Craig Toley tenía 29 años cuando le diagnosticaron cáncer de tiroides, pero lo mantuvo en silencio hasta que cayó en una profunda depresión.
"Recuerdo que cuando me diagnosticaron, me fui del consultorio médico directamente al trabajo y laboré la jornada completa", dice este pesista británico, quien fue diagnosticado en 2016.
"No hablé con nadie durante tres o cuatro meses".
Después de casi perder a su padre por leucemia, Toley no quería hablar sobre su enfermedad, en parte para proteger a sus padres y en parte por "esa vieja cosa de hombres de 'sabes, estaré bien'".
"No hablaba de temas personales. No creía que debía hablar sobre cómo me sentía y descubrí que era algo completamente equivocado".
Según la organización benéfica Macmillan Cancer Support, los hombres tienen menos de la mitad de probabilidades que las mujeres de pedir ayuda cuando se les diagnostica cáncer.
Los datos analizados por Macmillan muestran que cada día en Inglaterra 400 hombres son diagnosticados con cáncer.
Los hombres tienen un 22% más de probabilidades de padecer cáncer y también un 45% más de probabilidades de morir por cáncer que las mujeres.
Macmillan revela además que el 49% de los hombres diagnosticados con cáncer experimentaron ansiedad durante el tratamiento y el 25% se sintieron deprimidos cuando fueron diagnosticados.
Por eso, la organización invita a los hombres a que hablen más, para aliviar la ansiedad y el miedo.
Dicen que es crucial que los hombres pidan ayuda antes de llegar a este punto de crisis.
"Un absoluto desastre"
Craig es levantador de pesas y decidió hacer frente a su diagnóstico de una manera práctica.
Organizó una competencia de fuerza, con lo cual tendría algo en lo que enfocarse luego de sus radioterapias.
Pero no funcionó de la manera en que el esperaba.
"Antes del evento, me di cuenta de que estaba en problemas y que mentalmente no estaba en un buen lugar", dice Craig. "Estaba destrozado, lloraba todo el tiempo".
"Recuerdo que en el trabajo iba y me sentaba a llorar solo en la oficina, sin saber realmente por qué, pero no podía parar".
El día de la competencia Craig estaba destrozado y tuvo que pedirle a su familia que se hiciera cargo del evento.
"Estaba escondido en la parte de atrás del gimnasio. Estaba sentando sobre una piedra de atlas, llorando con mi capucha sobre la cabeza", recuerda Craig. "Era un absoluto desastre".
"En ese punto me di cuenta de que no podía lidiar con el cáncer de la misma manera con la que había manejado mis problemas durante toda mi vida. No podía esconderlo en el fondo de mi mente y luego sacar provecho de ello cuando tenía que enfrentarme a algo doloroso, como levantar pesas".
Si bien esto fue un gran avance, este era solo el primer paso en su recuperación.
Aunque pensaba que estaba logrando enfrentar el problema, Craig cayó en una profunda depresión cuando tuvo que someterse a las tres pruebas necesarias para saber si estaba libre de cáncer.
"No me di cuenta de cuánto me iba a afectar esto, porque en tres semanas tienes tres pruebas y cada una podría haberme dicho que todavía tenía cáncer".
"Esto me destruyó por completo, nuevamente estaba llorando todo el tiempo, no supe cómo lidiar con eso".
No se lo contó a sus padres porque no quería causarles sufrimiento, pero tampoco quería lidiar con su cáncer de la manera en que lo había hecho su padre.
"Quería aprender de sus errores en términos de cómo lo manejó", dice Craig. "No lo enfrentó. Y aún hoy cuando aparece algo relacionado con el cáncer en la televisión, cambiamos el canal".
"Quería vencerlo adecuadamente, no quería simplemente mejorarme".
"Habla, llora"
Al momento de la última prueba, Craig vio una entrevista con Chester Bennington, el cantante de la banda Linkin Park que se suicidó. Craig se asustó al darse cuenta de que se sentía identificado con cada palabra que decía el músico.
Después de eso, decidió pedir una cita con el psiquiatra.
"Esa fue mi gran salvación", dice Craig.
Él recomienda que cualquier persona luchando contra el cáncer debe hablar con amigos, pero también con alguien profesional, alguien que haya tenido experiencia tratando con personas que estén pasando o hayan pasado por esa situación.
"Ayuda mucho, no puedo enfatizar eso lo suficiente".
Su mejor consejo para otros hombres que tienen cáncer es abrirse.
"Habla, llora, siéntate y llora a lágrima viva, sin importar frente a quién lloras, tienes que dejarlo salir, no es algo bueno a lo que aferrarte".
"Ahora lloro todo el tiempo, todos los que me conocen me han visto llorar en algún momento, pero me siento bien".