El Pontífice llegó hasta el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y fue recibido por mujeres privadas de libertad y sus hijos.
“La sociedad tiene la obligación de reinsertarlas a todas". El emocionante mensaje del Papa a las reclusas
El mensaje que el Papa Francisco entregó a las reclusas del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, estuvo cargado de emotividad y aplausos por parte de las internas.
En el lugar se podía ver cómo las palabras el Pontífice llegaban a cada una de las personas que estaban ahí. Distinto a lo ocurrido en las otras instancias en las que ha participado el líder religioso, en la actividad de esta tarde se vivió un encuentro más cercano que dio tiempo al Papa para incluso cargar por segundos a los hijos de las mujeres que lo acompañaron.
La instancia comenzó con las palabras de la hermana Nelly León, capellana de lugar, quien manifestó que en Chile se encarcela la pobreza. Luego, Jeannette Zurita, condenada a 15 años por tráfico de drogas, se subió a la tarima notoriamente emocionada para pedirle al Papa que orara por ellas y sus hijos que son quienes más sufren las consecuencias de la privación de libertad de sus madres.
Fue después de esto cuando Francisco agradeció: “Queridas hermanas y hermanos: gracias, gracias, gracias por lo que hicieron, y gracias por la oportunidad que me dan para visitarlas. Para mí es importante compartir este tiempo con ustedes y poder estar más cerca de tantos hermanos nuestros que hoy están privados de libertad”.
“Gracias hermana Nelly por sus palabras y por testimoniar que la vida triunfa siempre por sobre la muerte”, dijo el obispo de Roma, quien además agregó: “Gracias Jeannette por animarte a compartir con nosotros tus dolores y por ese valiente pedido de perdón. Cuanto tenemos que aprender de esa actitud tuya llena de coraje y dignidad”.
El perdón fue uno de los grandes temas que abordó el Pontífice en su paso por la cárcel de mujeres. Y es que según sostuvo “todos tenemos que pedir perdón, soy el primero, todos, eso nos humaniza”.
“Sin esa actitud de pedir perdón perdemos la conciencia de que nos equivocamos y de que cada día estamos invitados a volver a empezar”, dijo.
Dignidad y reinserción
“Jesús nos invita a dejar esa lógica simplista de dividir la realidad en buenos y malos para ingresar en esa otra dinámica, para ayudarnos a salir adelante”, dijo el Papa Francisco, quien destacó la labor de las madres y del desafío de gestar la vida. El Pontífice le habló a las reclusas y les manifestó que “tienen una capacidad increíble de adaptarse, de salir adelante”.
En este sentido, instó a las internas a luchar en contra de los mecanismos de cosificación: “No nos dejemos cosificar, no soy un número, no soy del tenido número tal, soy fulano de tal que gesta esperanza, porque quiere parir esperanza”, dijo el líder religioso mientras era observado por cientos de mujeres emocionadas que alzaban sus manos para aplaudirlo.
“Estar privadas de la libertad, no es sinónimo de pérdida de sueños y de esperanza. No quiere decir dejar de soñar. Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de la dignidad, la dignidad no se toca a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad”, dijo.
Con esto se trasladó hasta el tema de la reinserción. “Toda pena que uno está llevando adelante para pagar una deuda con la sociedad, tiene que tener un horizonte, de reisertarse, de prepararme para la reiserción”, dijo Francisco.
El argentino llamó, en esta misma línea, a las internas a que exijan a la sociedad ser reinsertadas. “La sociedad tiene la obligación de reinsertarlas a todas. Digo a cada una, con los tiempos distintos. Eso métanselo en la cabeza y exíjanlo"
En el lugar se podía ver cómo las palabras el Pontífice llegaban a cada una de las personas que estaban ahí. Distinto a lo ocurrido en las otras instancias en las que ha participado el líder religioso, en la actividad de esta tarde se vivió un encuentro más cercano que dio tiempo al Papa para incluso cargar por segundos a los hijos de las mujeres que lo acompañaron.
La instancia comenzó con las palabras de la hermana Nelly León, capellana de lugar, quien manifestó que en Chile se encarcela la pobreza. Luego, Jeannette Zurita, condenada a 15 años por tráfico de drogas, se subió a la tarima notoriamente emocionada para pedirle al Papa que orara por ellas y sus hijos que son quienes más sufren las consecuencias de la privación de libertad de sus madres.
Fue después de esto cuando Francisco agradeció: “Queridas hermanas y hermanos: gracias, gracias, gracias por lo que hicieron, y gracias por la oportunidad que me dan para visitarlas. Para mí es importante compartir este tiempo con ustedes y poder estar más cerca de tantos hermanos nuestros que hoy están privados de libertad”.
“Gracias hermana Nelly por sus palabras y por testimoniar que la vida triunfa siempre por sobre la muerte”, dijo el obispo de Roma, quien además agregó: “Gracias Jeannette por animarte a compartir con nosotros tus dolores y por ese valiente pedido de perdón. Cuanto tenemos que aprender de esa actitud tuya llena de coraje y dignidad”.
El perdón fue uno de los grandes temas que abordó el Pontífice en su paso por la cárcel de mujeres. Y es que según sostuvo “todos tenemos que pedir perdón, soy el primero, todos, eso nos humaniza”.
“Sin esa actitud de pedir perdón perdemos la conciencia de que nos equivocamos y de que cada día estamos invitados a volver a empezar”, dijo.
Dignidad y reinserción
“Jesús nos invita a dejar esa lógica simplista de dividir la realidad en buenos y malos para ingresar en esa otra dinámica, para ayudarnos a salir adelante”, dijo el Papa Francisco, quien destacó la labor de las madres y del desafío de gestar la vida. El Pontífice le habló a las reclusas y les manifestó que “tienen una capacidad increíble de adaptarse, de salir adelante”.
En este sentido, instó a las internas a luchar en contra de los mecanismos de cosificación: “No nos dejemos cosificar, no soy un número, no soy del tenido número tal, soy fulano de tal que gesta esperanza, porque quiere parir esperanza”, dijo el líder religioso mientras era observado por cientos de mujeres emocionadas que alzaban sus manos para aplaudirlo.
“Estar privadas de la libertad, no es sinónimo de pérdida de sueños y de esperanza. No quiere decir dejar de soñar. Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de la dignidad, la dignidad no se toca a nadie, se cuida, se custodia, se acaricia. Nadie puede ser privado de la dignidad”, dijo.
Con esto se trasladó hasta el tema de la reinserción. “Toda pena que uno está llevando adelante para pagar una deuda con la sociedad, tiene que tener un horizonte, de reisertarse, de prepararme para la reiserción”, dijo Francisco.
El argentino llamó, en esta misma línea, a las internas a que exijan a la sociedad ser reinsertadas. “La sociedad tiene la obligación de reinsertarlas a todas. Digo a cada una, con los tiempos distintos. Eso métanselo en la cabeza y exíjanlo"