La dermatitis atópica suele aparecer durante la niñez y continúa, en muchos casos, durante toda la vida.
Produce insoportable picazón e inflamación de la piel, sarpullidos y puede favorecer infecciones. Otra consecuencia que habitualmente no se menciona es que es una enfermedad que causa vergüenza en muchos pacientes, sensación de impotencia y problemas en las relaciones sociales, incluso en el trabajo.
La mirada del otro se agudiza frente a los casos más severos y quienes la padecen deben sobrellevar ello también.
Afecta a un 10% estimado de la población mundial y es una categoría de enfermedades llamadas "atópicas" porque muchas veces la padecen las personas que también sufren de asma, rinitis u otro tipo de alergias.
El médico especialista en alergia e inmunología, Jorge Máspero (MN 67994) destacó que "tanto los niños como los adultos sienten vergüenza de mostrar las lesiones de la dermatitis atópica, que habitualmente se producen en las áreas de flexión de los miembros superiores, detrás de las rodillas y la cara, y también puede cubrir la mayor parte del cuerpo".
"La dermatitis atópica suele aparecer durante la niñez y continúa, en muchos casos, durante toda la vida".
Según el director médico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Alérgicas y Respiratorias (Cidea), "en muchos casos, ello les produce ansiedad, estrés, problemas de comportamiento, falta de concentración, entre otras consecuencias emocionales".
Los síntomas más comunes incluyen "piel reseca, escamosa y con picazón; grietas detrás de las orejas, sarpullidos en las mejillas, brazos y piernas. Alternadamente mejora y empeora.
Durante las exacerbaciones, se pueden desarrollar lesiones con secreciones o costras por el aumento del prurito, el rascado o infecciones", puntualizó el especialista.
La enfermedad no es contagiosa, como todas las atópicas es genéticamente determinada, es decir, heredada y se desarrolla en conjunto con la interacción ambiental.
"Suele aparecer durante la niñez en el 80% de los casos y si bien las formas leves pueden desaparecer en otros pacientes, la enfermedad continúa durante toda la vida -agregó Máspero-. Aunque últimamente hay muchos casos de aparición en adultos.
La gente que posee esta condición de la piel tiene una tendencia a: piel seca, fácilmente irritable; enfermedades de la piel relacionadas con el trabajo, como dermatitis en las manos; infecciones de la piel, estafilococos y herpes; problemas en los ojos, dermatitis en los párpados, cataratas atópicas; alteración del sueño; dificultades en las relaciones familiares, sociales e intrapersonales y limitaciones laborales.
El especialista enumeró los factores que pueden incrementar la dermatitis atópica:
-Determinados alimentos: una reacción alérgica a algún alimento puede desatar una exacerbación.
Esto ocurre en un 30% de los casos. Por eso, bajo supervisión médica y para evitar daños nutricionales, es importante detectarlo. Los pacientes pocas veces tienen alergias a más que uno o dos alimentos.
Las temperaturas extremas o los cambios repentinos de clima suelen no ser bien tolerados por quienes sufren dermatitis atópica.
-Tensión emocional: el enojo, la frustración, el estrés, entre otras emociones negativas, pueden perpetuar la dermatitis.
-El clima: temperaturas extremas o los cambios repentinos de clima no se toleran bien por quienes sufren dermatitis atópica. La alta humedad causa más sudor, lo que puede ocasionar picazón. Mientras que la poca humedad seca la piel, especialmente durante los meses de invierno.
-El ejercicio: frecuentemente resulta en sudoración que causa picazón. Por ello, se recomienda utilizar ropa ligera de algodón para reducir el sobrecalentamiento y evitar realizar ejercicio intenso durante las exacerbaciones.
-Otras alergias: los alérgenos dispersados en el aire, como el polen de gramíneas o los ácaros y epitelios animales, pueden afectar a los pacientes que sufren esta enfermedad.
Tratamientos recomendados
La mayoría de los tratamientos utilizan la combinación de estrategias para proteger la barrera cutánea con diversos tipos de emolientes y el uso de cremas con corticoides, las cuales se usan en los casos en que es necesario, u otro tipo de antiinflamatorios locales -como los inhibidores de calcineurina- los cuales suelen ser suficientes para mantener la afección bajo control. Sin embargo, en las formas más severas este tipo de tratamientos muchas veces no es suficiente y se recurre a tratamientos sistémicos como corticoides y/o inmunosupresores como la ciclosporina, el metotrexato, etc. los cuales si bien son eficaces, tienen el riesgo de múltiples efectos colaterales por el uso prolongado.
"Quienes padecen esta enfermedad suelen sentir vergüenza de mostrar las lesiones típicas que provoca".
"Una nueva generación de medicamentos biológicos está por llegar muy pronto a los especialistas que tratan estas enfermedades y son anticuerpos especialmente diseñados para bloquear las acciones de las citoquinas que promueven la inflamación de la piel y el prurito en la dermatitis atópica -puntualizó Máspero-. De éstas, la más avanzada y que ya se vende en algunos lugares del mundo (aún no en la Argentina) se llama Dupilumab y logra disminuir marcadamente la afección y el prurito en la mayoría de los pacientes con dermatitis severa, con mínimos efectos colaterales infinitamente menores que los tratamientos mencionados previamente".
Y finalizó: "Las principales recomendaciones para mantener la dermatitis atópica bajo control son: establecer una rutina del cuidado de la piel, usar ropa de algodón, registrar en un diario o calendario las veces y situaciones cuando se produce un mayor rascado con el objetivo de intentar limitar la exposición a esos momentos. Por ejemplo, muchas personas se rascan más durante su tiempo libre, entonces para ellos involucrarse con actividades que incluyan el uso de las manos los puede ayudar muchísimo, y aprender técnicas de manejo del estrés".