Poco más de 7 millones de chilenos y chilenas votaron en estas elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales. Una participación no logró superar a la histórica del Plebiscito -donde votó el 50,9% del padrón- y más bien alcanzó una cifra similar a la de la primera vuelta de 2017, dando cuenta de un resultado cercano a los márgenes históricos de votación.
Pasadas las 1:30 de la madrugada, el Servel reportó que con el 99,42% de las mesas escrutadas (46.617 de un total de 46.887) votaron 7.067.476 personas, lo que equivale al 47% del padrón, compuesto por 15.030.974 personas habilitadas para sufragar. Es decir, hubo una abstención del 53%. Para las elecciones de 2017, el padrón estaba compuesto por 14.347.288 personas. En primera vuelta, donde la ciudadanía debió elegir entre ocho candidatos, votaron 6.703.327 personas, lo que equivale una participación del 46,7%. Un poco más atrás quedan los comicios de mayo de este año, donde se eligieron alcaldes y convencionales.
En esa oportunidad, votaron 6.458.760 personas, equivalente a un 43,35% de participación. Para Juan Sandoval, analista político y decano de Ciencias Sociales de la Universidad de Valparaíso, hay que tener claro que "el Plebiscito fue una especie de anomalía que tuvimos en cuanto a participación, pero es esperable que esta elección en concreto se moviera en los rangos de los resultados de los otros comicios, en el fondo, volvemos a la votación histórica que se venía dando". Del voto joven a la crisis "estructural" en la política Ya con más del 85% de las mesas escrutadas, Máximo Quitral, analista político de la UTEM, planteaba que los resultados de las presidenciales siguen dando cuenta de "un escenario de alta abstención, que podría llegar al 55%, lo que significa una cifra altísima. Esto significa que sigue la tendencia de una alta abstención".
De hecho, lo que parecía un buen augurio de participación durante toda la jornada, donde se vieron extensas filas y atochamientos en decenas de locales de votación, son para Quitral un reflejo de "la unificación de mesas más que una muestra de una alta participación electoral". En la misma línea, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma, Tomás Duval planteó que "me parece que es una elección que responde a los márgenes de participación que habíamos visto, pero no es un récord de participación histórica. Vimos mucha gente votando, quizás por aglomeraciones, por cuestiones sanitarias, pero la apreciación al final por el conteo de votos parece ser distinta". Miguel Ángel Fernández, académico de la Universidad del Desarrollo, destacó de todas formas la gran movilización observada en estas elecciones, principalmente pensando en que aún seguimos en un contexto donde el covid-19 sigue presente. Asimismo, apuntó al voto del adulto mayor, "quienes volvieron a concurrir a las urnas, mientras que, a primera vista, los jóvenes mantuvieron los niveles de participación del Plebiscito".
De esta manera, el comportamiento del voto joven -que para muchos era clave en esta elección y la apuesta era porque aumentara- "muestra la primera gran diferencia con lo que ocurrió en octubre de 2020", agrega Fernández. La amplia oferta de candidatos presidenciales que tuvieron estos comicios -siete en total, con marcados extremos, con centroizquierda, centroderecha y outsiders- son también un factor que los analistas consideran preocupante en atención a la participación. "Que con toda esa oferta no hayas sido capaz de llegar al 50%, te das cuenta que el problema de participación es estructural y no tiene que ver simplemente con que haya candidatos 'mejores o peores' que no puedan convocar a la gente", explica Sandoval. El tema, dice, es síntoma de algo más profundo: "la crisis de las instituciones, el sentido de la eficacia y cómo la sociedad percibe que que lo que disputa en las urnas no tiene que ver con lo que termina pasando en su vida. En el fondo, que la política sigue siendo percibida de esta manera", zanjó.