Oh I'm just counting

Así ha acabado el niño más fuerte del mundo.

El pequeño Hércules, como le decían a Sandrak, nació el 15 abril de 1992 en Ucrania. Sandrak llegó a levantar 100 kilos de peso con solo ocho años, y sus increíbles abdominales dieron la vuelta a un mundo que no sabía si maravillarse o escandalizarse.

¿Te acuerdas del niño más fuerte del mundo? ¿No? Con ocho años, este joven era capaz de levantar pesas de 100 kilos, un hecho que maravilló y horrorizó a partes iguales a la población mundial (o la parte que se enteró de su existencia). El caso es que ese niño con tableta de chocolate es, en la actualidad, un adulto normal.

Richard Sandrak, nuestro protagonista, defiende que su exhibicionismo de infancia siempre fue bajo su consentimiento, y que no fue culpa de sus padres que se convirtiera en una máquina de gimnasio tan temprano. Cuando se conoció su caso alrededor del mundo, varios médicos y docentes pusieron el grito en el cielo por las consecuencias físicas y mentales que podría tener esa obsesión por cultivar el cuerpo.

Hijo de dos inmigrantes ucranianos obsesionados con el fitness, el pequeño Richard se pasó la infancia comiendo legumbres (por su alto valor proteico), durmiendo en el suelo para mejorar su postura y, claro, haciendo cientos de series de abdominales, sentadillas y otras torturas para cualquier enano. En total, Richard entrenaba hasta siete horas diarias, pero todo cambió cuando su padre acabó en prisión por pegar a su madre.

 

"El pequeño Hércules" es ahora un joven de 25 años con ganas de ser físico cuántico. Captura vía Youtube

La noticia positiva es que el chico está sano y salvo, y parece que lleva una vida saludable a sus 25 años. El "pequeño Hércules" es ahora un grandullón simpático que parece haber desarrollado el natural y placentero gusto por las pizzas y los cruasanes de chocolate y ya no mantiene esa figura con menos de un 1% de grasa corporal que le propulsó a un dudoso estrellato.

Actualmente, Richard se paga las facturas como doble de acción en películas de Hollywood. Su trabajo consiste, mayormente, en calarse fuego varias veces al día y saltar desde alturas vertiginosas, pero se le ve feliz. Como cualquier otro chaval de su edad, todavía sueña con terminar sus estudios para trabajar como físico cuántico en la NASA. Si lo pone el mismo empeño que en sus abdominales de infancia, seguro que triunfa.

 

Ver video: