“Ante el pueblo y los pueblos de Chile”. Así fue la frase que señaló el nuevo Presidente de la República al asumir el más importante cargo de nuestro país.
El exdiputado magallánico Gabriel Boric asumió este viernes la Presidencia de Chile en una solemne ceremonia en la ciudad de Valparaíso a la que acudieron parlamentarios de todos los partidos y un nutrida representación de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo.
En el Salón de Honor del Senado, el nuevo presidente de esa cámara, el socialista Álvaro Elizalde, le impuso la banda presidencial a Boric, quien con apenas 36 años y un mes se convierte en el mandatario más joven de la historia del país.
Gabriel Boric prometió -es agnóstico y no juró- este viernes como presidente de Chile con la idea de dar un giro al país, que fue un exitoso laboratorio neoliberal, para impulsar un Estado de bienestar con conciencia feminista y capaz de reducir las desigualdades que definitivamente indignaron a gran parte de la sociedad chilena.
El exlíder estudiantil, es egresado y está por titularse en Derecho en la Universidad de Chile y fue diputado desde 2014.
Encabezará un país que cierra un ciclo de política tradicional, tras la revuelta o estallido social de noviembre de 2019 y, luego, la crisis económica que provocó la pandemia.
Boric pretende iniciar un camino hacia un Estado de bienestar al estilo de la socialdemocracia europea, para dar un golpe de timón y cumplir su palabra: convertir en "la tumba" del neoliberalismo a Chile, donde el 1% de la población posee el 26% de la riqueza.
Gabriel Boric asume con una crisis de credibilidad en la política, un recorte del gasto público en 22,5%, una estimada desaceleración de la economía para este año, una gran migración irregular y un conflicto histórico de tierras no resuelto entre el Estado y el pueblo Mapuche.
El cambio de mando del saliente mandatario derechista Sebastián Piñera se realizó en el Congreso de Valparaíso.
Hasta allí llegaron más de una veintena de invitados internacionales, entre ellos el presidente Alberto Fernández de Argentina, Pedro Castillo de Perú, el rey Felipe VI de España, el presidente de Bolivia, el de Uruguay, Paraguay y las escritoras Gioconda Belli, de Nicaragua, así como la 'best seller' chilena Isabel Allende, que integró la comitiva de Estados Unidos, donde reside hace más de 30 años.
Demanda social
Es un gobierno que tendrá que dar respuesta a las demandas sociales por mejor salud, educación y jubilación, y reducir la desigualdad social, exigencias surgidas en el estallido social de octubre de 2019 que golpeó a este país considerado uno de los más estables de América.
Otro reto será aunar apoyos para la parte final del proceso constituyente que este año debe convocar a un plebiscito para aprobar o rechazar una nueva constitución que reemplace la actual Carta Magna, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
Cambio generacional
El joven mandatario que prometió un gobierno "feminista" nombró en 14 de los 24 ministerios, mujeres de las más variadas profesiones, perfiles y edades, con un promedio de edad de 42 años, marcando un cambio generacional en la política.
Boric convocó a dos exlíderes estudiantiles con los que marchó en 2011 por una educación gratuita y de calidad y con quienes compartió un sillón en el Congreso: Camila Vallejos (33), su vocera de gobierno, y Giorgio Jackson (35), el ministro a cargo de las relaciones con el Congreso.
Igualmente estarán seis ministros que nacieron y crecieron en el exilio de la dictadura de Pinochet, entre ellos Maya Fernández, ministra de Defensa y nieta del expresidente socialista Salvador Allende.
A este nuevo equipo en el poder le tocará gobernar con un Parlamento fraccionado y una minoría de la nueva alianza oficialista conformada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, así como el apoyo del Partido Socialista, el PPD y otros partidos que gobernaron Chile por más de 20 años.
Pero no le bastará para obtener una mayoría mínima en el Legislativo que respalde sus propuestas, como una ambiciosa reforma tributaria que recaude el 5% del PIB para financiarlas.
Asimismo, chocará con la desconfianza en los sectores de derecha y ultra derecha y también otros de la izquierda más radical sobre si podrá realizar los cambios sociales que prometió.