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Segunda vuelta 2017: el triunfo de Piñera y la derrota del “antipiñerismo”

Por GUILLIERMO ARELLANO
 
 
Con un porcentaje más allá del esperado (54,57%), el candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, derrotó a Alejandro Guillier (45.43%) en la segunda vuelta celebrada este 17 de diciembre.
 
En un contexto de competencia que se visualizaba “voto a voto”, el exmandatario logró sorpresivamente más papeletas que las que sacó la saliente jefa de Estado, Michelle Bachelet, en el balotaje de 2013, factor que según el experto electoral Axel Callís se explica por “la entrada de votos nuevos” que se levantaron a darle el apoyo el exgobernante.
 
En cifras, 6.699.627 personas sufragaron en la primera vuelta del 19 de noviembre, mientras que 7.002.633 ciudadanos se hicieron presentes en esta jornada.
 
Por su parte, el analista Patricio Navia manifestó que “el discurso de la gratuidad, donde Piñera enfatizó que para acceder a ello se necesitaba tener mayor crecimiento económico, movilizó más a la población”.
 
“Además que a los efectos del último debate televisivo, donde Guillier estuvo mal, se suman los efectos que generaron los días finales de campaña”, insistió.
 
Como segundo elemento se menciona el “factor Ossandón”, el cual se vio reflejado en las comunas donde el senador de Renovación Nacional y excandidato de la primaria presidencial, ejerce de parlamentario (Santiago Oriente) y en el que su trabajo en terreno hizo posible subir la votación de la derecha.
 
El ejemplo emblemático lo da Puente Alto, bastión del exalcalde. Acá Piñera logró 42.690 votos y fue derrotado por la carta del Frente Amplio, Beatriz Sánchez. Sin embargo, en la elección de este domingo, el empresario registró 77.420, 20% por ciento más que hace cuatro semanas atrás.
 
 
A juicio de Patricio Navia, “las comunas históricamente de izquierda, que bordean el 60%, ahora secaron menos de eso. Y al revés, en Puente Alto, Maipú y Santiago Centro la derecha mostró un buen trabajo en terreno”.
 
Tercero, la “división de la izquierda”, lo que en opinión del analista Gonzalo Cordero se manifestó “en los dos programas que tienen, por un lado la Nueva Mayoría y el Frente Amplio por el otro”.
 
“Chile Vamos tuvo un discurso y un programa único. Y eso se reflejó en la campaña de segunda vuelta, no así la candidatura de Guillier”, agregó.
 
Derivado de lo anterior, se menciona lo "líquido" del voto del FA, cuya popularidad del 20% que marcó en noviembre terminó “diluyéndose”, de acuerdo al investigador Francisco José Covarrubias.
 
“Mucha gente joven de sectores altos y medios que estuvieron con Sánchez en primera vuelta no fueron a votar en el balotaje”, aseveró Evelyn Matthei, alcaldesa de Providencia y expresidenciable en 2013.
 
Quinto: un sector no menor del voto moderado y de la Democracia Cristiana (5,9% de Carolina Goic) terminó respaldando a la oposición. Así lo graficó por Twitter el diputado electo de la falange, Matías Walker: “a la luz de los resultados, está claro que gran parte del vilipendiado voto de centro (del cual incluso algunos negaron su existencia) inclinó la balanza en favor de Piñera”.
 
“Faltó más convicción para convocarlo. Las cifras son elocuentes”, alegó.
 
“El voto DC y de centro se fue con Piñera a causa del discurso duro de izquierda que aplicó Guillier”, remarcó Francisco José Covarrubias.
 
 
Sexto: el “antipiñerismo” como arma de batalla fue un absoluto fracaso en la contienda contra el hoy mandatario electo. Lo acentuó el diputado del Movimiento Autonomista, Gabriel Boric, como también varios analistas, dirigentes y líderes de la centroizquierda.
 
Conclusión final: no influyó el temido “voto nulo” de protesta. Este apenas llegó a los 76 mil versus las 65.814 unidades de la primera vuelta, lo que demuestra, como lo deslizó Patricio Navia, que “la incertidumbre genera más participación”.
 
Comenzaron los festejos y las autocríticas por partes iguales. Chile ya tiene Presidente.