir un país que progrese, crezca y avance en equidad social superando así estos años de estancamiento.

Lo razonable para este sector es abandonar lecturas triunfalistas, volver a la humildad política y a reconstruir un modo de convivencia respetuoso, creando puentes que permitan superar la fragmentación política, lo que no hemos visto en esta semana post elecciones.