El fiscal Héctor Barros afirmó que si alguien “consume servicios de niñas explotadas sexualmente o compra un celular robado”, esa persona “tiene las manos con sangre igual que el Tren de Aragua”.
Los dichos del persecutor ocurren tras analizar cómo ha cambiado el crimen organizado en Chile, pasando de investigar este delito en bandas nacionales, relacionadas con tráfico de drogas, al fenómeno de la migración irregular.
“Claramente, hay un antes y un después con la llegada de extranjeros que vinieron a cometer delitos, se dio un paso al crimen organizado transnacional que está liderado por venezolanos, que es lo que estamos viendo ahora, y que se vinculan con el Tren de Aragua y sus diversos tentáculos”, afirmó a La Tercera.
El fiscal regional Metropolitano Sur y jefe del Equipo de Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), señaló que desde 2019 y tras la pandemia “empieza a producirse la inmigración ilegal y a partir de ahí hay un tremendo cambio en la relación con el tipo de criminalidad que tenemos”.
Antes -afirmó- había bandas territoriales que operaban en poblaciones principalmente de la zona sur, donde llegaba la droga y luego se distribuía.
Pero luego del COVID-19 se detectó “otro tipo de perfil, bandas que no tienen territorios determinados, que son inmigrantes, ilegales, no sabemos quiénes son, sus familias, de dónde vienen, solo sabemos que ingresaron al país, pero no a trabajar -como efectivamente lo pueden hacer otros-, son sujetos que vienen a cometer delitos, que son parte del Tren de Aragua o de alguna de las organizaciones que tributan al Tren de Aragua”.
En esa línea, el fiscal Barros abordó el delito de secuestro, que antes se daba en contextos de narcos o quitadas de drogas. Ahora, en cambio, empezaron a aparecer los “secuestros con homicidios, y el Tren de Aragua y organizaciones que operan bajo su alero empiezan a cobrar ‘tributos'”.
Empezaron a aparecer conductas como “al que no ‘tributa’ o no paga, lo secuestran, y si no paga, lo matan”. Un ejemplo de esto es lo ocurrido con el exalcalde de Macul, Gonzalo Montoya.
“De a poco vemos cómo ya no tan solo se trata de secuestros de extranjeros. A eso se suma que ese tipo de delito, secuestro extorsivo, era bastante escaso y estaba subsumido a, por ejemplo, lanzas internacionales que se sabía que tenían alto poder adquisitivo, pero eran situaciones aisladas”, añadió.
Respecto a qué se puede hacer con estas situaciones, Barros dijo a La Tercera que “perseguir esos delitos como lo estamos haciendo”, además de un reforzamiento en la mirada supraterritorial y “enfocarnos en los mercados delictuales, el lavado de activos y financiamiento”.
De todos modos, comentó que “algo que nos debe preocupar, también, ya con una mirada del sistema y del Estado, es que los chilenos son bastante consumidores de estos servicios o negocios ilícitos que ofrecen estas organizaciones. Es un tema como de oferta y demanda”.
Y aseguró que más que ser cómplices, es que “derechamente se comenten delitos”: “Si usted consume servicios de niños, niñas y adolescentes que son víctima de trata de personas, o si usted consume tusi, drogas, o incluso si usted está disponible para comprar teléfonos robados, que es un delito, pues bien, usted también tiene las manos manchadas con sangre como el Tren de Aragua”.
“De alguna forma usted está aportando a esa empresa delictual. La explotación sexual y el mercado de la prostitución en Chile también está a cargo de una facción del Tren de Aragua y lo grave es que el consumidor de todo esto parece no darse cuenta que él puede ser sujeto también de delito a través de la extorsión”, concluyó el fiscal Héctor Barros.