El consumo de cafeína ha estado a menudo vinculado a un menor riesgo de sufrir numerosas enfermedades, incluida la diabetes tipo 2, la cardiopatía y el infarto cerebral. Sin embargo, el mecanismo que propiciaba estos efectos positivos se desconocía hasta ahora.
Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores alemanes revela que la cafeína induce el movimiento de una proteína reguladora hacia las mitocondrias —que son las centrales energéticas de la célula— de las células cardiovasculares, reforzando su función y protegiendo a las células.
En el trabajo publicado en la revista PLOS Biology, los científicos germanos explican que la proteína p27, conocida principalmente como inhibidor del ciclo celular, promueve la migración de células endoteliales —que recubren el interior de los vasos sanguíneos—, protege las células del músculo cardíaco de la muerte celular y desencadena la conversión de fibroplastos en células que contienen fibras contráctiles. Todo ello es crucial para la reparación del músculo cardíaco tras un infarto de miocardio.
Los investigadores han determinado que estos procesos beneficiosos pueden lograrse con una concentración equivalente al consumo de cuatro tazas de café al día.