Existe un listado de dificultades y disfunciones sexuales que son muy comunes y se hablan poco. ¿A quién le sucede algo de esto? Tiene solución. El sexólogo argentino Walter Ghedin las enumera.
Conozca 6 problemas sexuales más frecuentes de lo que imaginamos
Por Gabriela Bustamante
Si la sexualidad va sobre rieles, ¡perfecto! ¡Sigamos así! Pero si esto no ocurre, si pasa algo, si falta algo, es necesario buscar ayuda profesional. El diario argentino Clarín lo consultó con el sexólogo Walter Ghedin, quien enumeró los problemas más frecuentes. Estos son:
1. Anorgasmia femenina
El orgasmo es una respuesta fisiológica, emocional y social: une el cuerpo a la capacidad de gozar y de compartir la experiencia sexual. Sin embargo, los condicionantes socioculturales han sido causa de muchas limitaciones sexuales. La anorgasmia (o falta de orgasmo femenino) se define como la ausencia persistente o recurrente del orgasmo tras una fase de excitación sexual o lubricación genital normal.
Es fundamental saber si están tomando fármacos, (antidepresivos, medicamentos para la diabetes o enfermedades neurológicas, etc.), la experiencia sexual previa, la relación que la mujer tiene con su cuerpo y un aspecto fundamental: la estimulación que reciben. Las mujeres son todas distintas en relación al tipo de intensidad que necesitan para desencadenar el orgasmo.
Un cuerpo negado a las experiencias de relajación y disfrute responde más a la normatividad social que a deseos más sinceros y profundos.
Si las mujeres pierden el orgasmo por la falta de conexión con sus sensaciones, también lo pierden cuando los machos se aprestan a penetrarlas con el mínimo estímulo. Y a ellos, el apuro, la ansiedad, les juega la mala pasada de no poder controlar la eyaculación.
2. Anorgasmia masculina
Los hombres también padecen anorgasmia o aneyaculación. Es menos frecuente y se define como el retardo o falta de reflejo eyaculatorio. El orgasmo en el hombre está asociado a la eyaculación, por lo tanto, en la mayoría de los casos, cuando esta falta, no se experimenta la vivencia. Esta disfunción sexual puede ser efecto colateral de algunos medicamentos (antidepresivos que inhiben la recaptación de serotonina), ansiedad, o bien personalidades rígidas, con rasgos obsesivos.
Este problema aparece por:
a. Información errónea, mitos, ignorancia, ideas rígidas, con respecto a la interacción sexual y social.
b. Culpa y ansiedad inconscientes relacionadas con el sexo.
c. Ansiedad o apuro por consumar el acto.
d. Escaso registro del cuerpo y las sensaciones que provienen de él.
e. Falta de comunicación en la pareja acerca de sus deseos, preferencias, fantasías, emociones.
3. Poco (o casi inexistente) juego previo
Convencerse de que la penetración es la meta necesaria en toda relación sexual es subestimar la riqueza que aporta el juego previo. No obstante, muchas mujeres demandan ser penetradas como condición erótica indispensable para valorar la relación sexual como “completa” o plena.
Considerar que la relación no tiene una meta preestablecida más que el disfrute mutuo ayuda a despejar las normativas del “cómo, cuánto y cuándo”. Es posible que no se disponga en la semana del tiempo y la predisposición anímica y corporal para tener un juego erótico más largo, pero entre “rapiditos” se puede alternar un “prolongado”, incluso los encuentros breves pueden servir como caldeamiento que prepara los cuerpos para un despliegue más extenso. Estos son los beneficios del juego previo:
a. Desnudarse, abrazarse, besarse, tocarse, conectarse con el cuerpo del otro y el propio abre los sentidos y las sensaciones erógenas.
b. Ayuda a dejar las preocupaciones y el estrés de lado.
c. Baja el pudor y la inhibición.
d. Ayuda a disipar los pensamientos críticos o la presión de rendimiento sexual.
e. Incluir variantes en el juego ayuda a proponer nuevas poses sexuales.
f. Se llega mejor al JP cuando se prepara el encuentro con una salida en pareja, llamadas insinuantes durante el día, o se dispone el ambiente con música, luces tenues, etc.
g. Los cuerpos que se liberan y disfrutan del sexo guardan memoria de la experiencia placentera.
h. El placer que produce el sexo, sobre todo cuando envuelve a todo el cuerpo y a las sensaciones que se despiertan, es una experiencia que se desea repetir
4. Dolor durante el coito
La dispareunia es el dolor durante el coito, tanto en el hombre como en la mujer. Primero hay que investigar las causas médicas que pueden estar generando el trastorno: fimosis (dificultad para retraer el prepucio), infecciones; falta de lubricación por menopausia (no ocurre en todas las mujeres) o fibrosis vulvar, etc.
Más allá de las causas médicas de estas dos disfunciones, existen factores psicológicos que tienen que ver con experiencias sexuales traumáticas, abusos, violencia, represión sexual, desconocimiento del cuerpo, falsas creencias respecto al sexo, pudores, fobias sexuales, falta de acuerdo en la relación, hombres apurados por penetrar que impiden que la mujer se lubrique, desavenencias conyugales que se dirimen en “la cama”.
5. Problemas con el sexo oral
Es una práctica muy placentera porque estimula zonas de mucha inervación y vascularización (glande, prepucio, testículos, labios mayores y menores, introito vulvar, clítoris, etc.). Pero no siempre gusta, o a uno le place y no al otro.
El sexo oral puede darse espontáneamente o bien algunas personas ponen reparos a la hora de hacerlo. Los hombres gustan más que las mujeres, excepto que el varón tenga eyaculación precoz, por lo cual puede rechazar o poner un freno al desarrollo de esta práctica. Las mujeres más sensibles a que el pudor o las inhibiciones pesen sobre el cuerpo son más proclives a rechazarla, sin embargo, cuando logran vencer esos frenos culturales o religiosos se animan y actúan con libertad.
Los tips más recomendables son:
a. No empezar el encuentro sexual con sexo oral, estimular otras zonas que caldeen el cuerpo.
b. Consentimiento: acordar juntos tener este tipo de práctica.
c. Recordar que hay personas que son muy sensibles a los olores (otras no lo son, al contrario, las estimula), en estos casos la higiene previa es recomendable.
d. Variar de ritmo e intensidad según se vaya dando la interacción.
6. Molestias en el uso del preservativo
Algunos hombres lo rechazan fundamentalmente por dos motivos: “le quita sensibilidad” y “tiene miedo a perder la erección”. Tanto en uno como en otro caso son ideas que se imponen, ya que el buen uso del profiláctico no debería provocar los problemas que se argumentan.
Sin embargo, existen hombres que sienten que “cortar el acto para ponerse el preservativo” suele enfriar el encuentro. La recomendación es muy simple: dejar cerca el sobre del condón y colocárselo como parte del juego erótico, todo es cuestión de un poco de práctica e imaginación.
En realidad no existe evidencia de que el látex puede quitar sensibilidad, ya que esta no es sólo local sino que compromete a todo el sentir corporal.
Esta idea de basa en la creencia de que sexo es solo genitalidad cuando en realidad intervienen un sinnúmero de factores que incrementan el placer (deseo, conexión, poses, fantasías, calor, humedad, olores, gemidos, frases, etc.)