El juez de la causa, Mario Carroza, ordenó en abril de 2013 una nueva exhumación del cuerpo del escritor, para dilucidar si la mano mortal del régimen de Pinochet que provocó más de 3.200 muertes también apagó la vida del escritor.
Peritos internacionales descartan la causa de muerte oficial de Pablo Neruda: no murió de cáncer
Un panel de peritos nacionales e internacionales concluyó que Pablo Neruda no murió por un cáncer (Caquexia Cancerosa), tal como constaba en el registro oficial, por lo que se espera que su certificado de defunción cambie tras la entrega del informe de los especialistas, cuyos resultados fueron entregados durante la tarde de este viernes al juez a cargo del caso, Mario Carroza.
De acuerdo a información recabada por Radio Bío Bío, aunque los expertos se encuentran divididos respecto al origen de la muerte del poeta, sí lograron acuerdo respecto a que la causa de muerte oficial no es la correcta, por lo que se deberá determinar una nueva causa de su deceso.
El premio Nobel de Literatura murió en la Clínica Santa María de Santiago el 23 de setiembre de 1973, 12 días después del golpe de estado de Augusto Pinochet.
Según la versión oficial, el escritor y político comunista murió a causa del agravamiento del cáncer de próstata que sufría cuando todo estaba listo para facilitar su salida al exilio en México.
Por ello, el simposio con expertos de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, España y Chile buscaba confirmar o excluir la hipótesis de que existió una contaminación voluntaria y deliberada para matar al autor mediante la administración de gérmenes o toxinas bacterianas, explicaron los peritos el lunes pasado.
Pese a las dudas que despertó su repentina muerte tuvieron que pasar cuatro décadas para que la versión del asesinato tomara fuerza en 2011, con la publicación de unas declaraciones del chofer y asistente personal de Neruda, Manuel Araya, quien afirmó que el poeta se agravó después de que le aplicaran una inyección en el abdomen.
El juez de la causa, Mario Carroza, ordenó en abril de 2013 una nueva exhumación del cuerpo del escritor, para dilucidar si la mano mortal del régimen de Pinochet que provocó más de 3.200 muertes también apagó la vida del escritor.
El reto de los científicos es utilizar los avances de la ciencia para encontrar respuestas, pero con el paso del tiempo la tarea puede transformarse en una misión imposible.
“Hay que ser muy prudentes y pensar que estamos analizando muestras degradadas con una antigüedad importante y que eso va a suponer siempre una limitación a las posibles conclusiones que se obtengan“, advirtió a la Agence France-Presse Aurelio Luna Maldonado, experto de la Universidad de Murcia durante la apertura del panel.
De acuerdo a información recabada por Radio Bío Bío, aunque los expertos se encuentran divididos respecto al origen de la muerte del poeta, sí lograron acuerdo respecto a que la causa de muerte oficial no es la correcta, por lo que se deberá determinar una nueva causa de su deceso.
El premio Nobel de Literatura murió en la Clínica Santa María de Santiago el 23 de setiembre de 1973, 12 días después del golpe de estado de Augusto Pinochet.
Según la versión oficial, el escritor y político comunista murió a causa del agravamiento del cáncer de próstata que sufría cuando todo estaba listo para facilitar su salida al exilio en México.
Por ello, el simposio con expertos de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, España y Chile buscaba confirmar o excluir la hipótesis de que existió una contaminación voluntaria y deliberada para matar al autor mediante la administración de gérmenes o toxinas bacterianas, explicaron los peritos el lunes pasado.
Pese a las dudas que despertó su repentina muerte tuvieron que pasar cuatro décadas para que la versión del asesinato tomara fuerza en 2011, con la publicación de unas declaraciones del chofer y asistente personal de Neruda, Manuel Araya, quien afirmó que el poeta se agravó después de que le aplicaran una inyección en el abdomen.
El juez de la causa, Mario Carroza, ordenó en abril de 2013 una nueva exhumación del cuerpo del escritor, para dilucidar si la mano mortal del régimen de Pinochet que provocó más de 3.200 muertes también apagó la vida del escritor.
El reto de los científicos es utilizar los avances de la ciencia para encontrar respuestas, pero con el paso del tiempo la tarea puede transformarse en una misión imposible.
“Hay que ser muy prudentes y pensar que estamos analizando muestras degradadas con una antigüedad importante y que eso va a suponer siempre una limitación a las posibles conclusiones que se obtengan“, advirtió a la Agence France-Presse Aurelio Luna Maldonado, experto de la Universidad de Murcia durante la apertura del panel.