Lizardo Garrido, ídolo de Colo Colo y campeón de la Copa Libertadores en 1991, se refirió en las últimas horas al duro presente que atravesó al ser diagnosticado recientemente con leucemia.
El 'Chano' presenta específicamente una leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer que, en adultos, se da porque la médula ósea produce demasiados linfocitos.
“Voy a dar la lucha hasta el final, de eso estoy seguro. Me da pena verme en las condiciones que estoy y darme cuenta de la cantidad de gente que me quiere. Ha sido una gran locura y las palabras que me entregan mis ex compañeros en el chat de WhatsApp del Eterno Campeón, del Colo Colo '91 y mis compañeros de cadetes son las más potentes y fuertes, las que me llegan hasta el alma”, declaró en diálogo con Las Ultimas Noticias.
“Se me quiebra la voz porque estuve con algunos hoy y me hablan cosas tan lindas. No sé cómo entraron. Vino Barti, el Bocón Ormeño, el Vasco (Severino Vasconcelos), el Chino Caszely, no sé por dónde entraron. Se las arreglan de alguna manera. También Pedro García y Arturo Salah”, agregó.
Respecto a cómo se llegó a ese diagnóstico, el campeón de América con los albos no permitió que “estaba bien, sólo comenzó con el herpes que tenía en el brazo derecho con formas de manchas blancas que me quemaban y causaban mucho dolor. Fui al doctor, me hicieron exámenes y me detectaron leucemia. El jueves me internaron. Estoy agradecido de la gente del país”.
En cuanto a lo que viene, el otrora defensor central dijo que “empiezo con tratamiento esta noche y en la semana sigo. Me ponen plaquetas. Están buscando el mejor tratamiento. Sé que tengo una cuestión grave, difícil. Por eso estoy en la UCI. Me llamó el presidente de Colo Colo, extraordinario. Me dicen que no me preocupe de nada y que vuelva a trabajar en Colo Colo. Los doctores de la clínica Alemana son capos. Me ven todos los días, pasan a cada rato, son extraordinarios, no tengo palabras de agradecimiento para toda esta gente que me ha tratado como rey”.
Para terminar, Garrido dijo que “en Colo Colo me enseñaron desde chico, cuando ingresé a los 15 años, que la lucha hay que darla hasta el final, hasta el final. Me enseñaron a no bajar jamás los brazos, a no entregarse nunca, que se puede jugar bien o mal, pero que tienes que dejar la vida en la cancha. Este es el partido más importante en mi vida y es el que tengo que ganar”.