Por Margareth Núñez
¿Puede un hombre tener un orgasmo al estimular otra zona que no sea el pene? Sí, puede. Y, parafraseando al poeta romántico, quien lo vio, lo sabe. No se trata de modas, ni de gustos sexuales, ni de pericia, aunque ésta última sí que es necesaria. Lo del orgasmo prostático es, tal y como describe un estudio recientemente publicado por la revista 'Clinical Anatomy', una cuestión de pura anatomía masculina. No es broma. Aunque suene escatológico, estimular la próstata a través de la pared rectal puede provocar sensaciones excepcionalmente placenteras a los varones. Es así. El hombre tiene zonas erógenas más allá del pene así que… ¡Adelante, mis valientes!
Y adelante porque, a pesar de ser un técnica socorrida para multiplicar el placer masculino, el masaje prostático sigue siendo un tabú que merece la pena ser descubierto. Que nadie se asuste con las sensaciones nuevas. Hay que advertir que este orgasmo es distinto al del pene. Abre otra dimensión de placer a base de sensaciones más profundas. Eso dicen los sexólogos como Roy Levin que, en una investigación elaborada para la Universidad de Sheffield, advierte que, tras consultar la opinión de quienes lo habían probado, casi todos los hombres reconocieron su perplejidad ante semejante placer. Uno de ellos, según recoge el estudio, definió el clímax alcanzado con esta práctica como “una sorpresa gigante, un calambrazo perfecto”.
¿Cómo se hace?
Es fácil si sabes cómo. Despacito y buena letra. Se trata de encontrar en el hombre el equivalente al famoso punto G de las mujeres. Lo principal, según dicen los expertos, es la confianza, relajación e imaginación para dar con el Punto P masculino. Está situado en una especie de puerta sagrada y desconocida para el éxtasis: en el recto, en la próstata, junto al cuello de la vejiga. Es una zona riquísima en terminaciones nerviosas y a ella se accede, claro, a través del ano. Pero que nadie se asuste. Dicen quienes lo han probado que merece la pena.
Para conseguir este orgasmo de una manera plena y placentera es fundamental controlar la respiración
Se puede realizar introduciendo en el ano un dedo, un vibrador o cualquier tipo de arnés de penetración una vez que se ha estimulado la zona rectal. Al presionar directamente en los nervios que rodean la vejiga, el placer y la excitación son inmediatos. Los fluidos y la presión sanguínea se concentran en el final de la uretra creando una sensación de pesadez. Es en ese momento cuando se puede lograr un orgasmo sin eyaculación. Para conseguirlo de una manera plena y placentera para quien lo ejecuta y para quien lo recibe, también es fundamental controlar la respiración.
¿Así de fácil?
Sí. El orgasmo prostático es, como casi todo en el sexo, una cuestión de creatividad y valentía. El psicólogo Vicente Briet asegura que experimentar y buscar nuevas posturas o intercambiar los roles son algunas de las opciones más para combatir el día a día en la cama. Dejar los prejuicios fuera del dormitorio, salir de la zona de confort sexual, investigar otras zonas erógenas con la introducción de juegos nuevos y atrevidos son algunas de las pautas que casi todos los sexólogos recomiendan. Los límites no existen. Ya lo dijo Góngora: “A batallas de amor, campos de pluma”.