Oh I'm just counting

Israel-Palestina: No es una guerra, es un genocidio: Por Danissa González Martinovic. Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas, Universidad Católica de Argentina

“He ordenado un cierre completo en la Franja de Gaza, no habrá electricidad, comida, agua ni combustible, estamos peleando a animales humanos y reaccionando acorde”, así lo asegururó el Ministro de Defensa Israelí, miembro del Likud.

Según la ONU “se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) Matanza de
miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Traslado por fuerza de niños de un grupo a otro”.

No se puede hablar de guerra cuando una de las fuerzas que pelea tiene a uno de los ejércitos mejor entrenados y equipados del mundo, mientras que del otro lado tenemos a una milicia que, si bien cuenta con el apoyo de otros
países, no posee ni la capacidad numérica, ni tecnológica, ni armamentística comparable con la de su oponente. No es ni siquiera una guerra asimétrica como podría ser el caso de la que se está luchando entre Rusia una de las súper
potencias militares y Ucrania que está armada por otras súper potencias militares.

Israel ha asesinado en un mes la misma cantidad de personas que ha asesinado Rusia en 21 meses, y si tomamos en consideración la población, Gaza con aproximadamente 2 millones de habitantes y Ucrania cerca de 40 millones, la relación de muertes ocasionadas por Israel es 400 veces mayor a la rusa.

Tampoco se puede hablar de guerra cuando una de las partes tiene la capacidad de ejercer un bloqueo total cortando los suministros de agua, alimentos, bombardea escuelas y hospitales y fuerza al éxodo a miles de personas de sus hogares, pero ahí sí podemos hablar de “crímenes de guerra”, que es lo que ha estado haciendo Israel desde que comenzó con su venganza, no ya respuesta, a la arremetida perpetrada por Hamás a comienzos de octubre.

Si bien los países tienen el derecho a responder a ataques sufridos asus ciudadanos, esta contestación no puede ni debe ser contraria al derecho humanitario. Porque sí, hasta las guerras tienen reglas, y éstas son
precisamente para proteger a la población civil.

Podemos coincidir en la atrocidad de lo ocurrido el pasado 7 de octubre cuando las milicias de Hamas ingresaron y asesinaron a más de 1.400 israelíes y secuestraron a otras 240 personas entre las que hay de variadas nacionalidades, en lo que denominaron “Operación inundación de al-Aqsa” haciendo alusión a la mezquita de Jerusalén que lleva ese nombre, la ha que sido fuente de disputas por su uso y control en varias ocasiones entre judíos y
musulmanes.

Sin embargo, si vamos (fríamente) a los números, en tan sólo 22 días entre diciembre del 2008 y enero del 2009, en lo que Israel denominó Operación Plomo Fundido, según el Centro Palestino para los Derechos Humanos, fallecieron 1.434 palestinos (cifra que coincide con las valoraciones de Naciones Unidas) de los cuales 960 eran civiles y 288 menores de dieciocho años.

La organización israelí para los derechos humanos B ́Tselem expuso que de los 1.387 fallecidos acorde a sus estimaciones 774 eran civiles y entre ellos hubo 320 menores de edad. Mientras que del lado israelí fueron 14, once soldados y tres civiles.

La delegación de Amnistía Internacional declaró que conforme sus investigaciones las fuerzas israelíes atacaron reiteradamente ambulancias y equipos médicos, matándolos en momentos que intentaban socorrer a sujetos heridos o recoger cadáveres. Las fronteras también permanecieron cerradas, por lo cual los habitantes no pudieron huir a lugares
seguros, obligándolos a servir de “escudos humanos”.

Así mismo informó que la destrucción ocasionada a empresas y servicios públicos no estaba justificada por razones de “necesidad militar”. Esto sin contar que millones de palestinos perdieron sus hogares. Ante esta operación el alto comisionado de los Derechos Humanos de la ONU elaboró un reporte, conocido como “Informe Goldstone”, en él se abordaron las infracciones a las normas del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos perpetradas tanto por las autoridades palestinas, pero sobre todo por las de Israel, ya que éste no sólo cometió homicidios y torturas contra civiles, incurrió en la utilización de escudos humanos y demolió sus propiedades, todos hechos que constituyen crímenes de guerra, sino que incluso perpetraron crímenes de lesa humanidad al privar a la población a medios básicos de subsistencia tales como el empleo, agua, vivienda y libertad de circulación, los mismos que hoy se están viendo vulnerados.

