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Imaginación ante todo: sepa por qué algunas leyes tienen curiosos nombres

Es una constante en las comunicaciones, donde todo se quiere identificar y darle un nombre. Todo. Accidentes, delincuencia, transporte, deportes, política y, hasta, el mundo judicial.
 
Las leyes, ni siquiera algo tan elevado y prospecto se han liberado de la denominación arbitraria. Si tomamos algunos de los avances legales más determinantes de nuestro país, encontramos que lo normal es, ahora, identificar una ley con un nombre.
 
Ejemplos
 
Si hacemos un recuento rápido, algunas surgen de forma espontánea: Ley Cholito, Ley Ricarte Soto, Ley Zamudio, Ley Emilia, Ley No Me Pregunten Más, Ley del Mono y la Ley Che Copete, entre otras.
 
¿Porqué se da esta tendencia? Es algo coloquial o la formalidad legal se refiere a ellas de esa forma. Es algo único de nuestro país o es una tendencia en el mundo entero.
 
Realidades
 
La situación reviste curiosidad, tanto que actualmente muchas de estas leyes siguen siendo denominadas por esta informalidad. Muchas veces su génesis se relaciona directamente con el nombre de denominación.
 
Para el sociólogo Juan Jiménez esto responde a una tendencia social en donde se busca “ejemplificar con un nombre que recuerde a una victima para así buscar hacer más profundo el sentimiento en la ciudadanía”, comenta.
 
Según el académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, tiene mucho sentido porque “las personas comienzan a valorar mucho más los elementos que se relacionan con los aspectos que involucra la ley, además de tomar una mayor conciencia del cuidado y el respeto de la situación”.
 
“Es posible que sigamos teniendo este tipo de denominaciones, toda vez que sea un elemento, una persona, un animal o incluso un accidente, lo que de pie para que una legislación sea discutida y aprobada”, afirma.
 
 
Según el diputado PPD Felipe Letelier esta situación no refleja en absoluto las discusiones que se puedan desarrollar en el Congreso, si no que más bien “se debe a la tendencia a generalizar que existe en nuestro país”, indica.
 
“Ni siquiera tiene relación con el parlamentario que presenta el proyecto de ley. Personalmente lo veo como algo un poco absurdo, no tiene nada que ver con el Congreso ni con los parlamentarios, pues nunca nos referimos a los proyectos con algún nombre”, explica el diputado.
 
“Lo veo como algo que se relaciona más con los medios de comunicación y su afán por masificar antes que con una cuestión parlamentaria. Yo veo que todo esto partió con la denominada Ley Valdés, la que tenía relación con las donaciones empresariales a organizaciones”, finaliza.