Esta semana fue de reuniones de política monetaria, y tanto el Banco Central (BC) de Chile como la Reserva Federal (Fed) de EEUU se inclinaron por una moderación de su discurso, anticipando un entorno más nuboso para este año.
El ex vicepresidente del instituto emisor, Jorge Desormeaux, analiza estas señales y expresa su conformidad con el giro que adoptó la autoridad monetaria local: “La señal que había dado el Banco Central (BC) era que nuestra tasa de política monetaria (TPM) estaba en niveles muy expansivos. El vicepresidente incluso señaló que había que corregir y, rápido. Ese mensaje siempre me preocupó”, según consigna Pulso.
¿Por qué le preocupó?
-Porque yo no tenía una visión tan optimista sobre la evolución de la economía, y por lo mismo me parecía peligroso que el BC iniciara una normalización predeterminada de la TPM, con un alza en cada trimestre, cuatro en un año. Me parecía una trayectoria demasiado agresiva en un BC que tiene tanta credibilidad, que podía perfectamente llevar a cabo una normalización más moderada.
¿Y qué le pareció la conclusión de esta última reunión?
-Esta última señal es tranquilizadora. Desde septiembre el BC ha dicho que su política tendrá gradualidad y cautela; gradualidad entendida como un alza de tasas por trimestre, y cautela, como flexibilidad para ajustar si el escenario central cambiaba. En el comunicado se enfatiza el último concepto, considerando el deterioro que ha experimentado el entorno externo. Es decir, el BC ha tomado nota de que la economía ha mostrado una desaceleración.
¿Cómo visualiza a Chile?
-La economía chilena está sana, es muy satisfactorio saber que la inversión está creciendo a tasas de 7% por 2 trimestres consecutivos. Pero la verdad es que desde el segundo semestre se ha estado desacelerando, afectada por la debilidad del mercado laboral, con efecto tanto en las expectativas de hogares y empresarios, como en la evolución del consumo. Las ventas minoristas de noviembre, prácticamente no crecieron: la venta de bienes durables mostró tasas negativas, y lo que es más sorprendente aún, el consumo habitual estuvo plano, creciendo 0,2% anual.
¿Cuánto proyecta de crecimiento para este año?
-En 2019, el crecimiento va a depender mucho de la evolución de la economía mundial. Estimo que estará en torno al 3,5%, pero si el mundo continúa perdiendo dinamismo, esa cifra será algo menor. Por otra parte, si los riesgos geopolíticos se atenúan, el dinamismo puede ser un poco mayor y acercarse a la proyección del BC, centrado en 3,8%.
¿Qué le falta para ir un poquito más rápido que el 3,5%?
-Cuando la economía empezó a acelerarse en el segundo semestre de 2017, en gran medida fue un fenómeno de expectativas, la gente estaba pensando que venían tiempos mejores, le creyeron a Piñera y el consumo se reactivó, y la actividad de las empresas también, pero con el paso del tiempo se vio que este impulso no era duradero.
¿Por qué hubo ese paso en falso?
-Las reformas de la administración anterior claramente no fueron amistosas con el mercado y eso pasa la cuenta. El avance en el programa de reformas del gobierno puede ser un elemento importante para mejorar las expectativas, especialmente en el empresariado.
¿Es la reforma laboral lo medular para este cambio de expectativas?
-Más importante que la laboral es la tributaria, porque su incertidumbre genera una amenaza para los negocios, y su complejidad es un tremendo impuesto al desarrollo de proyectos. Estoy convencido que la clave para agilizar la inversión es volver a un sistema más simple e integrado.
Los líderes empresariales han propuesto insistir con la rebaja de impuestos ante el menor déficit fiscal de 2018, ¿cree que se debería reevaluar?
-El argumento merece ser estudiado, pero temo que una parte importante de la mejora fiscal que hubo este año fue a raíz de un efecto por una sola vez, por la venta de una participación de SQM. Como eso no se va a repetir, no veo dónde está la holgura. Me encantaría que los impuestos a las empresas y personas fueran menores, pero la verdad esto debe ser evaluado en conjunto con los demás objetivos del gobierno, y uno de ellos, y muy importante, es continuar fortaleciendo la situación fiscal del país. Eso no se puede sacrificar.
Si bien Jorge Desormeaux anticipa que la economía tendrá un buen crecimiento este año, admite su preocupación por el mercado laboral y su impacto en el consumo. “Sabíamos que el segundo semestre de 2018 iba a ser de menos crecimiento que el primero, porque habría una base de comparación más exigente, y por la distribución de los feriados de septiembre; pero la verdad es que la desaceleración fue un poco más allá y eso se ha notado en el crecimiento del empleo”.
Se ha hecho notar que hay problemas en la medición, ¿lo comparte?
-Ha habido una discusión sobre si estamos midiendo mal los datos, y que el empleo crece más al incorporar datos administrativos. Pero incluso las cifras que provienen de esta última fuente, del sistema de pensiones, también indican que el empleo se está desacelerando. O sea cambiamos el termómetro, la temperatura es un poquito mejor que el termómetro del INE (Instituto Nacional de Estadísticas) , pero igual la temperatura va cayendo, y eso tiene un reflejo inequívoco en las expectativas de los hogares, de las empresas y en la evolución del consumo.
¿Cómo se explica que la inversión crezca y no se refleje en empleo?
-La inversión toma tiempo en materializarse, y la primera etapa está dedicada fundamentalmente a estudios. A medida que vaya pasando el tiempo, en la segunda mitad de este año vamos a empezar a ver que las empresas empiezan a activarse, y de hecho uno de los sectores que ya está dando señales de generación de empleo en forma sistemática, es la construcción. Es interesante además que las expectativas de los hogares son pesimistas respecto de la situación presente, pero consideran que estarán mejor en 12 meses más. Creo que la inversión va a estimular el empleo, lo que está por venir. La economía va a mostrar un segundo aire en el segundo semestre.
¿Qué le parece esta discusión respecto de la medición del empleo, llegó tarde el INE?
-El INE fue víctima de la postergación del Censo, que lo obligó a seguir trabajando con cifras del 2002, que estaban desactualizadas. El INE hizo su pega tal como lo ha hecho siempre, pero no tenía las herramientas para hacerlo bien, y eso ha llevado a buscar fuentes alternativas, pero el problema se resolverá en el segundo semestre cuando tengamos las cifras del Censo 2017.
¿Qué le parece que el INE haya anunciado una corrección interna de las cifras, justo cuando el gobierno está preocupado porque no baja el desempleo?
– Las cifras de empleo y desempleo son muy sensibles a nivel político, y de allí la presión para revisar las cifras y la sugerencia de la oposición de crear una panel externo. Por eso sería una gran noticia que progresara la legislación que le da independencia al INE, para así no tener ninguna duda acerca de las cifras que publica esta institución.
¿Las cifras siguen siendo confiables si el INE las corrige solo, sin un panel externo?
-Creo que en el fondo hoy en día no tenemos cifras confiables y punto. Aunque sabemos que ello se debe a las limitaciones que tiene el INE. La única información clara es que el mercado laboral está débil, ha perdido velocidad y esa es una realidad, incluso con las cifras del sistema de pensiones.