Luego en noviembre del 2012, Israel incurre de nuevo en Gaza con la Operación Pilar Defensivo, la que deja un saldo de 174 palestinos fallecidos (101 civiles y 33 niños) y al menos 6 israelíes incluyendo soldados y civiles. El resultado fue el
éxodo de 2.300 palestinos en escasos 8 días. Al año y medio siguiente, durante el verano del 2014 se produjo la Operación Margen Protector, el número de decesos palestinos varía entre 2.100 y 2.300 según la fuente, en apenas 49
días, de los que se estiman que alrededor del 70/75% eran civiles (4 niños palestinos morían por cada hora de la Operación), 100.000 habitantes sin hogar y 540.000 desplazados.

Del lado israelí perecieron 70 soldados, 6 civiles entre ellos 1 niño. La cifra actual de defunciones palestinas por la represalia por los ataques de Hamás es de 17.177 más 46.000 heridos en su mayoría civiles e infantes y contando... Es decir, la cantidad total de muertes palestinas SÓLO a partir del año 2008 y SIN contar las ocasionadas desde principios de
octubre es de 3.904.

Aunque conforme con los datos de la ONU, partiendo de enero del 2008 ha septiembre de 2023 se registraron 6.407 palestinos muertos frente a los 308 israelíes. Sin embargo, este número sólo incluye a los afectados que son consecuencia de enfrentamientos entre palestinos e israelíes en el contexto de la ocupación y el conflicto, y no abarca otras causas de muerte como enfermedades, accidentes o violencia interna.

Pero si tomamos en cuenta el período más largo desde la primera intifada de 1987 hasta (y sin contar) el reciente ataque del pasado octubre, de acuerdo con el Centro de Información Israelí por los Derechos Humanos de los Territorios Ocupados (B’ Tselem), y los informes del Ministerio de salud de Palestina y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), los palestinos tienen un registro histórico de 13.006 fallecidos, mientras que 2.816 víctimas fueron israelíes.

Es primordial destacar también, que las Operaciones realizadas en los años 2012 y 2014 las llevó a cabo el mismo Primer Ministro que hoy encabeza la presente incursión en el territorio de Gaza, Benjamin Netanyahu, quien gobierna en Israel desde el año 2009, siendo el líder del partido derechista Likud.

Con todo esto queda claro que ni Hamás ni la Yihad Islámica inventaron el conflicto, sino más bien que el conflicto las creó a ellas. Aquellos que perpetraron los atentados del 7 de octubre eran los niños que en el 2014 sufrieron las pérdidas de sus padres y hogares durante la Operación Margen Protector, fue entonces cuando el mismo Primer Ministro de ese entonces y que actualmente detenta el cargo, sembró el odio con sangre y humillación.

Hoy le toca cosechar su siembra.

Lo que Israel hace en Palestina es lo que se llama “colonialismo de colonos”, lo que diferencia a este tipo de colonialismo del que conocimos en América, es que éste no busca ni aspira explotar a los habitantes del territorio donde llegan, más bien su deseo es eliminar a la población nativa, convertirla a su religión, segregarla, encarcelarla, y/o asimilarla, lo que quiere decir que la población palestina en este proceso de asimilación forzada perdería todos los elementos de su identidad cultural, esto lo podemos ver en el hecho de que Israel no sólo está bombardeando la Franja de Gaza, sino además, en los territorios de Cisjordania que gobierna la Autoridad Palestina, en los cuales sus ciudadanos también viven bajo situación de segregación y son asediados por los colonos israelís.

Danissa González Martinovic
Lic. En Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas, Universidad Católica
Argentina (UCA)