A mediados de esta semana, nació finalmente Violeta Boric Carrasco, primera hija del Presidente de la República y de su pareja, la basquetbolista y química ambiental Paula Carrasco.

Más allá de la indudable felicidad que este hecho ha traído a sus padres, no cabe duda de que esta primogénita vivirá rodeada del aura de haber nacido mientras su padre servía la primera magistratura del país.

Sin duda, eso le acompañará por toda su vida. Mal que mal, son pocos los chilenos que cuentan con esa condición. De hecho, el último caso equivalente se dio durante el mandato del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, cuando se convirtió en padre de su cuarto hijo, Ricardo Francisco Ibáñez Letelier, el año 1930.

En estos días, mucho se ha comentado acerca de la cantidad de saludos y regalos que han llegado para Violeta y su madre. Lo anterior no tiene nada de extraño. Lo que sí se desconocía, al menos hasta ahora, es un sentido mensaje que recibió meses atrás el Presidente Boric, cuando él informó que sería padre, a través de sus redes sociales, en diciembre de 2024.

El remitente de ese mensaje era del entonces Papa Francisco. Como solía hacerlo en muchas oportunidades, Bergoglio le escribió a mano una carta al Presidente.