El suspendido ministro de la Corte Suprema, Sergio Muñoz, defendió firmemente su trayectoria judicial en respuesta a la acusación constitucional en su contra, la cual podría costarle su cargo.
El magistrado denunció que “están buscando una vía oblicua para sacar a este juez que está fallando en contra o no está acorde a sus intereses”.
Muñoz, de 67 años, ha sido una figura clave en la judicatura chilena, con una carrera que incluye su liderazgo en la Tercera Sala de la Corte Suprema y un mandato como presidente del máximo tribunal. En su defensa, destacó su compromiso con la justicia: “Siempre he considerado que cada juicio que pasa por mis manos es el conflicto más importante para quienes están en él”.
Uno de los puntos más controvertidos de la acusación se refiere a que, supuestamente, no denunció a su hija por trabajar remotamente desde Roma mientras estaba bajo su cuidado. Frente a esta acusación, el suspendido ministro fue categórico:
“La Corte de Apelaciones de San Miguel la absolvió, y no existía obligación alguna de mi parte de denunciar”. Argumentó que no existe un deber legal para los ministros de la Corte Suprema de denunciar infracciones disciplinarias de otros jueces.
En relación al llamado “Caso Fundamenta”, en el que se le acusa de haber fallado en un caso que involucraba a su hija, Muñoz negó haber tenido conocimiento del vínculo de su hija con la empresa en cuestión: “No lo sabía, y hay muchos antecedentes que mi defensa ha presentado para demostrarlo”, señaló en La Tercera.
Muñoz también cuestionó la forma en que se ha llevado a cabo el proceso de acusación, calificando la votación conjunta con la jueza Ángela Vivanco como una violación al debido proceso. “Esto es un atropello aquí y en cualquier país del mundo”, subrayó.