Es usual escuchar en los medios de comunicación escándalos producto de una enorme cantidad de acciones que atentan contra la ética, moral, principios y buenas costumbres de una comunidad civilizada, ya sean fruto de un comportamiento de los diversos actores que integran el tejido empresarial o bien, del mundo político. Demostrando una profunda crisis de valores que afecta a la sociedad en su conjunto, debido, entre otras cosas, a la pérdida del ser humano como sujeto de moralidad, lo que ha conducido a un daño de la imagen país, desincentivando la confianza y por ende el desarrollo, crecimiento y prosperidad de la nación.
Ahora bien, siempre se encontrarán en la retina casos de falta a la ética, como colusión, fraude al fisco, malversación de fondos, entre otros, demostrando un accionar sistemático para la fijación de precios, delimitación de cuotas de producción o bien, casos en donde servidores públicos, lamentablemente desarrollan un trato favorable hacia un grupo de personas, de las cuales, se pueden obtener algún beneficios, conduciendo a notorios conflictos de intereses, perturbando el bienestar y desarrollo colectivo de la sociedad.
Por otro lado, el comportamiento ético es una de las responsabilidades que deben asumir las organizaciones, la cual toma vida en el comportamiento de las personas, es por ello, debemos preguntarnos, ¿Qué estamos haciendo para ser verdaderos agentes de cambio? ¿Contribuimos desde nuestros espacios al desarrollo y progreso de sociedad? ¿Qué hacemos para la construcción de una sociedad más justa? ¿Enseño con mis ejemplos la solidaridad? ¿Actúo con empatía? ¿Soy responsable de mis obligaciones? ¿Trato de hacer lo mejor posible? ¿Busco constantemente por ser una persona de bien? Finalmente ¿Destinamos parte de nuestro tiempo para analizar nuestra forma de actuar?
Las respuestas otorgadas de estas preguntas, sin duda, pueden contribuir al replanteamiento de las estrategias, el método, los recursos y el tiempo que usamos en nuestros hogares para la formación de individuos socialmente responsables, los cuales brillen por el nivel de moralidad, transparencia, solidaridad, empatía, equidad, entre otros. De tal manera que, pueden ser el medio para el encadenamiento de individuos que desean ganar terreno bajo el lema del buen proceder. Si bien es cierto, es lento, desgastador y, a veces triste, pero, es importante que siempre existan personas que sean identificas por ser distintas, diferentes, e incluso raras, por su incansable búsqueda de la justicia social y beneficio colectivo.
Cabe señalar que producto de la desdibujada ética de algunas compañías, las mismas han adoptado la iniciativa de implementar acciones que beneficien a sus grupos de interés. Es por ello que, es común leer y escuchar en diversos medios de comunicación el desarrollo de organizaciones que destinan parte de sus recursos para la entrega de donaciones, regalo de navidad, celebración de fiestas patrias, entre otros. Pero ¿es una acción genuina? O más bien ¿Una acción que trae consigo un interés particular y egoísta?
Finalmente, para abordar estas temáticas y otras relacionadas, la Universidad Católica del Maule en su sede en Curicó realizará el próximo 7 y 8 de junio el 2do. Congreso Internacional de Docentes e Investigadores en Responsabilidad Social, organizado por la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, el cual lleva por lema “Formando profesionales justos, éticos y transparentes”.