Por Alfredo Peña R.
La Corte Suprema rechazó los recurso de casación en la forma y en el fondo deducidos en contra de la sentencia que condenó a 9 ex miembros del Ejército por su responsabilidad en el delito consumado de secuestro calificado del ingeniero agrónomo Luis Alberto Corvalán Castillo, hijo del entonces secretario general del Partido Comunista Luis Corvalán Lepe. Ilícito cometido a partir de septiembre de 1973, en Santiago.
En fallo unánime (causa rol 44.144-2020), la Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros y ministras Manuel Antonio Valderrama, María Teresa Letelier, Juan Manuel Muñoz, Eliana Quezada y la abogada (i) Pía Tavolari- confirmó la sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en marzo de 2020, que condenó a los ex oficiales de Ejército Napoleón Sergio Bravo Flores, Raúl Aníbal Jofré González, Hernán Carlos Chacón Soto, Patricio Manuel Vásquez Donoso y Francisco Juan López Oyarzún a la pena de 5 años y un día de presidio, en calidad de autores del delito de lesa humanidad.
En tanto, el ex oficial Jaime Rolando Ortiz Jorquera, el ex suboficial Luis Humberto Zamorano Soto, y los médicos asimilados Ricardo Winston Sepúlveda Díaz y Manuel Antonio Amor Lillo, quienes deberán purgar 3 años y un día de presidio, como cómplices del ilícito. Hijo del entonces secretario general del PC.
Luis Alberto Corvalán Castillo, de 27 años de edad, era ingeniero agrónomo, militante del Partido Comunista e hijo del secretario general del mismo partido, Luis Corvalán Lepe. Fue detenido en un allanamiento masivo efectuado por el Ejército el 14 de septiembre de 1973 en el sector de las Torres de San Borja, donde tenía su domicilio, y trasladado al Estadio Nacional.
Numerosos testigos narran que Corvalán Castillo, desde el momento mismo de su llegada al Estadio, así como con posterioridad, fue duramente torturado por el solo hecho de ser el hijo de Luis Corvalán Lepe. Las torturas más intensas le fueron practicadas a mediados de octubre de 1973 en el Velódromo del Estadio, que había sido dispuesto por los uniformados como centro de interrogatorios y torturas.
Corvalán Castillo quedó en condiciones físicas de extrema gravedad, al punto que debió ser trasladado desde el lugar de torturas de vuelta al edificio principal del Estadio ayudado por otros cuatro detenidos, quienes improvisaron una especie de camilla con una frazada; siendo dejado durante un largo lapso en la pista de ceniza, semiinconsciente, hasta que por orden de un oficial fue llevado a un camarín, donde se le ocultó para que no fuera nuevamente torturado al día siguiente.
Al cierre del Estado Nacional como recinto de detención, Luis Alberto Corvalán Castillo fue trasladado, junto a numerosos otros detenidos, al campo de prisioneros de la ex salitrera 'Chacabuco', en el norte de Chile.
Finalmente, fue liberado el 30 de julio de 1974, pero expulsado del país, trasladándose primero a México, donde se reencontró con su cónyuge, quien también había estado detenida en el Estado Nacional. Luego se trasladan a Bulgaria, donde falleció el 26 de octubre de 1975, según consta en el informe de autopsia respectivo, a consecuencia de las torturas recibidas en el Estadio Nacional, de cuyos daños no pudo recuperarse.
El Estadio Nacional como centro de detención y torturas
En la investigación judicial y sentencia de primer grado, el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago Leopoldo Llanos Sagristá dio por establecido que, luego del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, miles de personas fueron detenidas por las fuerzas golpistas y privadas de libertad, tanto en Santiago como en provincias, en lugares improvisados como campos de detenidos.
En Santiago los lugares de detención masiva fueron, en primer lugar, el 'Estadio Chile', ubicado en el sector poniente del centro de Santiago, que llegó a albergar 4.000 detenidos, aproximadamente. En segundo lugar, el Estadio Nacional, ubicado en la comuna de 'uñoa, donde fueron trasladados gran parte de los detenidos en el Estadio Chile y al cual también fueron llevadas personas detenidas en otros recintos, albergando aproximadamente a unas 10.000 personas prisioneras.
El Estadio Nacional permaneció como centro de detención hasta mediados de noviembre de 1973, en que gran parte de los detenidos fueron trasladados a un campamento de prisioneros en la ex salitrera 'Chacabuco', en la provincia de Antofagasta, y otros a la Cárcel Pública de Santiago; en tanto que el resto fue puesto en libertad antes del cierre del recinto o al momento del cierre.
