Cecilia Giménez, la mujer que saltó a la fama mundial tras su peculiar restauración del Ecce Homo de Borja, ha fallecido este lunes a los 94 años en la residencia de esa misma localidad aragonesa donde vivía con su hijo, que tiene discapacidad intelectual, según informó El País.
Aficionada a la pintura, Giménez jamás imaginó que su intento de restaurar el fresco del Ecce Homo —ubicado en el Santuario de la Misericordia— acabaría generando un fenómeno viral que trascendió fronteras. Lo que comenzó como una acción bienintencionada se convirtió en uno de los episodios más comentados de la historia reciente del arte popular.
La imagen del Cristo, transformada tras la intervención de Giménez en 2012, fue rápidamente apodada en internet como "Ecce Mono", entre otros apodos, y provocó una avalancha de reacciones entre la crítica, el público y los medios. A pesar de la burla inicial, con el tiempo la restauración fue reivindicada como un icono del arte naíf involuntario y dio pie a un sinfín de expresiones culturales: disfraces, memes, documentales, e incluso una ópera estrenada en Nueva York.
El fenómeno impulsó el turismo en Borja, reactivando la economía local gracias a la curiosidad que despertaba la obra. No obstante, la repercusión también tuvo un alto coste personal para Cecilia.
Años después, y tras el reconocimiento de su impacto, Giménez fue homenajeada por diversas instituciones y recibió el afecto del público que llegó a comprender la dimensión humana de su gesto. Su obra, más allá de su técnica, se convirtió en símbolo de autenticidad, error y redención colectiva.
