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¿Chile necesita eutanasia? Debate parlamentario espera la voz ciudadana

Para nuestra sociedad hay algunos temas que evidencian el conservadurismo imperante y lo difícil que se vuelve entender y respetar algunas decisiones personales complejas. Es lo que ocurre con la eutanasia.
 
La eutanasia es “la muerte dulce”, según su etimología, pero se entiende como el acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra. En teoría se lee como algo sencillo.
 
Sin embargo, en una sociedad con una fuerte carga formativa religiosa y que, según sea el caso, respeta y ensalza la vida, entender la eutanasia es casi imposible de asimilar.
 
Casos recientes
 
Paula Díaz, una joven de 19 años sufre desde finales de 2013 una extraña condición que, hasta ahora, los médicos no han podido diagnosticar de forma concluyente. Según la familia de Paula, por más de cuatro años y en forma creciente, ha presentado movimientos involuntarios, pérdida de conciencia, parálisis de sus extremidades y, sobre todo, un dolor que la joven califica de insoportable.
 
 
La joven solicitó a través de redes sociales que se le autorice la eutanasia, cosa que la entonces presidenta Bachelet no pudo concretar. "No tengo descanso, es algo tan terrible que no pueda descansar. Ni de día ni de noche. Ya no soporto mi cuerpo, no soporto no poder apoyarlo. Mi cuerpo está desgarrado. Ninguna parte puedo apoyar sin que me duela o no se rompa. Cómo no pueden entender que ya no puedo más", dijo en su mensaje a la mandataria.
 
Con anterioridad, el año 2014, Valentina Maureira, de tan solo 14 años, hacía un llamado público a la presidenta Bachelet: permitirle morir.
 
"Solicito hablar urgente con la presidenta porque estoy cansada de vivir con esta enfermedad y ella me puede autorizar la inyección para quedarme dormida para siempre", pidió a través de un video que subió a su cuenta de Facebook.
 
Valentina tiene fibrosis quística, una enfermedad hereditaria y degenerativa que afecta sus pulmones, hígado y páncreas. Lamentablemente, el 14 de mayo del año 2015, Valentina Maureira falleció producto de un deterioro en su estado de salud.
 
Debate abierto
 
El que ha levantado la voz en el Congreso sobre la eutanasia es el diputado del Partido Liberal Vlado Mirosevic, quien aclara que “el proyecto presentado tiene relación con la eutanasia activa, donde a quien lo solicite se le entregará ayuda para tener un buen morir, siendo diferente a lo que se conoce como eutanasia pasiva, donde no se induce la muerte”, explica.
 
 
“Actualmente un enfermo puede decidir detener un tratamiento médico libremente, lo que avanzado el tiempo podría, en definitiva, producir la muerte. Esto no es una eutanasia propiamente”, aclara el diputado.
 
Para el diputado es relevante también lo que se conoce como testamento vital: “Se trata de una especificación legal, en el Registro Civil o en una notaría, donde el interesado pueda dejar por escrito su deseo de acceder a la eutanasia pasiva”, añade Mirosevic.
 
En abierta oposición esta el grueso de la UDI, siendo el diputado Jorge Alessandri uno de los que públicamente ha expresado su rechazo. “Creemos que como país debemos avanzar en la eutanasia pasiva, por ser un tema sensible para las familias por ver desde cerca los dolores que se generan”, analizó el parlamentario.
 
En la misma dirección que Alessandri, la presidenta de la UDI, senadora Jacqueline van Rysselberghe, fue tajante en su análisis.
 
“En lo personal no estoy de acuerdo. La vida es un valor que no se puede relativizar. El Estado tiene la obligación de aquellas personas que están en una situación de una enfermedad compleja, ayudarlos a que puedan tener un buen morir si se quiere, pero matar personas aunque sea con su voluntad no corresponde”, sostuvo la legisladora.
 
Consultado el diputado socialista Juan Luis Castro sobre su postura frente a la propuesta levantada por el diputado Mirosevic aseguró que “hay plena disposición por mi parte, como presidente de la Comisión de Salud, para poder acoger y comenzar a tramitar los proyectos de una materia tan sensible como el fin de la vida”.
 
 
“En materia de eutanasia no hay que tener prejuicios, tengo la mejor disposición para poder iniciar el debate, sin menoscabar los proyectos del Ejecutivo en materia de fármacos, de tabaco o el proyecto de Isapres que vendrá próximamente”, completó el diputado.
 
Para Patricio Silva Rojas, médico y académico de la Universidad Central lo que sucede con la eutanasia, a pesar de ser un tema complejo “es bueno que el debate se abra en nuestra sociedad, porque esto tiene que ver directamente con la muerte digna o con el buen morir”, explica el Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud.
 
“La vigencia de este tipo de debates se debe a el natural envejecimiento de nuestra población y al cómo nos enfrentamos a la muerte. Queda claro que los dilemas religioso, filosófico, económico y sentimental son el eje de los argumentos”, comenta el médico.
 
Según el académico la masificación del testamento vital es un paso importante en la materia porque “permitirá tener de forma manifiesta la determinación de la persona frente a su muerte. Es bueno conversar, saber con sinceridad qué piensan las personas y avanzar en este tipo de materias es un progreso para la sociedad”, finaliza el académico.