No han pasado ni 24 horas del encuentro del papa Francisco con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance. No han pasado ni 24 horas desde esa última imagen del Papa, que llegaba justo después de una Semana Santa en la que ha participado -en contra la recomendación de los médicos- en casi todos los actos programados y propios de su mandato. Pero ahora, a media mañana de este Lunes de Pascua, el mundo entero lamenta la muerte de Francisco a los 88 años de edad.
Si bien, durante las últimas semanas, gran parte de la atención ha estado centrada en el estado de salud del Papa, el súbito comunicado del Vaticano alrededor de las 10 de la mañana ha generado una enorme conmoción. Según el Corriere della Sera, la causa principal de la muerte parece haber sido un ictus o también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), que es una emergencia médica que ocurre cuando el flujo sanguíneo a una parte del cerebro se interrumpe o se reduce, impidiendo que las células cerebrales reciban oxígeno y nutrientes. Esta interrupción puede ser causada por un bloqueo (ictus isquémico) o la ruptura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico).
Complicaciones de una neumonía bilateral
A decir verdad, su estado de salud era delicado, sobre todo después del último mes que estuvo ingresado en el hospital Gemelli. Todo después de unas complicaciones derivadas de una neumonía bilateral que le fue diagnosticada el pasado mes de febrero.
Tras varias semanas hospitalizado en el Policlínico de Gemelli de Roma por una infección respiratoria, parecía haberse recuperado tras recibir el alta a finales de marzo. Sin embargo, su estado de salud parece haberse deteriorado en los últimos días. El propio JD Vance reconoció, tras el encuentro mencionado a principio de este artículo, que vio al papa Francisco con una salud bastante delicado.
Qué es una neumonía bilateral
La neumonía bilateral es una infección respiratoria que afecta a los dos pulmones y que dificulta la respiración de la persona que la sufre. No obstante, la evolución siempre depende del paciente y su capacidad para responder al tratamiento.
Así, se trata de una enfermedad respiratoria que inflama los espacios alveolares de los pulmones, lo que hace que el tejido de los mismos se vea en un tono rojizo e hinchado.
Según informa la Sociedad Española de Medicina Interna, en un informe elaborado por el grupo de Educación para la Salud de la SEMI, los enfermos por neumonía suelen presentar los siguientes síntomas:
Tos que produce una flema de color marrón o verde.
Fiebre alta que puede ir acompañada de escalofríos febriles.
Disnea.
Dolor torácico (agudo o punzante que aparece o empeora al respirar hondo).
Otros posibles síntomas, aunque menos frecuentes, pueden ser los siguientes:Falta de apetito.
Cansancio.
Color azulado de los labios.
Cianosis.
Náuseas y vómitos.
Dolores articulares o musculares.
La mayoría de los casos pueden ser tratados sin ingreso hospitalario, con antibióticos, reposo, cuidados y líquidos, aunque otros casos que se complican pueden requerir hospitalización, como ha ocurrido con el papa Francisco.
Estado de salud del Papa
La salud del papa Francisco ha sido de atención constante en los últimos años de su pontificado, debido a una serie de complicaciones médicas que se han ido agravando con el tiempo.
Uno de los aspectos más delicados fue su estado respiratorio. El Papa fue hospitalizado en varias ocasiones por infecciones respiratorias, incluyendo bronquitis aguda y neumonía bilateral. En febrero de 2025, se le diagnosticó una infección polimicrobiana en las vías respiratorias, un cuadro complejo que requirió tratamientos farmacológicos específicos.
Problemas respiratorios
Estos problemas no eran nuevos en su historial clínico. Desde joven, Francisco arrastraba secuelas importantes: a los 21 años le extirparon parte del pulmón derecho debido a una grave infección. Esta cirugía lo dejó especialmente vulnerable a enfermedades pulmonares durante toda su vida.
En los últimos meses, sus crisis respiratorias se volvieron más frecuentes e intensas, con episodios de fiebre, dificultades para hablar y hospitalizaciones recurrentes.
En 2021, el papa fue operado para extirpar parte del colon a causa de una diverticulitis, una inflamación o infección del intestino grueso. Aunque inicialmente la recuperación fue favorable, la dolencia reapareció más adelante, aunque bajo control médico.
Posteriormente, en junio de 2023, se sometió a una nueva intervención quirúrgica para reparar una hernia incisional y eliminar tejido cicatricial. Esta operación estuvo probablemente relacionada con la cirugía anterior.
Dolores en las articulaciones
En los últimos años, el pontífice también sufrió serios problemas de movilidad. Los dolores en los ligamentos de la rodilla y la ciática crónica lo obligaron a usar bastón, andador y, en ocasiones, silla de ruedas para desplazarse.
Estas molestias limitaron su participación en actos públicos y afectaron su rutina diaria, aunque continuó ejerciendo sus funciones con esfuerzo y dedicación.