Oh I'm just counting

Editorial Cambio21. Un soplo de Esperanza: Las Iglesias buscan recuperar su rol social

Las Iglesias post casos abusos fundamentalmente sexuales perdieron influencia en la sociedad chilena, su voz fue cuestionada por haber amparado diversos abusos y los Tedeum no tenían impacto en la opinión pública.

En los últimos meses la Iglesia Católica con el Papa Francisco y su sucesor León XIV, la lenta reconstrucción de la Iglesia chilena con Cardenal Chomalí y la coordinación de este con las otras Iglesias, ha ido construyendo un camino de recuperación de la opinión de las Iglesias sobre el devenir de la sociedad chilena que para la gran mayoría de la sociedad chilena sorprendió en este Tedeum del 18 de septiembre.

Las Iglesias le dan a Chile un soplo de esperanza porque reivindican el diálogo, la cooperación y la unidad nacional en medio de un clima electoral donde predomina desde la ultraderecha el discurso de odio, divisionismo y polarización.

Hacen un llamado amplio en este período electoral a unirnos en lo esencial y señalan “Chile se asemeja a una barca en medio de la tormenta... lo que no podemos hacer es usar los remos para golpearnos, porque así la barca zozobra y nos hundimos todos. Este no es tiempo de divisiones estériles, de polarizaciones, de cálculos mezquinos, sino de unidad en lo esencial: la defensa de la dignidad de cada persona, la búsqueda del bien común, la recuperación de la confianza y de la esperanza. Es tiempo de políticas públicas de largo plazo”.

Con este llamado reivindican que la fe no es solo personal sino que debe vivirse en comunidad, nos recuerdan que  “la paz social no se decreta, se construye cuando todos se sienten parte de una comunidad que los acoge” y por eso, es importante para el país la democracia y una participación electoral masiva , la cual debe promoverse sin cálculos partidistas mezquinos, porque un país avanza cuando predomina la democracia, se respeta la voluntad de las mayorías, los resultados son conocidos con rapidez y “ello es producto de una democracia sólida que está llamada a prevalecer frente a cualquier intento de dictadura”.

También hicieron un  llamado a trabajar unidos para recuperar la calidad de la educación pública y “que la educación sea la base de un proyecto nacional común, más fraterno y humanizador”; como también a reconocer que según los nuevos estandares de medición hay 22% de pobreza en el país que es necesario y urgente combatir con “un programa país para superar la pobreza, que es fuente de marginación y exclusión, un verdadero cáncer social que estigmatiza y paraliza. Sólo superando la pobreza, tanto material como intelectual y espiritual, Chile tendrá alas firmes para volar alto”, que incluya sanciones al fraude social que significa “la evasión en el transporte público o la falsificación de datos en el Registro Social de Hogares”; que se combata al crimen organizado y las fuentes de inseguridad y temor en que viven la mayoría de las familias chilenas.

Es un llamado a cambiar el modo de interacción social en que hemos estado relacionándolos en las últimas décadas y se ponen un gran desafío al cual debieran sumarse las fuerzas políticas y sociales del progresismo chileno como es “fortalecer lo comunitario es prioritario para salir de esta cultura individualista extrema que nos tiene atrapados y que fomenta el miedo y la desconfianza”.

Estamos asistiendo a un intento serio de las Iglesias de recuperar su rol relevante en la promoción social y en el desarrollo democrático como ocurrió en las últimas décadas del siglo XX, sustentado en una renovado catolicismo que expresó el Papa Francisco y ahora León XIV y que se convierte en relevante porque estamos en un ambiente social demasiado tóxico con bots y discursos de odio y violencia -en especial en las Redes Sociales- que están contaminando negativamente nuestra convivencia social; por eso, estas palabras de las Iglesias son un soplo de esperanza para que Chile busque más diálogo, más transversalidad que permita construir un proyecto de país que nos saque del actual estancamiento social y económico.

Llegó la hora de pensar en grande.