Antonio Skármeta, destacado escritor chileno oriundo de Antofagasta y Premio Nacional de Literatura 2014, falleció a los 83 años.
A lo largo de su carrera, fue director de teatro y docente en el Instituto Nacional y en la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile. Condujo durante una decáda el programa El Show de los Libros en TVN, lo que lo hizo popular en públicos distintos de sus novelas.
Su trayectoria literaria comenzó en la década de 1960 y su primera publicación fue El entusiasmo, en 1967. Después del golpe militar de 1973, Skármeta vivió en varios países de América Latina y Europa, donde también trabajó en la Academia Alemana de Cine y Televisión de Berlín.
Entre sus obras más conocidas se encuentra Ardiente Paciencia, publicada en 1985 y luego adaptada como El cartero de Neruda, la cual fue traducida a más de 30 idiomas y llevada al cine y teatro.
Desde la Universidad de Chile lo despidieron “con pesar” y destacaron “su inspiradora carrera que impulsó la lectura y el amor por los libros”.
Su vida política en el cine
Durante la UP formó parte del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y escribió en la revista La Quinta Rueda. Aunque también hacía sus primeras armas como escritor, con la publicación de sus colecciones de cuentos El entusiasmo (1967), Desnudo en el tejado (1969) y Tiro libre (1973). De hecho, por Desnudo en el tejado recibió el importante Premio Casa de las Américas, en Cuba, distinción que también han recibido otros autores como Roque Dalton, Gioconda Belli o Eduardo Galeano.
Tras el golpe, Skármeta debió salir al exilio, primero en Argentina y luego en Alemania Occidental. Desde allí, siguió realizando actividad cultural, como sus colaboraciones en la revista Araucaria de Chile. Trabajó en guiones de cine y se metió de lleno en ese campo. De hecho, a partir de 1979 trabajó durante tres años como profesor de Guion Cinematográfico en la Academia Alemana de Cine y Televisión en Berlín Occidental.
En esos años publicó su primera novela Soñé que la nieve ardía (1975), y también empezó a cranear una historia que primero sería un guión. Como suele ocurrir cuando se está en el exilio, con un fuerte influjo hacia el terruño, el país natal. Tenía como telón de fondo los últimos años de Neruda, en Isla Negra, el poeta aparecía como personaje en un particular romance, entre su cartero y una muchacha del lugar.
El guión se convirtió en película, Ardiente paciencia se llamó, y se estrenó en 1983 con dirección del mismo Skármeta y en los roles protagónicos tenía a Roberto Parada, Óscar Castro y a Marcela Osorio. Fue un éxito y en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España, se llevó los premios a Mejor Película, Película del público y Mejor Interpretación Masculina. Luego, pasaría a ser una novela, del mismo nombre, quizás una de las más leídas de la historia literaria chilena.
En 1994 Skármeta alcanzaría el reconocimiento mundial gracias al remake de Ardiente paciencia. Esta vez, bajo la dirección del británico Michael Radford, quien retituló el filme como El cartero (Il postino), en una brillante versión estelarizada por Philippe Noiret, Massimo Troisi y Maria Grazia Cucinotta y que contó con una cuota de dramatismo, pues Troisi falleció a los 41 años solo 24 horas después de finalizar el rodaje producto de un infarto agudo al miocardio.
Posteriormente, en 2022 la plataforma Netflix estrenó una nueva versión de la cinta, con los roles estelares de Andrew Bargsted, Vivianne Dietz y Claudio Arredondo, todos bajo la dirección de Rodrigo Sepúlveda. Gracias al filme el nombre de Skármeta tuvo resonancia mundial, uniéndose a un selecto grupo de autoras y autores chilenos que han tenido reconocimiento en el extranjero, como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Roberto Bolaño o Isabel Allende. De hecho, en ediciones posteriores el volumen se renombró como El cartero de Neruda.
En sus libros, se ha preocupado de retratar un Chile muy real, muy cotidiano. “Mis libros expresan un afectuoso respeto por la verdad de mis personajes. De ellos intento comprender y expresar lo que son. En esta estrategia he descubierto que lo que son incluye de manera muy determinante lo que quieren ser. Creo en el poder de la imaginación, que no es exclusivo de los artistas. Ahora, su discurso de cambio no debe ser utópico sino poético. Vanguardista no es el artista que sale corriendo adelante, sino aquel que hace correr hacia adelante a los demás”, dijo a El País en 2013.
Ya en los 90, de regreso en Chile Skármeta fundó el taller literario “Heinrich Böll” en el Instituto Goethe, y a partir de 1992 condujo el recordado espacio televisivo El Show de los libros, en TVN, allí entrevistó a nombres calados como Nicanor Parra, Pedro Lemebel, Mauricio Redolés, o Pablo Simonetti. El programa estuvo al aire por una década, hasta 2002. Para él, fue una muy buena experiencia, según recordó a este medio en 2019.
“Coincidió que siendo yo un escritor, con un gran interés por los medios de comunicación, me animara a la aventura de proponer un programa de televisión en los términos de un lenguaje audiovisual que penetrara en una esfera que le es negada a los escritores. Además, eran años que TVN se planteaba la televisión que quería hacer luego del retorno a la democracia. TVN se quería diferenciar y poner acento en asuntos que los otros canales, aparentemente, estaban despreocupados. Nosotros logramos tener buena sintonía y el programa se consolidó”.
Durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, Skármeta se desempeñó como embajador en Alemania, aunque se mantuvo en actividad literaria con títulos como La chica del trombón (2001) y El baile de la victoria (2003), por la que obtuvo el Premio Planeta de Novela. En una entrevista concedida a la revista Vivienda y Decoración de ese año, a propósito del galardón, manifestaba su admiración a Neruda señalando que a sus casas se les debía declarar Monumento Nacional.
El año 2014 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura, y en 2015 fue elegido miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua. Además, en 2016 fue intervenido quirúrgicamente por un cáncer estomacal. Su último libro fue el volumen de cuentos Libertad de movimiento (Random House, 2015).