Este año corresponde elegir el próximo Presidente de la República .
La derecha ha iniciado un proceso de primarias que indica su decisión de enfrentar este desafío en forma unitaria detrás de un solo candidato . Por su parte la centro izquierda ha comenzado a desarrollar en forma bastante fracturada un procesos de definición de ambos bloques opositores para decidir sus respectivos candidatos .
Resulta preocupante ver al sector político que en términos electorales representa la mayoría del país en una actitud de poca voluntad en alcanzar una fórmula que logre dos grandes objetivos : Derrotar a la derecha y construir una plataforma programática de gobierno que asuma en forma responsable el desafío de dar a Chile una alternativa que permita durante los próximos cuatro años avanzar en los grandes temas pendientes de cambios y reformas estructurales que requiere el país , enfrentar seriamente la situación de salud en su combate de la pandemia , facilitar todos los caminos para asegurar el éxito del proceso constituyente y desarrollar un programa de reactivación que permita poner en marcha la economía del país.
Este periodo presidencial de verdadera emergencia nacional requiere del máximo acuerdo y unidad entre todas aquellas fuerzas políticas que tengan la capacidad de construir respuestas unitarias a las grandes tareas pendientes y provocar los encuentros que permitan al país salir de la profunda crisis de credibilidad y de gobernabilidad que hoy existe.
En estos cuatro años se debe tener la voluntad y capacidad de avanzar en temas como el nuevo sistema previsional; la reforma integral al sistema de salud; la necesaria implementación de una nueva política tributaria ; definir la institucionalidad y cambios que requiere carabineros ; el inicio de un diálogo real en la búsqueda de soluciones definitivas a la deuda del estado de Chile con sus pueblos originarios; el cambio real de las políticas de protección y atención a los niños y jóvenes ( sename, etc.); la definición de una política migratoria humanitaria y responsable con las necesidades y realidades de nuestro país; la implementación de planes y eficientes líneas de acción que combatan efectivamente el narcotráfico en todos sus niveles y realidades, tanto en lo social como en lo policial; la ejecución de un efectivo plan descentralizador que avance en entregar atribuciones reales a los organismos e instancias regionales en las decisiones políticas, sociales y económicas de cada región; la ejecución de un plan reactivador de la economía nacional que busque potenciar el emprendimiento de las personas , la necesaria inversión que se requiere y la reactivación de la industria nacional; la búsqueda de los acuerdos necesarios para avanzar en la construcción de un modelo de sociedad más integrador y respetuoso de la dignidad y los derechos de las y los habitantes del territorio nacional. .
El proceso que debemos vivir como país requiere de dirigentes, organizaciones, instituciones y personas dispuestos a buscar los máximos acuerdos posibles para tener la capacidad y viabilidad de implementar los cambios necesarios que nos permitan ir avanzando en los caminos definidos por la vía del diálogo, los acuerdos y la participación y decisión final de toda la comunidad nacional.
Esta gigantesca obra requiere que las instituciones y organizaciones del país recuperen la confianza pública de los chilenos, perdida por el accionar de ellas mismas. La difícil y desafiante situación que hoy enfrenta el país es una inmensa oportunidad para demostrar la capacidad, generosidad y compromiso que tiene la política y los políticos en sus diferentes dimensiones, roles, funciones o creencias.
Es el momento de avanzar en la existencia de una democracia abierta, participativa y con las fortaleza para emprender los desafíos de este Chile que busca los caminos de su desarrollo en un escenario tan desafiante.
Eso se demuestra con acciones concretas que los chilenos esperan ver con mayor certeza en la actitud de quienes representan las ideas progresistas del país
Hoy la centro izquierda tiene la obligación histórica de entender la dimensión de la situación que vive Chile y su gente, y asumir en forma decidida los caminos que permitan los acuerdos concretos para construir una fórmula política de gobierno y avanzar en la búsqueda de los ideales definidos por todas y todos..
Solo logrado ese objetivo será posible realizar las tareas que requieren de la participación y compromiso de otros actores políticos, sociales, gremiales e institucionales para avanzar en una sociedad cada vez más inclusiva, participativa , abierta y equitativa.
Quien crea que los desafíos que vienen se podrán asumir desde una sola visión ideológica y/o política partidista está profundamente equivocado y desfasado de la realidad del Chile de hoy.
Si queremos lograr que la gente vuelva a creer y confiar en las instituciones permanentes de la democracia chilena debemos enfrentar ahora la responsabilidad que ello implica.
Aún es tiempo de lograrlo. Se han cometido errores. Pero no es el momento de indicar al otro sector para responsabilizarlo de aquello. Al contrario , lo que se requiere es de tener el coraje de dejar atrás en forma definitiva la forma de hacer política que ha existido y que ya no responde a los nuevos tiempos y en forma decidida dar los pasos para conseguir ese gran objetivo de una unidad práctica y concreta detrás de una misión épica comúnmente definida.
Este gran desafío y responsabilidad será la prueba para demostrar la verdadera intención de todos los actores políticos y sociales de buscar un país y una sociedad realmente integrada y respetuosa de los derechos de todos y todas sin excepción.
Es la hora de la unidad y de la acción conjunta en los grandes temas que preocupan a los chilenos.