Los primeros oficiales de Ejército en hacerse cargo del campo de prisioneros en el Estadio Nacional provenían del Comando de Apoyo Administrativo del Ejército. Luego, fueron trasladadas unidades de regimientos de provincia, ya sea de Antofagasta (Regimiento Esmeralda), de Punta Arenas (Regimiento Pudeto), o de otros regimientos de fuera de Santiago, quienes se alternaban en la custodia interna de los detenidos (dentro del estadio). El perímetro externo del estadio era resguardado por personal de Carabineros.
Aproximadamente el 15 o 16 de septiembre de 1973 fue designado como jefe del campo de detenidos del Estadio Nacional el coronel de Ejército Jorge Espinoza Ulloa (hoy fallecido), quien dependía a su vez de un Centro Coordinador de Detenidos, dirigido por un general de la Fuerza Aérea, quien a su vez tenía como ayudantes a dos comandantes de la misma rama y que cumplían su labor en el edificio del Ministerio de Defensa. El aludido Centro dependía del Estado Mayor de la Defensa Nacional, cuyo jefe era el almirante Patricio Carvajal, y subjefe el general de la FACH Nicanor Díaz Estrada.
En el Estado Mayor de la Defensa Nacional, el 11 de septiembre, comenzó a funcionar un 'Centro de Operaciones de las Fuerzas Armadas' (COFFA), que contaba con un Departamento de Inteligencia, integrado por oficiales y funcionarios de distintas ramas de las Fuerzas Armadas e Investigaciones, en especial de sus servicios de inteligencia; esto es, de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), y de sus similares de la Fuerza Aérea (SIFACH) y de la Armada (SIN). A la DINE fueron destinados los suboficiales del Ejército que eran alumnos de un curso de inteligencia, que se impartía en el edificio del Ministerio de Defensa, en calle Zenteno.
Asimismo, de la DINE (cuyos oficiales superiores eran los generales Augusto Lutz y Héctor Orozco, además de los oficiales Carol Urzúa, Pedro Howard y Juan Francisco Henríquez (hoy todos fallecidos, a excepción de Orozco), dependían varias secciones; entre ellas una sección o departamento (el IV), denominado Brigada de Inteligencia del Ejército (BIE) o Unidad de Trabajo y localizado en un edificio de calle Carrera con Sazié, en las cercanías de la antigua Academia de Guerra, ubicada esta en Alameda con García Reyes.
Dicha Unidad de Trabajo era dirigida por dos oficiales de Ejército, con grados de mayor o comandante; y estaba integrada además por grupos de interrogadores, que se movilizaban a los distintos centros de detención, como el Estadio Chile, el Estadio Nacional y el Regimiento Tacna.
El coronel Jorge Espinoza Ulloa, jefe del centro de detenidos del Estadio Nacional, tenía como ayudante a un mayor de Ejército, y se encontraban bajo su dependencia varios 'departamentos', entre otros, uno de Logística dirigido por el teniente de Ejército Sergio Guarategua Peña (fallecido); de Extranjería, comandado por el mayor de Ejército Carlos Meirelles Muller (fallecido) y posteriormente por los oficiales Mario Lavanderos Lataste (fallecido) y Sergio Fernández Carranza; y de Operaciones, dirigido por el teniente coronel de Ejército Julio Fuenzalida Arancibia (fallecido); de este a su vez dependía un departamento de Seguridad, conformado por varios oficiales de Ejército.
Asimismo, desempeñaron funciones administrativas y de custodia de detenidos los suboficiales de Ejército que al 11 de septiembre de 1973 eran alumnos de un curso de ayudantía general en la Escuela de Telecomunicaciones, y que fueron trasladados al Estadio Nacional aproximadamente dos días después de esa fecha. Por último, en el recinto del Estadio funcionó un hospital de campaña, donde se desempeñaron médicos y personal del escalafón de Sanidad del Ejército.
En el Estadio Nacional era frecuente el interrogatorio bajo tormentos o torturas a los detenidos (sin perjuicio de que también se les dio muerte a decenas de ellos); siendo uno de los lugares más característicos en que se practicaban dichos procedimientos el Velódromo del Estadio, dependencia ubicada dentro del recinto, pero fuera de la construcción principal, donde se trasladaba a los detenidos después de ser llamados por altoparlantes a presentarse a un lugar conocido como el 'disco negro', ubicado en la pista de ceniza, para llevarlos con la cabeza cubierta al citado velódromo, lugar en que se les hacía esperar en las graderías hasta ser llamados a unas dependencias denominadas 'caracoles', en donde se les sometía a torturas.
Los interrogatorios y torturas eran efectuados por los grupos de interrogadores, y también integrados (aparte del personal del Ejército) por miembros de los servicios de inteligencia de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas, de Carabineros y también de la Policía de Investigaciones, así como algunos civiles que cumplían esa labor. Además, participaron en las torturas algunos miembros de las Fuerzas Armadas de países extranjeros, especialmente de Brasil y Uruguay.