El día en que "nació" Tony Manero, las discotecas no volvieron a ser las mismas. En todo el mundo el pasito del personaje de John Travolta quedó en el recuerdo hasta atravesar generaciones. Este martes se cumplen 40 años del estreno estadounidense de Fiebre de sábado por la noche. Un filme que entró en la historia por algo más que lanzar al estrellato a Travolta.

Pantalones con botamanga, camisas coloridas de cuellos larguísimos, cinturones de grandes hebillas, cultura pop, los gritos de los Bee Gees. Saturday Night Fever llegó a los cines de los Estados Unidos el 12 de diciembre de 1977 y nunca más se fue. Todavía es fácil encontrar continuas repeticiones en los canales de cable, retazos memorables en YouTube, remakes caseras, coreografías calcadas en fiestas y hasta memes.

Hoy Travolta tiene 63 años y su pareja de baile en esa cinta, la actriz californiana Karen Lynn Gorney, tiene 72. Ella -que encarnó a la bella y ágil Stephanie- quedó a medio camino de la fama. Pese a que ese papel le dio grandes posibilidades de éxitos posteriores, prefirió bajar el perfil y dedicarse al teatro y a la televisión.

A pesar de que con los años surgen versiones opuestas, se cree que el origen del filme estuvo en el artículo "Ritos tribales de la nueva noche de sábado", publicado en 1976 por la revista New York Magazine, que relataba las experiencias de un joven de Nueva York, quien encontraba un propósito de vida en las noches en que se despegaba de sus problemas e iba a bailar a un club nocturno de Manhattan.

Veinte años después de la publicación se supo que el autor de ese artículo, Nik Cohn, había mentido. El propio periodista admitió que todo sus datos fueron inventados y que su editor nunca se enteró.

Con guión de Norman Wexler, experto en dramas urbanos, que engordó la historia con conflictos familiares, sexualidad, un concurso de baile, un suicidio, Fiebre de sábado por la noche, dirigida por John Badham, fue una verdadera mina de oro. Se estima que recaudó 237 millones de dólares. Gran negocio teniendo en cuenta la inversión: poco más de 3 millones. Pero además de los billetes, la película resucitó e impulsó el movimiento disco por el mundo.

“Los Bee Gees ni siquiera estuvieron involucrados en la película al principio. Ellos sólo llegaron al proceso de postproducción. Yo pasé mucho tiempo sólo bailando Stevie Wonder y Boz Scaggs”, confesó años después Travolta.

Otras perlitas del filme: para la película Travolta tuvo que bajar ocho kilos. Y Fran Drescher (la actriz de la serie La niñera) se despachó con un pequeñísimo papel, Connie, una amiga de Tony Manero. Ese fue el debut cinematográfico de la actriz que luego sería popular en TV.

El golpe de efecto del personaje de Travolta fue tan grande que en Barcelona se creó el grupo Fundación Tony Manero, una banda que en los noventa hacía temas de estilo disco funk.

El American Filme Institute considera Stayin' Alive como uno de los 10 grandes temas musicales de la historia cinematográfica.

Quentin Tarantino decidió homenajear de algún modo la mítica película con una escena en Pulp Fiction. Todavía sigue viralizándose ese baile de John y Uma.

Días antes de ese rodaje, a la rubia le dio ataques de pánico por no estar a la altura del recuerdo de lo que significaba ese baile en la memoria de los espectadores.

Gracias a la película, Travolta devino en estrella. Al año siguiente, con Grease, obtendría suficiente crédito como para mantener un alto cachet en el cine por cuatro décadas. Muchos no saben que incluso la madre de John trabajó en la cinta. En una de las primeras escenas, una señora que aparece en la tienda de pintura es Helen Travolta.

En 1985, la fama de gran bailarín del actor le valió la "invitación" a bailar el rock & roll con Lady Di, postal que quedó en la historia.