En el actual escenario político post plebiscito 25 de octubre los partidos políticos y en especial los de centroizquierda tienen un enorme desafío de reconectarse con la ciudadanía, que los mira con desconfianza y distancia.
Hay una sensación ciudadana, acentuada en las redes sociales, que los partidos políticos de la centroizquierda se alejaron de la ciudadanía; que se dedicaron a administrar el poder sin poner el foco en enfrentar las desigualdades sociales y en la pérdida de productividad que vive la economía que afecta especialmente los salarios de la mayoría de las familias chilenas.
Pareciera llegar la hora que los actores políticos de la centroizquierda renueven su oferta programática -escuchando las demandas ciudadanas- y den señales que están en condiciones de dar gobernabilidad al país.
Estos están presionados comunicacionalmente por el mundo de los independientes y por una izquierda como el Frente Amplio que cree que ha llegado la hora de ‘il sorpasso’ de desplazar a la alianza centroizquierdista que dominó la esfera política desde el 90’ hacia acá.
Desde esa perspectiva de reconfiguración del escenario político y electoral lo que ocurra con las Primarias para elegir gobernadores regionales este domingo 29 de noviembre es relevante para este debate. Se verá la capacidad movilizadora de ambos bloques para elegir candidatos a gobernadores regionales vía primarias, por lo menos para regiones importantes como la Metropolitana y Valparaíso y además se verá que bloque tiene mayores chances de presentar candidatos elegibles el 11 de abril.
Ya sabemos que la participación ciudadana puede ser menguada porque pareciera haber mayor interés mediático en las elecciones de convencionales que en las municipales y regionales que ocurrirán el 11 de abril próximo, pero ambos bloques debieran mostrar su fuerza movilizadora que los mantenga vigentes en la vida política.
No es menor lo que se juegan los bloques políticos y por eso sorprende el bajo interés ciudadano en estas primarias regionales que está mostrando una vez más la desconexión entre partidos y sociedad, que en la historia comparada empieza a ser resuelto con este tipo de torneos electorales como son las Primarias. El reciente triunfo de Joe Biden en Estados Unidos partió con una competitiva y fragmentada primaria en el partido Demócrata pero tuvo la virtuosidad de unir a esos fragmentados liderazgos demócratas en una fórmula Biden-Harris que surgió de ese proceso político; por eso sorprende que la dirigencia chilena no haya aprendido la lección que dejó el triunfo de los demócratas ante Trump.
Es nuestro deseo que la renovación con la ciudadanía que es una clave de la política democrática empiece con las Primarias regionales y que ojalá culmine con una oferta presidencial unitaria para las elecciones de noviembre del 2021.
Es tan relevante para las próximas décadas la elección del 11 de abril que elige convencionales, alcaldes/concejales y gobernadores regionales que los partidos de la derecha parecen haberse auto ordenado ante un gobierno que naufraga en su mar de errores.
La derecha parece haber entendido antes -que a pesar de su derrota del 25 de octubre-, hoy su sobrevivencia pasa por la unidad y la coordinación para las 7siete elecciones del 2021 que marcarán el futuro. Ante el fracaso gubernamental, la derecha se aleja de su mal gobierno y apuesta todo al proceso electoral del 2021, por eso bloquea la participación de los pueblos originarios con escaños reservados en la Convención Constitucional, denunciará cambios de las reglas del juego, saca a funcionarios del gobierno regional para que vayan a competir electoralmente y apurará un acuerdo electoral del sector. Tiene claro que debe sobrevivir y controlar los daños del fracaso de Piñera.
Pero en la oposición no se ve la misma claridad estratégica. De cara a elecciones de abril no se ven listas comunes en la municipal ni en la Convención, se ve más fragmentación y bastante competencia interna que en elecciones donde no hay segundas vueltas el sistema electoral proporcional le permitirá mejorar su representación si tiene una lista del 35%.
En lo programático no se ven ideas comunes para tener mejores alternativas en el corto y mediano plazo.
Aún hay poco tiempo para enmendar estas falencias en el progresismo.