
Por Alfredo Peña R.
En septiembre pasado la Corte Suprema confirmó la condena para el miembro en retiro de la Armada Sergio Chiffelle Kirby, foto de la portada, actual procurador de número de la Corte de Apelaciones de Santiago, como autor material del homicidio de Marcelo Barrios Andrade, en la foto, un joven militante del FPMR de 21 años. Otros dos exfuncionarios de la institución armada también fueron condenados.
El excapitán de Corbeta Segio Chiffelle aún no está cumpliendo su pena y se encuentra prófugo.
Los hechos tuvieron lugar en 1989, cuando ya había ganado el No a Pinochet y estaba la disputa de quién será el primer presidente de la vuelta a la democracia, que fue el DC Patricio Aylwin en la elección de diciembre de 1989.
El crimen es considerado como el último asesinato político ocurrido en la dictadura.
El máximo tribunal del país confirmó la pena de cumplimiento efectivo de 15 años y un día de presidio que la Corte de Apelaciones de Valparaíso dictó contra Chiffelle en calidad de autor del delito de homicidio calificado de Barrios, ilícito cometido en el cerro Yungay de Valparaíso el 31 de agosto de 1989.
Este crimen, determinó el tribunal de alzada, ocurrió en el marco de un falso enfrentamiento con fuerzas de seguridad y el joven de 28 años, integrante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, quien fue acribillado cuando ya no tenía posibilidad de reaccionar luego de la detonación de explosivos en su domicilio por parte de una patrulla de Infantes de Marina, encabezados por Chiffelle Kirby.
Los otros dos condenados en esta causa, son los suboficiales Luis Ceballos Guerra y Óscar Aspée Aspée, quienes fueron sentenciados a 5 años de presidio con el beneficio de la libertad vigilada y si están cumpliendo sus condenas.
El asesinato y falso enfrentamiento
Los hechos que motivaron el juicio se remontan a la tarde del 31 de agosto de 1989 en Valparaíso, cuando Chiffelle tenía el grado de capitán de corbeta y prestaba servicios en la Agrupación de Comandos de la Infantería de Marina. Según se determinó en la investigación judicial de primera instancia, a esa repartición llegó la instrucción de allanar y detener a Marcelo Barrios, un joven de 21 años, militante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
De acuerdo con lo establecido en el dictamen de primera instancia, a pesar de que la orden era allanar y dar captura a Barrios, la patrulla de Chiffelle se preparó para darle muerte. Así lo planificó el propio Chiffelle, según estableció el mismo fallo, quien un día antes de los hechos organizó a la patrulla que ejecutó el procedimiento, definiendo roles y estrategia. Los siete integrantes del grupo, incluido Chiffelle, estaban entrenados para operaciones de guerra, orientadas a posibles conflictos con países limítrofes, según determinó el fallo original.
Marcelo Barrios arrendaba una casa en la Población 18 de Septiembre, en el Cerro Yungay, de Valparaíso, donde llevaba viviendo cerca de un mes con su pareja de 20 años de edad. Se habían conocido en la Universidad de Playa Ancha, donde Barrios estudiaba Historia y Geografía.
De acuerdo con el dictamen de primera instancia, tras acordonar el sector, la patrulla liderada por Chiffelle rodeó la casa, una construcción de tres niveles, y se preparó para atacar. En el primer nivel se encontraba Barrios, solo. En el segundo piso estaba el dueño de la casa, un hombre mayor, junto a su hija de 11 años.
Lo primero que hicieron, reza el fallo, fue instalar explosivos en una de las ventanas del primer piso. Esa fue la tarea de los cabos Luis Ceballos Guerra y Óscar Aspée Aspée, también procesados en la causa. Los otros integrantes de la patrulla no fueron procesados debido a que fallecieron.
La detonación de los explosivos produjo considerables daños en la vivienda y también dejó huellas en el cuerpo de Barrios, impactado por las esquirlas. Tras esa explosión, indica el fallo, Marcelo Barrios habría salido por la puerta del domicilio, momento en el que Chiffelle lo acribilló a corta distancia. Tras los disparos, la patrulla lanzó granadas dentro del inmueble, pues, según afirmaron los acusados, el aparato de inteligencia de la Armada les habría indicado que Barrios era un “terrorista” de alta peligrosidad, con formación militar en Cuba y con explosivos en su poder, que estaba acompañado por otras dos personas a cargo de su “seguridad”.
Pero la realidad que constató la justicia fue distinta. Barrios era la única persona en el inmueble y solo poseía un pequeño revólver calibre 32 en mal estado de conservación, según determinaron las pericias posteriores.
Y Chiffelle reunió a su patrulla y les dijo que tenían que dar la versión del "enfrentamiento". Es más fue condecorado por la Armada este crimen.
Pero el silencio entre siete es difícil. Uno de los siete integrantes de la patrulla, ya fallecido, Silverio Fierro Peña, dijo que nunca vió el enfrentamiento y luego otros suboficiales dijeron lo mismo. Y dos detectives que llegaron minutos después del asesinato, dijeron que el sitio del suceso “estaba alterado e incluso es posible que el cuerpo haya sido movido y reubicado”.
Y en septiembre recién pasado, al autor del último crimen político de la dictadura, recibió la condena a 15 años de cárcel.
Condena que aún no cumple porque sigue prófugo...
