Expertos concuerdan que esto puede deberse al nivel de dopamina -neurotransmisor al que se le vincula con funciones como la memoria o la psicomotricidad- en el cerebro. Cuanto más sexo, más cantidad de dopamina produce el cerebro. Este no ha sido el último estudio al respecto, un grupo de científicos han demostrado que la actividad sexual no solo estimula el crecimiento de neuronas en el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria, sino que protege a las existentes de su envejecimiento natural.
Según María Esclapez, autora de Inteligencia sexual, esto se debe a dos motivos: “el primero tiene que ver con que la práctica de sexo contribuye al crecimiento nervioso en el hipocampo, parte del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje. El segundo motivo está relacionado con el aumento de la cantidad de dopamina, un neurotransmisor vinculado a funciones cognitivas, como por ejemplo la memoria”.
Y no solo por inteligencia, otros estudios revelan que las personas que practican sexo con asiduidad tienen menos probabilidades de desarrollar demencia u otras enfermedades degenerativas del cerebro. Esto sería debido a que «el sexo es capaz de restablecer los problemas que causa en nuestra cognición el envejecimiento así como mejorar la memoria a largo plazo, o sea que mantiene el cerebro más sano y joven durante más tiempo». Luego, también es cierto que practicar sexo a solas a través de la masturbación o en pareja tiene beneficios “ya no sólo en relación a lo cognitivo sino también en lo que concierne a la salud física y psicológica en general, como por ejemplo, la mejora del estado anímico, la reducción del estrés y la ansiedad o el mantenimiento de la musculatura pélvica, entre otros muy curiosos”. Por el contrario, un periodo de abstinencia prolongado de uno a tres meses en contra de nuestra propia voluntad podría tener ciertas desventajas en la salud.
Debemos procurar aceptar, ver y vivir la sexualidad desde un punto de vista positivo, pleno, consciente y libre de estereotipos y estigmas sociales. Cuando hablamos de inteligencia sexual nos estamos refiriendo a la habilidad de desarrollar el potencial sexual mediante tres aspectos del individuo que han de cuidarse y entrenarse con el objetivo de aumentar el placer sexual, individual o en pareja: La mente, la cual se entrena a través del conocimiento; el corazón, que se trabaja a través de las emociones; y el cuerpo, que se trabaja a través de la conducta.
Habría que debatir sobre lo que significa el concepto de virginidad. “Pérdida de la virginidad”, ¿qué se supone que estás perdiendo? Si lo traducimos como “el primer contacto sexual” en este caso, ¿no estarías ganando? La pérdida de la virginidad es un concepto que viene delimitado por el cristianismo como la “pérdida de la pureza”. Hablar de sexualidad bajo el paraguas de la religión. La sexología es una ciencia, así que no hablemos de perder nada, hablemos de ganar experiencias.
¿Es cierto que las personas más inteligentes -sexual o emocionalmente- tienen relaciones sexuales más tarde?
Ni antes ni después, las tienen cuando quieren tenerlas, que normalmente suele ser en etapas evolutivas acorde a las prácticas, que para eso son inteligentes emocional o sexualmente. Luego hay estudios que dicen que las personas inteligentes mantienen relaciones sexuales más tarde porque son conscientes de los peligros que entrañan (en relación al contagio de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados y bla, bla, bla.
Se dice que con una relación sexual a la semana es suficiente. La recomendación es trabajar para mantener una vida sexual placentera. ¿Las claves? Conocernos a nosotros mismos y saber qué queremos, para qué lo queremos, qué no queremos y dónde están nuestros límites. Aceptar que somos sexualidad desde que nacemos hasta que morimos y con ello aprender a cultivar el deseo; crear una sintonía entre nuestra mente, nuestro corazón y nuestro cuerpo; hablar con naturalidad de sexo, descartar estereotipos, mitos, creencias e ideas preconcebidas respecto al sexo, sentirse positivo y libre cuando se expresa la sexualidad en cualquiera de sus facetas, tolerar la expresión sexual de los demás, explorar el propio cuerpo sin vergüenza o sentimiento de culpa, descubrir lo que nos satisface sexualmente y comunicarlo a la pareja en caso de tenerla, practicar sexo seguro, saludable y ético, pensar en el propio placer teniendo en cuenta el de los demás y por supuesto vivir el “aquí y ahora”.
Cada persona tiene los suyos propios, sean estos cuales sean, jamás hay que llevar a cabo cualquier conducta que implique una falta de consentimiento o consenso, o que incluya prácticas ilegales, insanas o pongan en peligro al individuo.
Las cifras apuntan que mujeres y hombres somos infieles en la misma proporción, ¿por qué somos infieles?
En general, se podrían dar muchos motivos, tantos como personas en el mundo que hayan decidido ser infiel de una manera u otra, pero para resumir te voy a decir los motivos más comunes: sentir atracción por otra persona, desear sentirse deseado o deseada valga la redundancia, necesitar más variedad de estímulos o simplemente querer más sexo.