Oh I'm just counting

Piñera, un candidato suelto y sin orientación: Desde dicho racista a un haitiano "chocolate con crema chantilly" a los votos marcados

El candidato de la derecha nunca estuvo preparado para un escenario de segunda vuelta como el que enfrenta en estos días. No había diseño ni estrategia para sacudirse rápidamente la sensación de derrota que impregnó a toda la derecha la noche del 19 de noviembre tras no alcanzar la cifra mínima que esperaban: 40% de adhesión.

Estos días se ha visto a un Sebastián Piñera inseguro, dubitativo, errático y apelando a una idea de campaña que no ha sido beneficiosa: ha recibido más quejas y pullas que felicitaciones.
 
Se le aprecia desesperado, aunque todo su comando diga lo contrario. La estrategia de Sebastián Piñera luce sin preparación ni rumbo definido.
 
El candidato de la derecha nunca estuvo preparado para un escenario de segunda vuelta como el que enfrenta en estos días. No había diseño ni estrategia para sacudirse rápidamente la sensación de derrota que impregnó a toda la derecha la noche del 19 de noviembre.
 
En esta fase de la campaña para el balotaje se le ha visto improvisando, sin saber, incluso lo reconocieron en el seno del piñerismo, cómo moverse adecuadamente, en un momento donde cada paso en falso puede resultar muy caro. Además, el "fuego amigo" proveniente de sus propios adherentes lo ha herido en los pies. La afirmación anterior se refleja en las palabras del senador Manuel J. Ossandón, de la presidenta de la UDI Jacqueline van Rysselberghe ("no defiendo caballos cojos", dijo) y de Felipe Kast, quien ya anunció que no votará por un aumento de la gratuidad en la educación superior como prometio el aspirante a La Moneda.
 
Ha quedado claro que esta improvisación no rinde frutos al programa de campaña de Sebastián Piñera, pues lo vulnera y lo muestra como alguien inseguro, propenso al error y a decir mucho más de lo prudente y adecuado.
 
Esta semana dejó en claro cuán lejos puede llegar en su afán de protagonismo, aunque sin barreras y actuando instintivamente como ocurrió con su denuncia de supuestos votos marcados el pasado 19 de noviembre: “pudimos ver que muchos estaban marcados previamente, lo vimos todos el día de la elección, y estaban marcados por Guillier y por Sánchez, no por nosotros  (…). Las denuncias fueron planteadas por ciudadanos y fueron reproducidas por los medios de comunicación y, por lo tanto, todo el que quiera tener los antecedentes, están públicos”, fue su acusación. Después de eso la bola no dejó de crecer.
 
Periodistas, parlamentarios y la opinión pública le pidieron transparentar lo dicho. Él y su comando, minimizaron y restaron importancia a la acusación, poniendo más énfasis en la reacción de la oposición. El error ya se había consumado.
 
La seguidilla, propia de la desesperación, no se detuvo: actuando a tientas, Piñera ha vuelto a ser objeto de burlas, renaciendo las “Piñericosas”. Muchos escucharon con asombro cómo Sebastián Piñera aseguraba una continuación de la gratuidad, algo que meses antes rechazaba, para confirmar su permanencia como política de Estado. Una voltereta que trajo división al interior de su comando.
 
Otro elemento que ha generado la libertad que ha tomado Sebastián Piñera es la creciente diferencia que se ha levantado entre algunos de los principales rostros de su comando: Felipe y José Antonio Kast contra Manuel José Ossandón. Si bien posan junto al candidato, es sabido que ninguno de ellos apoya 100% al expresidentes. Realidad que esta semana se hizo público y se radicalizó.
 
Luego, siendo invitado al programa “Candidato, llegó tu hora” de TVN, empapado de la libertad que tiene el formato del panel, no se contuvo: lanzó una broma, racista e innecesaria, contra el haitiano Gyvens Laguerre, al que definió como un “chocolate con crema chantilly en la boca”, aludiendo a su tono de piel y sus dientes blancos.

O también cuando el viernes pasado fue al programa Matinal de canal 13, Bienvenidos, donde en vez de decirle al periodista Polo Ramírez le dijo Polo Maturana. Y le envió una fea talla o broma al animador del programa Martín Carcámo, sobre un hecho en que estuvo involucrado conduciendo bajo la influencia del alcohol: "Usted está completamente sobrio" le dijo el deslenguado y poco asertivo Piñera
 
El distanciamiento con la gente se ha hecho evidente, puesto que en la gira a la V Región que hizo el candidato la semana pasada, no solo fue “funado” en algunos lugares, sino que además quedó registrado cómo era ignorado por la gente cuando se subió a un bus de la locomoción colectiva.
 
Por último, los resultados de tan equivocado andar se vieron mientras Piñera fue entrevistado en Radio Bío Bío, momento donde dio a entender que se había equivocado en el tema de los votos: “Yo me arrepiento de muchas cosas”.
 
Eso responde no solo a la falta de respaldo interno que hubo sobre sus dichos sino también a la constatación general de que lo mejor era tratar de dar por cerrado este capítulo lo antes posible.
 
A una semana del cierre oficial de la campaña presidencial, no cabe duda que la incontinencia verbal de la que padece Sebastián Piñera le jugará otras malas pasadas y una merma en una campaña que se desmorora a ojos vistas. Es cosa de esperar unas horas.