En el documental "La Cordillera de los Sueños", de Patricio Guzmán, resuena el pasado de este gran artista chileno en su país natal a través de la gran metáfora que representan Los Andes: imponente cadena montañosa que resulta imposible de olvidar. Ovacionado en la Salle du Soixantieme por un público emocionado con el contenido de este cierre final de su nueva trilogía sobre Chile, compuesta por "Nostalgia de la Luz" y "El botón de Nácar", Patricio Guzmán recibía los aplausos con su acostumbrada modestia pese al evidente triunfo del filme.
En "La Cordillera de los Sueños", como ocurre en anteriores trabajos del chileno, Patricio Guzmán narra con una profunda voz en off lo que sucede en pantalla: esta vez, el Chile que encuentra en el presente versus el Chile de sus recuerdos y pasado antes y durante el golpe de Estado de 1973. El Chile de los rascacielos versus donde vivió su niñez: una casa de barrio de Santiago de cuya estructura solo queda una fachada con ruinas en su interior.
Con un espíritu poético que sigue la línea usada en "Nostalgia de la luz" y "El botón de Nácar", pero más anclada en entrevistas a artistas y sus impresiones del modelo chileno, La Cordillera de los Sueños avanza poco a poco en su metraje hasta levantar una nueva casa desde donde el documentalista analiza, con fuerte ímpetu personal, el cambio brutal que vivió el país en estos 48 años de modelo neoliberal.
Artistas como el escultor Horacio Gazitúa, la cantante Javiera Parra y en especial el escritor Jorge Baradit, expresan sus personales visiones de un país cuyo modelo económico, según su parecer, ha hecho que “Chile pierda su alma”. Con sus comentarios sociales sin pelos en la lengua, sin duda que la vocería de Jorge Baradit lidera las opiniones vertidas en este trabajo de Patricio Guzmán, autor de otra trilogía clave en el audiovisual chileno: "La Batalla de Chile", que muestra con valiosos registros los convulsionados momentos “que nos llevaron al Golpe de Estado de 1973”.
Sería injusto reducir “La Cordillera de los Sueños” solo al plano de un documental político. Es un documental social y, por sobre todo, emocional. Ya lo dice su última frase, en boca del propio Guzmán: “Quiero que Chile sea feliz”.