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Editorial Cambio21: La irresponsabilidad gubernamental o la nueva normalidad

Las crisis sanitarias cuando devienen en crisis económica y potencialmente sociales requieren un manejo prudente de las autoridades buscando acuerdos transversales que permitan manejar esos complejos escenarios.

Sin embargo, la dupla Piñera/Mañalich ha optado por el camino del manejo triunfalista e inconsulto, tomando decisiones que el sentido común muestran que son erradas como es instruir que los funcionarios públicos pongan fin al teletrabajo y vuelvan a su actividad presencial, que se regule la apertura de los Malls y centros comerciales y se propicie que gradualmente se empiece el retorno a las actividades escolares.

Hasta el momento los informes del MINSAL revelan que hay más de 10.000 contagiados por Covid19, más de 130 fallecidos y claramente el país no está aplanando la curva como para tomar decisiones que hablen de una nueva normalidad y un triunfo sobre la pandemia.

Los anuncios de estas decisiones de normalización generaron un rechazo transversal a nivel parlamentario, los gremios involucrados e incluso los órganos autónomos del Estado como las universidades públicas, la Contraloría, el ministerio público y la mayoría de los municipios desestimaron la circular 18 firmada por los ministros Blumel y Briones insistiendo que ellos mantendrán la atención de los ciudadanos vulnerables, pero resguardando la salud de sus funcionarios.

Las comisiones de Salud de ambas Cámaras en una inédita declaración conjunta señalaron que “Nos parece una actitud irresponsable y temeraria de parte del gobierno de asumir “estados de normalidad”, cuando el número de muertes por causa de Covid19, el requerimiento de ventilación mecánica y el incremento de casos diarios infectados van en aumento. Consideramos que el confinamiento para la mayoría de los/las trabajadores/as, sean estos públicos o privados, debe extenderse y no relajar dichas medidas, dejando operativos solo aquellos empleos de carácter esencial. El funcionamiento de un mall claramente no es esencial en estos momentos”.

Claramente el gobierno no está equilibrando sus decisiones sino ha optado por dar “señales económicas” –producto de que se avecina una profunda crisis económica que FMI calcula en una caída de -4,5% del PIB para este 2020- en desmedro del combate al covid19.

Pareciera que los altos números de empresas paralizadas en su actividad productiva pidiendo suspensión de la relación laboral que al 16 de abril llegarían a casi 80.000 empresas y que implican cerca de un millón de trabajadores cuyos ingresos por los próximos tres meses serán cubiertos por el seguro de cesantía revelan una recesión de la actividad económica más allá de lo presupuestado por el gobierno.

Esto sumado a los 100.000 trabajadores despedidos más en marzo 2020 que el año anterior revelan que un 25% de los trabajadores con contrato laboral o estarán en el desempleo o en suspensión laboral con apenas 60% de los ingresos que tenían en el primer trimestre lo que revela una compleja situación de precariedad laboral que sumado a la situación de 2,7 millones de trabajadores independientes/informales que deben subsistir sin apoyo social del Estado nos habla de una situación social que puede complejizarse.

Ante este cuadro económico se toma una decisión irresponsable como es fomentar –en lenguaje de Piñera- “una nueva normalidad” que consiste en retorno gradual desde mayo de las actividades escolares, en abrir los Malls y los centros comerciales y presionar para que los servicios públicos de la administración central retomen su actividad presencial instruido vía circular 18.

La nueva normalidad es un discurso triunfalista del gobierno y eso significa fomentar la normalización de la actividad económica, tanto la productiva como la comercial, pero ella tiene un riesgo como es el aumento de los contagiados, que a juicio del gobierno parecieran estar controlados.

Por eso Piñera insiste en la cadena dominical en que nos debemos preparar “desde ya para vivir y trabajar en esta Nueva Normalidad” y probablemente como país veremos a un gobierno y a su coalición política desplegado en los medios escritos y televisivos tratando de aparecer como un gobierno eficiente que vence al covid19 y a la recesión económica, pero eso puede tener altos costos para la ciudadanía.

Pero Piñera hizo su apuesta –como buen jugador de póker que es- con el fin de aparecer como un líder que renació de las cenizas y de un bajo apoyo ciudadano. Así también le da relato a su coalición.