Se ianuguró en Espacio Matta de La Granja la exposición fotográfica “Restos de un estallido”, proyecto financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y ejecutado por el fotógrafo Pablo Maldonado y la arqueóloga Varinia Varela.
‘Restos de un Estallido’ es una exposición que nos lleva al pasado, pero un pasado no tan lejano. Nos lleva al 2019, específicamente a octubre, mes en que el pueblo chileno decidió salir a la calle a manifestarse como nunca antes.
Fueron miles las personas que asistieron cada semana a Plaza Dignidad o Plaza Italia para marchar contra innumerables injusticias. En cada manifestación fueron quedando objetos en la calle que nadie limpiaba, que nadie volvía a recoger, excepto Varinia Varela, que con su mirada arqueológica comenzó a coleccionar estos restos de rabia, de pena, de lucha, de compañerismo, que se iban acumulando en el suelo.
Sin darse cuenta, ya tenía una gran colección de “piezas” que de alguna u otra manera formaron parte del estallido social. Un día se los presentó al fotógrafo Pablo Maldonado, quien en ese momento comenzó a imaginar la exhibición: ‘Restos de un Estallido’.
“Hace varios años recorro en bicicleta el camino de mi casa al trabajo. Cruzo hasta el centro de Santiago pedaleando, cortando camino entre el parque Bustamante y el Forestal. Miro cuidadosamente el suelo para no accidentarme, los vidrios rotos pueden agujerear los neumáticos de mi bici, los hoyos del pavimento los sorteo para evitar una caída, así como las manchas de aceite en el asfalto. Miro el suelo como ejecutando una prospección arqueológica, buscando detalles, acciones, elecciones, fragmentos de historia”, comienza contando la arqueóloga y responsable de esta colección, Varinia Varela.
“Después del 18 de octubre del año 2019 las calles de mi recorrido mostraron objetos diferentes, algunos difícilmente reconocibles, objetos nuevos modificados por el tránsito de la ciudad, aplastados por las ruedas de los buses de Transantiago, aplastados por las ruedas de los móviles policiales. Objetos de niñez, coloridas bolitas de vidrio, junto a fragmentos de baldosas y pastelones, trozos de las tapas metálicas de fierro fundido que cierran las cámaras de los conductos eléctricos o del suministro de agua de la ciudad.
Aparecen cartuchos plásticos, de formas ajenas, que no reconozco y que llenan mi curiosidad. Más tarde aprendí que son efectos de los tiros efectuados por carabineros en contra de los manifestantes, entre los cuales me sumo”, continúa contando en su relato.
“Me entristece encontrar perdigones incrustados en el cuerpo y en los pies de una palmera del Forestal, cuántos de esos perdigones cegaron la visión de muchos de mis compatriotas. Comienzo a recoger objetos porque son parte de la historia que vivo. Recojo objetos cuyos cuerpos han materializado rebeldía y testimonio. Distingo una lata de pintura spray y pienso románticamente que se ocupó en una de las miles de obras, rayados, consignas, realizadas por los manifestantes en las paredes de la Alameda. Ahora convertida en una lata plana con dos bolas en relieve, casi una obra de arte”.
“Sigo recogiendo restos tratando de entender esta nueva materialidad de las calles de Santiago. Los restos se van acumulando en un museo, lugar donde trabajo. La recolección matutina muestra los hechos de rebeldía y represión de la tarde y noche anterior. Por la tarde se acumulan en casa los restos recolectados a mi regreso del trabajo. La plaza otrora Italia y hoy de la Dignidad es punto presencial obligado por un largo rato de mi día”.
“Fui mostrando mi recolección, de a poco, íntimamente, a veces como mis “hallazgosarqueológicos”, a veces como parte de una “confesión”, otras como parte de una ”aventura”, a veces tratando de explicarme, otra veces resentida, pero siempre recibí a cambio un sentimiento activo y conmovido. Recuerdo cuando Fernando y Pablo Maldonado llegaron al museo y tuve la oportunidad de mostrarles los “restos” y fragmentos ya comentados. A partir de ese momento, Pablo imaginó el proyecto que hoy materializamos en esta exposición”.
El fotógrafo Pablo Maldonado revisó la colección de Varinia y comenzó a proyectar estos objetos como parte de una exposición fotográfica.
“La fotografía del proyecto se hace en un contexto reflexivo, en donde las luces y sombras aportan una manera de mirar los objetos encontrados, es un ambiente más bien nocturno, evocando silencio y quietud en la mayoría de los casos. Es lo que quedó de días agitados, de estallidos diarios de lucha y opresión, días en que el pueblo chileno se convirtió en multitud y trabajó junta por conseguir cambios, frente a un Estado tieso que se refugió en sus aparatos de seguridad, en donde también se cuestionó una vez más a quienes le ofrecen seguridad tales aparatos”, relata Pablo.
Siempre me han interesado los objetos que reflejan el paso del tiempo, especialmente cuando ya están en ruinas, el caso de estos objetos tiene una variante, es que la ruina fue provocada por un estallido, es decir, el tiempo en que se transformaron no fue tan prolongado, pero debido a la fuerza con que ocurrieron los hechos, las ruinas aparecieron mucho más rápido”.
“La fotografía invita a la reflexión, la fotografía de ruinas o restos, considero que tiene una carga extra, invita a reflexionar incluso más allá de lo visto en la imagen inmediata y es una reflexión que siempre será muy personal”, relata el fotógrafo.
Pueden visitar la exposición de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas y de 15:00 a 18:00 horas. Sábado hasta las 17:00 horas. La entrada es liberada. Se requiere pase de movilidad habilitado.