Oh I'm just counting

Delincuente de 34 años que dice que es empresario de Vitacura, le dio una brutal golpiza a un conserje, anciano de 70 años. Trabajador podría perder un ojo y el agresor quedó libre

Foto. El conserje de 70 años y el brutal agresor Martin De Los Santos Lehmann, de 34 años

Con graves fracturas y en estado de shock quedó un conserje de 70 años que sufrió un violento ataque de parte de un sujeto que, según los denunciantes, estaba bajo efectos de alguna sustancia, drogas o alcohol.

Guillermo Oyarzún llevaba años trabajando en un edificio de la comuna de Vitacura y a eso de las 3:30 de la madrugada del sábado recién pasado su vida dio un dramático giro.

“Salió a hacer su ronda nocturna y un tipo, sin mediar provocación, lo golpea por la espalda. Mi papá cayó al suelo y lo golpea con pies y puños”, contó Héctor, hijo de la víctima.

El atacante, de 34 años, identificado como Martin De Los Santos Lehmann le había pedido un cigarro y al no tener, porque no fuma, habría desatado su ira.

Guillermo está a punto de perder su ojo derecho. Además, sufrió múltiples fracturas, una de ellas en su mandíbula, lo que le dificulta comer, detalló el hijo. “El tipo lo dejó irreconocible”, lamentó.

Su recuperación tardaría alrededor de un año y actualmente, sufre también en lo emocional. “Está en shock. Está nervioso, llora a cada rato y no quiere decir más, porque psicológicamente está muy mal”, indicó Héctor.

Agresor asegura que fue una “riña” y quedó libre
Esa madrugada, el atacante fue detenido por personal de seguridad municipal de Vitacura.

En redes sociales se define como empresario y tras la golpiza -según testigos- se jactaba a gritos de ser (supuestamente) abogado y de tener buena situación económica.

Quienes lo vieron aseguraron que el sujeto generó otros escándalos durante la noche. “Sabemos que estaba con alcohol y drogas. Estaba totalmente descontrolado”, apuntó el hijo.

“Según él fue una riña y no se acuerda de nada. Mi papá mide un metro 60, es casi un abuelito... cómo va a ser una riña”.

Tras ser formalizado, el hombre quedó en libertad. Solo sujeto a firmar una vez al mes y arraigo nacional. Incluso, reclamaba que tenía un viaje al extranjero y ahora no podría concretarlo.