Por Equipo Cambio21
Dos proyectos de ley considerados como emblemáticos en el saliente gobierno de Michelle Bachelet, nueva Constitución e identidad de género, viven distintas realidades desde que comenzó la segunda administración de Sebastián Piñera.
Respecto al ítem constitucional, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, anunció este jueves que La Moneda no avanzará en el texto que dejó enviada la exmandataria antes de dejar el cargo.
“No es un juego”, dijo en Icare el jefe de gabinete, sino que se trata de un escrito clave para fijar “reglas de convivencia”. Además, añadió que los posibles cambios que se le harán a la Carta Magna se realizarán en “un ambiente de acuerdos”, “sin improvisación” y no a “última hora”.
Por otro lado, sobre ley de identidad de género, que en la actualidad está en Comisión Mixta del Congreso, el titular de la Secretaría General de la Presidencia, Gonzalo Blumel, rebajó la suma urgencia que se le había otorgado en un inicio. En su opinión, “estamos hablando de 30 días que nos parece prudente para lograr consensos”.
Cabe sostener que el secretario de Estado le comunicó a la bancada de Evópoli el pasado miércoles que la iniciativa incluirá a los menores de 14 años de edad, pero con permiso de sus padres, para que puedan cambiarse su género ante el Registro Civil, lo que fue destacado por la colectividad, pero mirado con dudas por el comité de la UDI, que se opone a que la legislación contemple a los menores de edad.
“Temporada de letra chica”
Según Ernesto Águila, analista y académico de la Universidad de Chile, “más allá de algunas formas y llamados al diálogo que ha hecho el Gobierno, en los temas que son realmente importantes se comienza a mostrar su propia ideología e impronta”.
“Bajo este mandato, es evidente que el ítem constitucional se va a estancar y que no habrá interés en promoverlo, ya sea con el texto que envió la Presidenta Bachelet o con el tema mismo, además que si de la derecha dependiera le pondrían freno a la ley de identidad de género. Es más, probablemente tampoco va a avanzar el matrimonio igualitario, lo que hace aparecer el verdadero sello del Ejecutivo, que pretende dar una restauración conservadora y una defensa del modelo neoliberal, buscando soluciones dentro del mismo modelo”, explicó a Cambio21.
Por lo mismo, el docente remarcó que “el llamado en torno a cinco acuerdos nacionales deja afuera a la reforma tributaria, la reforma laboral, las pensiones, la Constitución de 1980 y los temas valóricos y de autonomía moral para las personas. Se trata de cinco áreas cuyos titulares las personas comparten, pero que deben avanzar en torno a proyectos concretos que todavía no han sido concretados. Creo que es temporada de letra chica”.
“Ojo que en algunos casos hay engaños, como pasa con la seguridad pública, donde dice que se necesita un acuerdo nacional, cuando los problemas no pasan por llegar a un acuerdo nacional. Es una manera un poco astuta el tratar de transferir a la oposición este tipo de problemas. La seguridad pública depende del gobierno, lo mismo que sobre La Araucanía, donde más que un acuerdo nacional con la posición se requiere un acuerdo con el pueblo mapuche”, enfatizó Águila.
“Corcoveos conservadores y liberales”
Consultado por este medio, Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, expresó que “el tema constitucional y el cambio de la Constitución no tuvieron eco en ninguna parte”.
“Si muchos de los parlamentarios de la Nueva Mayoría se quejaban porque enteraban por la prensa, menos esta administración impulsará este proyecto, que por lo demás la oposición (de Chile Vamos) estuvo reticente a participar en el proceso que desarrolló el gobierno a través del abogado Patricio Zapata. Hasta Zapata se mostró sorprendido por el proyecto. Por eso que es esperable el actuar de La Moneda”, argumentó.
Ante el proyecto de identidad de género, el experto electoral indicó que “no hay mucho que decir porque está bastante avanzado”.
“Lo que pasa es que el Gobierno tiene una situación delicada. Si apura este texto vendrán los corcoveos de los sectores conservadores y si lo retiene tendrá la presión de los que son más liberales y de la oposición en general, aglutinándola en torno a eso. Para salir incólume tiene que deshacerse del problema y dejar que el Congreso establezca las urgencias o la celeridad de esa ley”, concluyó.