El Gobierno respondió a los cuestionamientos por el proceso de regularización acotada de migrantes,
realizados por la oposición por un posible "efecto del llamado".
Fue el subsecretario del Interior, Luis Cordero, quien desestimó esta posibilidad, insistiendo en que la discusión debe sostenerse en "datos".
"Yo logro entender los argumentos, las especulaciones, incluso los argumentos ideológicos de estos días, de todos quienes han escrito sobre este punto, a propósito del efecto llamada y otras más", dijo, añadiendo que afirmó, acotando que "no he encontrado ningún dato (...) es conveniente que discutamos con datos y esos datos yo creo que son los que nos permiten distinguir una solución práctica de sesgos y prejuicios".
Y en este sentido, aclaró que el proceso no era inicio de una "regularización porque era una invitación a las personas a empadronarse".
En esta línea, insistió en que bajo la discusión de la seguridad "las personas que están empadronadas habitualmente no están involucradas con delitos. Los sicarios de la mafia no se empadronan, y no solo no se empadronan, no se empadronaron".
Por ello, precisó que "hay dos argumentos: de seguridad interna y económicos" y se debe "separar ese universo de aquellas personas que están cometiendo delitos y respecto de las cuales uno tiene que seguir aplicando la legislación migratoria".