Por Jacky Mercado
Después de tener sexo puede que uno se sienta más cansado. Aunque hay otras personas que, por el contrario, se llenan de energía. Pero ¿qué significa?
Para varias parejas, dormir después de tener sexo es algo que ocurre siempre. Varios opinan que en los hombres es más común que en las mujeres, pero sucede en todos los géneros.
Según se señala todo se debe a una cuestión de placer-confianza. Y lo explica de la siguiente manera. Luego del sexo, al llegar al orgasmo, se liberan hormonas como la oxitocina, la dopamina, la prolactina y la progesterona. Éstas provocan en la persona una sensación de alivio, bienestar y sobre todo, afecto. Al tener estos sentimientos, las ganas de dormir son más fuertes, ya que la persona no siente peligro, sino todo lo contrario, de dormir junto al otro.
Pero otro punto importante es que no todas las parejas llegan juntas al climax. Lo más común es que una parte lo alcance y la otra de demore un poco más, o que ni siquiera lo logre. Puede que se deba al aprecio, familiaridad y sentimientos que se entrecruzan, pero depende de muchas otras variables más.
Uno de ellos es que los encuentros íntimos regularmente ocurren en la noche, en una cama y después de una jornada laboral. Todas estas variables hacen que las personas estén claramente cansadas y agotadas. Al alcanzar el orgasmo dejan de lado todo el miedo que han estado experimentando al igual que sus niveles de ansiedad disminuyen. Dejando el terreno completamente liso para que el sueño se apodere del cuerpo y la mente.
Otra de las opciones es que el sueño y el sexo están 100% relacionados, uno incluso depende del otro si se habla de calidad. Un estudio, encontró que las personas duermen mejor después de tener relaciones sexuales. En el caso de las mujeres se elevan los niveles de estrógeno lo que aumenta la reparación neuronal.
Explicación para mujeres y excusa para hombres. En esto pueden derivar las conclusiones de una investigación francesa que escaneó el cerebro de varios hombres antes y durante un orgasmo. Al parecer, la corteza cingulada y la amígdala, dos áreas de la materia gris masculina, dan la orden al resto del cerebro para desactivar cualquier sensación de deseo después de una relación sexual. Perfecto argumento masculino para acurrucarse y entregarse al sueño…
“Estos experimentos nos dan las primeras pistas sobre lo que sucede en el cerebro durante el orgasmo. Después de tener un orgasmo, los hombres por lo general experimentan un período refractario por lo que no se pueden despertar”. “Para las mujeres parece ser diferente. No parecen tener un período refractario fuerte y pueden pedir más cuando sus parejas sólo quieren un descanso”, aclara.
“Tener sexo exige una importante actividad corporal, la cual decrece luego de producida la eyaculación y el clímax del orgasmo. Se denomina fase de resolución al período posterior a la descarga orgásmica, tanto en hombres como en mujeres. La diferencia entre uno y otro sexo está en la capacidad que tienen las mujeres de repetir sus orgasmos (multiorgasmo). Los hombres, en cambio, entran en una fase refractaria a nuevos estímulos sexuales (etapa que suele ser muy breve en los adolescentes o en adultos jóvenes, y más prolongada en los hombres mayores)”.
En este sentido, “la imposibilidad de volver a tener ganas de un nuevo acercamiento, más la relajación muscular, llevan con mucha frecuencia a que los hombres se duerman luego de tener sexo. A estas consideraciones de índole fisiológica se suman otras, como por ejemplo, la dificultad en la comunicación (‘no tengo nada para decir’), no saber expresar cómo vivió la experiencia (‘la pasé bien, eso es suficiente’), la automatización o las costumbres (‘siempre lo hicimos así’) y otras excusas (‘estoy cansado, mañana hablamos’)”.
¿Una conversación asegura la felicidad?
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Mimarse y hablar tras tener sexo es una forma crucial de expresar a la pareja su compromiso con el otro. La charla post-sexo podría ser tan importante como lo que pasa en la “previa” o, incluso, durante las relaciones.
Un estudio concluyó que la felicidad de una relación se solventa entre quedarse o no dormido tras una sesión de sexo. La investigación, dijo que encontró un mayor deseo de vinculación emocional, afecto y comunicación en aquellos participantes cuya pareja se durmió primero.
Las personas cuyas parejas se durmieron inmediatamente después de tener relaciones tenían muchos más deseos de abrazar y conversar que aquellas cuyas parejas que no se durmieron después del sexo. “Dormirse antes de la pareja puede ser una manera no consciente de cancelar cualquier conversación de compromiso después de relaciones sexuales”.