Oh I'm just counting

Ahora fue el Puerto de Coronel: El nudo gordíano portuario. Por Andrés Rengifo, Ingeniero Comercial

Gordio era un labrador de Frigia (actual Anatolia, en Turquía) que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando los frigios decidieron que necesitaban un rey consultaron al oráculo, y éste les respondió que escogieran
al primer hombre que vieran subido en un carro.

Aquel hombre fue Gordio.

Proclamado rey de Frigia, fundó la ciudad que lleva su nombre y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carreta, y ató el yugo con un nudo tan complicado, que según la mitología griega nadie había logrado
desamarrar.

Quinto Curcio Rufo, relata en su “Historia de Alejandro Magno” el episodio en que este personaje, en su camino a oriente, se apodera de Frigia, y se entera que la tradición prometía el imperio universal al que desatara aquel nudo.

Alejandro enfrenta el reto, y soluciona el desafío cortando el nudo con su espada, diciendo: «Es lo mismo cortarlo que desatarlo».

El término "nudo gordiano" ha permanecido en el lenguaje para dar nombre a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar.

Y "cortar el nudo gordiano" significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema

Durante muchos años de observador y participe de la industria portuaria, he llegado a la convicción que la única solución permanente, de este ciclo de conflicto social, que se ha constituido en nuestro "nudo gordíano .portuario”, es eliminar la legislación especial, que creó la figura del trabajador portuario en el Código del Trabajo, permitiendo igualar, los trabajadores eventuales, a los derechos de todos los trabajadores chilenos

Esta solución simple, rápida, igualitaria ,audaz, es desoída por administradores portuarios y por dirigentes sindicales, porque rompe la estructura de intereses y control de este mercado laboral.

Por otra parte, el gobierno de turno no se atreve a avanzar en una solución definitiva, temeroso de las movilizaciones,
que igual siempre se realizan, y toma el camino de soluciones de parche, cada vez más caras e injustas, que pagamos todos, eternizando el ciclo.

Una breve de historia

Los estibadores hasta 1981, fueron los dueños del mercado laboral portuario por medio de la “Matricula“; sistema que permitía a quienes eran dueños de la titularidad, amparados en la fuerza sindical y avalados por el Estado, vender
los servicios de estiba a las diferentes naves y faenas determinando el número de trabajadores, turnos y calidad de servicio.

Por otra parte transaban su titularidad en un mercado informal de trabajo, creando la figura del “medio pollo” y “cuarto pollo” de funesta memoria.

En 1981, la dictadura militar compró la “matricula”, aunque los trabajadores portuarios no estaban de acuerdo, y no existía la posibilidad de negociar, el Poder Ejecutivo canceló, una suma, equivalente en dólares, alta para la época
y aseguro el empleo de los mismos estibadores, segun la version que me relató, un directivo del actual Puerto de Los Angeles, que visitó Chile en ese año, cómo parte de la delegación AFL CIO que evalúó el boicot de puertos americanos, en solidaridad con los estibadores chilenos.

Lo anterior significó desarrollar la figura jurídica del trabajador portuario eventual, y una clasificación especial en el Código del Trabajo (artículo 144 y adelante) que estableció el Contrato de Provisión de Trabajo con Finiquito Diario, es decir desde hace prácticamente cuarenta años, los estibadores son contratados por cada agente de estiba (empresas de servicios de muelle o agentes de nave, registrados en cada puerto) antes de cada faena, entre quienes posean una tarjeta que certifique haber realizado un curso de seguridad industrial, que emite la autoridad marítima DIRECTEMAR, la que es notificada previamente con una nómina o “nombrada” para su validación y acceso a los recintos portuarios, donde realizan la faena por siete horas y media, luego de lo cual son finiquitados diariamente, eternizando la precariedad del empleo.

Desde 1998 con el establecimiento de concesiones portuarias, se generó una realidad laboral de alta calidad de empleo, bajo el amparo de la legislación laboral común. este nuevo paradigma, en que, el eje esta en la relación empresa-trabajador, aumento la diferencia de los sistemas de contratación,

Algunos concesionarios se percataron con mayor o menor oportunidad, de la fragilidad de el modelo de contratación eventual, que es óptimo con la mirada del administrador industrial del siglo XX (prácticamente todo el factor trabajo
en costo variable), pero de un gigantesco riesgo a quien presta un servicio portuario en una economía globalizada.

El verdadero empleador del estibador eventual actualmente, es el dirigente sindical, que lo incluye en una nombrada, y se comporta como un capataz. A diferencia del proveedor de servicios de terceros, del régimen comun, no tiene ninguna responsabilidad contractual y no paga vacaciones , finiquitos, años de servicio y le basta una llamada de celular al gerente respectivo y el trabajador no vuelve a entrar al recinto portuario, generando una mayor dependencia y
precariedad laboral.

Controlar un elemento esencial del “core business” del negocio portuario como es la relación laboral, es fundamental, para asegurar a sus clientes una garantía de servicio continuo e ininterrumpido de naves. Paradojalmente, la parte patronal incentiva este clientelismo sindical por su menor costo directo y control de corto plazo, pero que no genera empleo decente y paz social.

¿Quién cortará el nudo gordiano portuario?