Oh I'm just counting

Enseñanzas silenciosas. Scarlet S. Elgueta, Becaria en Doctorado en Astronomía Universidad de Tokio, Japón

Lo que sigue es un relato basado en mi experiencia como mujer, aprendiz en el mundo de las ciencias en tiempos modernos. Hoy decido compartir mi más puro sentir respecto a esta vorágine de reacciones sedientas de “justicia” que lleva la palabra igual y sus derivados como estandarte. Me expongo a vuestro rechazo y lo acepto completamente, yo también me rechazaría si yo fuese la misma de un poco más de un año atrás.
 
Contextualicemos: Es de conocimiento público que en todas las disciplinas existen oportunidades donde los profesionales se reúnen para “actualizar” sus conocimientos o para aprender nuevas técnicas en sus respectivos campos. En Astronomía tenemos seminarios, workshops, conferencias, escuelas de verano y de invierno, maratones científicas y lo que se nos ocurra porque es una disciplina tremendamente dinámica, donde cada uno de nosotros debe estar a la vanguardia en nuestros respectivos campos de trabajo y es por eso que a nosotros como estudiantes, este tipo de instancias resultan atractivas, entre otras cosas (por no decir que nos gusta viajar).
 
Para participar en cualquiera de las actividades mencionadas arriba es necesario registrarse mediante un formulario donde entregas información básica. Entiéndase: nombre, contacto, género (que ahora es opcional), afiliación, nacionalidad y varios etcéteras a los que también puede agregarse una contribución voluntaria en forma de charla o poster.  Dicho esto, últimamente me ha resonado bastante la pregunta dentro de tales formularios que dice más o menos así: “¿Consideras que perteneces a alguna minoría?” sin siquiera preguntarte a qué minoría crees pertenecer, basta sólo con decir SÍ o NO. La pregunta de por sí es bastante inocente y directa, pero a muchos y muchas nos incomoda. ¿Por qué?
 
Déjeme contarle que hasta hace poco, la selección de participantes era hecha “a mano” por un comité de expertos asignado por la organización del evento. Estos expertos revisaban cada formulario de registro y de acuerdo a su criterio seleccionaban a los participantes. Hoy en día, tal proceso de selección aún se da pero está siendo rápidamente reemplazado por la tecnología disponible. Ahora podemos “entrenar” al computador para seleccionar a los participantes de acuerdo a una serie de criterios que la organización espera que el/la postulante cumpla. En simples palabras, imagine que usted está por lavar la ropa usando su lavadora súper moderna donde cada botón que aprieta es un criterio de selección. “Voy a lavar con carga media” puede ser traducido a “quiero que en mi conferencia haya 40% hombres, 60% mujeres”, “quiero agua tibia” puede ser entendido como “quiero que el 20% sea estudiantes de pregrado, 20% de magister, 60% de doctorado” y para rematar puedo pedirle a mi lavadora que centrifugue -suavemente- diciendo: “quiero que el 30% se sienta parte de una minoría”. Así entonces, dada esta serie de criterios que pueden o no ser satisfechos por las respuestas de los postulantes podemos inferir que el proceso de selección se vuelva más “automático” y por ende más “justo”. Lo invito a leer en inglés el siguiente artículo: https://danielahuppenkothen.wordpress.com/2016/03/14/organizing-astro-hack-week-part-2-selecting-participants/
 
Sucedió que en febrero mis colegas y yo nos registrábamos a un evento científico que está por venir, donde dicha pregunta de las minorías nos hizo eco. Recuerdo haber dicho “voy a responder que NO”. Prontamente recibí el golpe de realidad de parte de mi colega y amigo quien señaló que debería decir que “SÍ”. SÍ porque soy mujer en el mundo de las ciencias duras y SÍ porque soy chilena. Entonces respondí con un rotundo SÍ y entre broma y broma, la verdad se asoma: puede que hasta eso me diera más posibilidades de ser seleccionada.
 
Al ver que mis colegas hombres (blancos o no) pierden el interés en intentar postular o expresar una opinión que puede ser controversial para la mayoría, soy inmediatamente redirigida a este silente y aniquilador pensamiento dicotómico de “me rechazaron SÓLO por ser mujer” o “me aceptaron SÓLO por ser mujer”. Dicha dicotomía es producto de siglos de acción y años de reacción. SÍ, años de reacción efervescente y efectiva en busca de condiciones más igualitarias, que, lamentablemente, han llegado a su fin. Fin marcado por el advenimiento de una nueva era: la del exceso, proveniente de hombres y mujeres blancos desde la posición “aventajada” desesperados por “equilibrar” la balanza a como dé lugar, con la “inclusión” e “igualdad” como mantras.
 
No puedo evitar pensar en este exceso que se da en ciencias, donde cada vez vemos más premios, fondos, incentivos sólo para mujeres. Organizaciones científicas que requieren una cuota mínima de mujeres, o donde de plano se da privilegio a las mujeres. Entiendo la razón: son años de desigualdad, de opresión, es necesario incrementar el número de colegas mujeres en ciencias y poner a disposición todo lo que tenemos a mano para “emparejar” la pista, pero, de un tiempo a esta parte siento que ser mujer + científica + chilena representa casi mi declaración de lo “desventajada” que estoy respecto al resto (hombre, blanco) y que por ende soy merecedora de más ponderación en la categoría de ser parte de una minoría, una minoría a la que no elegí pertenecer al igual que aquellos que pertenecen a la mayoría “aventajada”.
 
Si hemos de emparejar la pista, entonces olvidémonos del género del postulante, de su nacionalidad y de su sensación de pertenencia a una minoría. Enfoquémonos en lo que realmente importa: las ideas, el trabajo y la experiencia. Así, el criterio de selección podría conocerse de una buena vez y entonces dejar de sentirse tan incierto e incómodo.
 
Porque ES incómodo pensar que finalmente fui aceptada en este evento científico no por los criterios que creo que de verdad importan sino por ser parte de este “centrifugado suave con carga media y agua tibia” que finalmente es una “característica” de la que nunca podré liberarme, independiente de cómo sea mi desempeño, siempre seré parte de dicho subconjunto que espero que con el tiempo deje de tener tal especial importancia.
 
Esta metamorfosis en la cual pasé de ser una orgullosa, firme y excedida combatiente a ser una científica que finalmente entendió que el género debe ser eliminado de la ecuación es una enseñanza silenciosa de la cual me siento agradecida.