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Historias de corresponsales extranjeros en Chile en dictadura: cómo hicieron para difundir la verdad. Por Enrique Fernández

¿Cómo fue posible que el mundo conociera lo que pasaba en Chile antes que lo supieran sus propios habitantes, durante la dictadura de Augusto Pinochet? ¿Por qué la comunidad internacional condenaba los crímenes y violaciones a los derechos humanos que se cometían a diario, mientras el régimen aseguraba que el país era “un oasis de paz”?

Eso fue posible, en gran medida, por el trabajo de los corresponsales de la prensa internacional, 17 de los cuales recuerdan ahora en un libro cómo hicieron para enfrentar la censura y la represión y así transmitir al exterior “la verdad de Chile”. Eran noticias sobre asesinatos, desapariciones, torturas y secuestros de miles de hombres y mujeres, que la prensa nacional controlada por la dictadura no se atrevía o no quería a publicar.

“Corresponsales bajo dictadura”, editado por el Fondo de Cultura Económica, tuvo su lanzamiento en la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), que se clausuró el último fin de semana n el Centro Cultural Mapocho. Tras el éxito de público de ese primer lanzamiento, estas historias de corresponsales tendrán una nueva presentación el próximo lunes 19 al mediodía, en el Museo de la Memoria.

CUANDO PINOCHET ENGAÑÓ AL PAPA

Son historias dramáticas, en su mayoría, como el caso del periodista argentino Leonardo Henrichsen, que filmó su propia muerte cuando un militar le disparó en medio del “Tanquetazo”, el frustrado alzamiento contra el Presidente Salvador Allende del 29 de junio de 1973. Esa fue la antesala del golpe que culminó con la muerte de Allende y la instauración de la dictadura.

También hay relatos pintorescos, como el de Orlando Milesi, de la agencia italiana Ansa, cuando recuerda la forma en que Pinochet engañó a Juan Pablo II al término de un encuentro en La Moneda, el jueves 2 de abril de 1987. En lugar de acompañarlo hasta la salida del salón presidencial, lo hizo asomarse al balcón de la Plaza de la Constitución. Por cierto Pinochet también se asomó, para que una multitud de adherentes y funcionarios oficiales los aplaudiera, juntos el Papa y el dictador, en una foto que dio la vuelta al mundo y que aparece en los anexos del libro.

En 250 páginas, sus autores despliegan un estilo veloz y cinematográfico, como Juan Jorge Faundes, de la agencia española Efe, cuando evoca sus contactos clandestinos con una joven mensajera del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Humberto Zumarán, de la Agencia France Presse, recuerda también los nerviosos momentos que vivió cuando el FPMR asaltó sus oficinas para difundir un comunicado subversivo.

HISTORIAS QUE NO SE CONOCÍAN

Irene Geis describe con buen humor un curioso desayuno  con Pinochet y Enrique Martini también recrea una conferencia de prensa del obispo Carlos Camus, infiltrada por un agente del régimen. Liliana Martínez, Carlos Cisternas y Enrique Guzmán de Acevedo recuerdan su arresto en determinadas coberturas informativas donde pusieron en riesgo sus vidas.

La escritora y académica María Olivia Mönckeberg, Premio Nacional de Periodismo, escribe en el prólogo del libro que “hasta ahora no se había hablado sobre lo que hicieron quienes, desde las agencias de noticias o como corresponsales extranjeros, traspasaron las barreras y fronteras para contar lo que ocurría, exponiendo en muchas oportunidades la vida o soportando amenazas y vejaciones”.

“Leída con ojos de hoy –agrega la escritora-, esta historia coral de los “Corresponsales bajo dictadura” habla de una gran hazaña colectiva que –sin proponérselo- juntó en el lugar y en el tiempo a un grupo de profesionales que aportaron lo suyo durante esa gran lucha que fue la reconquista de la democracia”.