El viernes 13 de abril Estados Unidos, Reino Unido y Francia atacaron territorio sirio donde—justificaron— se producían y usaban armas químicas, como las que el pasado 7 de abril, enfatizaron, se utilizaron en contra de la población civil siria que dejó envenenamientos en la ciudad de Duma, cerca de Damasco. Enfatizaron que se había utilizado un gas nervioso producido por la ahora ex URSS y con ello se involucraba a Rusia.
Desde el momento mismo en que surgió la noticia, el Kremlin negó tajantemente que se hubiese usados gas venenoso en contra de la población civil. Moscú pidió que expertos pudiesen ingresar al lugar donde se habría usado tal elemento y además envió a sus propios peritos para examinar el lugar. Nada encontraron.
Los medios occidentales, especialmente las televisoras difundieron electrizantes imágenes de personas que, explicaban, habían sido víctimas del ataque con armas químicas. Y se observaba como personas se lanzaban agua unos sobre otros y con mangueras mojaban a niños y mujeres.
Pero cuando los inspectores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), se preparaban para viajar a la ciudad de Duma y visitar los sitios donde, presuntivamente, se había usado el arma química, se produjo el ataque de Estados Unidos, Reino Unido y Francia. De tal forma, las pruebas que habrían confirmado o descartado que se usaron o no gases nerviosos, podrían haber quedaron sepultadas bajo escombros productos del bombardeo.
Pero vayamos al punto central de este asunto. La pregunta es ¿quién o quienes denunciaron el ataque con armas químicas? Se dijo que testigos observaron que desde una aeronave del ejército sirio se lanzaron uno o dos barriles conteniendo productos químicos, al parecer gas de cloro, que afectó a decenas de personas.
Los testigos son los de la cuestionada organización autodenominada “Cascos Blancos” y que—según señalan—se dedican al rescate de heridos de entre los escombros tras los bombardeos. Ellos fueron los que hicieron la denuncia y de ella se colgó y justificó Occidente su ataque del viernes pasado.
Pero las cosas no son tan ”así como así”. A juicio de analistas, observadores y periodistas occidentales en el área, Los Cascos Blancos no son tan “blancos” como lo que dicen ser. Estos son los “testigos de cargo” de la crisis.
La organización debe responder a muchas preguntas que hasta ahora están en el aire. Es la principal fuente de acusaciones en contra de Rusia, entre otras de bombardear atacar hospitales y asesinar niños.
Para comenzar, opera principalmente en las zonas controladas por los rebeldes sirios y ha sido acusadas muchas veces de falsificar pruebas de víctimas civiles como consecuencia de supuestos ataques aéreos rusos. Son utilizados por los medios de comunicación occidentales como herramienta de propaganda anti-siria. Se han publicado imágenes que indican la conexión de los Cascos Blancos con el Frente al Nusra y otros grupos yihadistas.
Y no es todo: el experto en Medio Oriente, Hasan Siviri dijo que “hay información de que la organización (Cascos Blancos) obtiene grandes sumas de dinero de Reino Unido y Francia, pero no vemos que los recursos se destinen a una verdadera ayuda humanitaria para el pueblo sirio. De hecho—agregó—con este dinero se financian grupos armados como el Frente al Nusra, conocido ahora como Fatah al Sham, cuyas actividades contribuyen a que se perpetúe la guerra en Siria.”
Muchos comentarán: “Pero claro, es alguien del Medio Oriente”. Pero veamos bien lo siguiente.
La periodista británica, Vanessa Beeley realizó una investigación sobre los Cascos Blancos, sus vínculos con los grandes medios occidentales y como estos frecuentemente citan a esta organización como “fuente fiable” al momento de informar de supuestos ataques químicos y bombardeos del gobierno sirio contra la población civil.
Vanessa Beeley afirmó que constantemente se producen acusaciones en contra de los “Cascos Blancos”, pero se les protege y nunca son investigados. Me quiero detener en esta organización porque sobre la base de sus testimonios Actuó Occidente. La periodista británica dice que “lo que hay de extraordinario con este grupo es que existe un gran número de acusaciones en su contra, especialmente del pueblo sirio. Así es que hay que hacerse la pregunta del por qué esta organización recibe tanta protección.”
Hay un adagio chileno que dice: “Más fácilmente se pilla a un mentiroso que a un ladrón”. Porque testigos oculares, profesionales, médicos que estaban y están en la ciudad de Duma, contaron la realidad de las víctimas de las armas químicas. Ya mencioné en este artículo acerca del video que muestra a personas “intoxicadas” por productos químicos.
Las siguientes son declaraciones de una persona, un testigo ocular que estaba presente cuando se desató el pánico, cuando se hizo el montaje de personas envenenadas con gas nervioso. Uno de los que estaban atendiendo a personas y no se percataron que eran grabados por un desconocido dijo:
- “Me llamo Alil Ajij. Soy estudiante de medicina. Trabajo en el hospital central de Duma. Un edificio fue bombardeado. Los pisos superiores fueron destruidos y se declaró un incendio en los pisos inferiores.
“Las personas de los pisos inferiores presentaban síntomas de asfixia, por el humo del incendio. Nosotros aportamos los primeros auxilios, basándonos en los síntomas de asfixia. Entonces llegó un hombre desconocido y dijo que era un ataque con sustancias toxicas. Tuvieron miedo. Familiares de los heridos se echaban agua unos a otros. Personas sin formación médica comenzaron a vaporizar salbutamol (un medicamento contra el asma) en la boca de los niños. Nosotros no vimos ningún paciente que presentara síntomas de intoxicación por sustancias químicas.
“Esa muchacha—indica a la pantalla del televisor donde se muestran las escenas del presunto ataque con químicos—ya tiene asma y con ese humo se convierte en asma traqueal”.
Esta fue la realidad. Esta fue la escena: pánico porque se les dijo que habían sido atacados con químicos y la gente, es obvio, se aterró. No fue verdad. Nunca lo fue. Pero se produjo una situación desesperada y esas escenas fueron las que captaron y grabaron las cámaras de los desconocidos y que más tarde dieron la vuelta al mundo. Esa fue la creación, el montaje que originó el ataque de Estados Unidos, Reino Unido y Francia a territorio sirio. Todo basado en una mentira. Y repito que me detengo en esa escena montada porque fue el gatillazo que originó un ataque por parte de Occidente.
La Primera Ministra del Reino Unido dijo en el parlamento que el ataque tuvo un “carácter humanitario” , que fue “una respuesta proporcional a un alivio humanitario” “y no tuvo por objeto derrocar el gobierno de Bashar Al Assad,” mientras que la oposición le dijo que todos los caminos no militares no fueron exploradas a fondo para evitar una intervención bélica.
¿Por qué EEUU, UK y Francia se basaron en una mentira, en un montaje burdo para llevar a cabo este ataque? Es algo que tienen que responder los autores de una acción que tiene al mundo con los nervios de punta.
El argumento de armas secretas no convencionales no es nuevo. Ya tuvo su debut con las “armas de destrucción masiva” en Irak.
La BBC publicó un reportaje que determinó que las mentiras de dos espías iraquíes jugaron un papel decisivo en la decisión de Estados Unidos de iniciar la guerra contra Irak. La misma BBC en un artículo publicado en marzo de 2013 sostiene que “el estudio periodístico muestra cómo, las evidencias de inteligencia apuntaban a que el régimen de Saddam Hussein no poseía armas de destrucción masiva”.
El presidente Vladímir Putin dijo que el ataque del viernes fue contra un estado soberano que está en la primera línea de la lucha contra el terrorismo.
¿Y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas? Bien, gracias. No aprobó la presentación hecha por la Federación de Rusia de condenar el ataque de Occidente contra Siria.
Los que originaron esta situación o quienes les ordenaron crear una situación que pudiera gatillar un ataque contra siria, deberán responder a sus propias naciones y al mundo.
En ese caso fueron las mentiras de dos espías iraquíes desencadenaron la guerra del Golfo. En este caso, serían los cuestionados testigos oculares que montaron una escena apocalíptica y que ha sido descubierta por los médicos que allí estaban.
He mencionado a los Cascos Blancos en varias ocasiones en este artículo. Pero hay detalles que hablan por sí mismos: su fundador fue James Le Mesurier, exoficial agente de la inteligencia británica.