Muchas personas compran leche semidescremada o descremada pensando que es más saludable, o que los ayudará a adelgazar. Pues si eres uno de los que hace esto, te tenemos una mala noticia: estás equivocado.
Múltiples estudios han comprobado que la leche entera, es decir, aquella que tiene más grasa, es más beneficiosa para la salud que otras procesadas y ayuda más a bajar de peso.
Que se sepa esto es de vital importancia, pues en nuestro país -que está entre los que tienen más obesidad en el mundo- existe el mito de que la leche semidescremada o descremada es mejor cuando uno quiere hacer dieta, en circunstancias que provocan el efecto contrario.
De entre las investigaciones que han probado esto destacaremos tres. En primer lugar, un estudio realizado por académicos canadienses y publicado en noviembre de 2016 por la revista científica The American Journal of Clinical Nutrition, analizó la dieta de 2.700 niños de entre 2 y 6 años de edad.
Éste comprobó que los niños que consumían leche entera tenían menos masa corporal que los que tomaban descremada, o sea, eran mas delgados.
La razón de esto es que la leche entera, al ser más completa, les quitaba el hambre a los pequeños. Esto resultaba en que después no sentían ganas de comer otros alimentos altos en calorías fuera de los horarios establecidos para desayuno, almuerzo y cena.
Y no sólo eso: quienes preferían la entera tenían mayores niveles de vitamina D, que protege los huesos y el sistema inmune, según informó oportunamente el periódico inglés The Guardian.
Los beneficios para la salud no terminan ahí, pues un segundo estudio, dirigido por el doctor Dariush Mozaffarian y publicado en la revista científica Circulation en marzo de 2016, concluyó que beber leche entera ayuda a prevenir la diabetes.
En éste se analizó la sangre de 3.333 personas durante 15 años, cuyas edades iban de los 30 a los 75 años. De acuerdo a la indagación, quienes consumían este tipo de leche tenían en promedio 46% menos de probabilidades de padecer diabetes, gracias a que este bebestible contiene tres subproductos que no están presentes en la semidescremada o descremada.
Además, está el hecho de que quienes toman leche baja en grasa, tienden a reemplazar esto último aumentando su consumo de azúcar o carbohidratos, los que propician la diabetes y otras enfermedades similares.
Al respecto, el doctor Mozaffarian explicó a la revista estadounidense Time que “creo que estos hallazgos, combinados a algunos de otros estudios, llaman a que se produzca un cambio en la política de recomendar productos lácteos bajos en grasa. No hay evidencia de que la gente que consume esto esté mejor que aquella que come los que tienen grasa”.
Por si todo esto aún no te ha convencido, tenemos un tercer estudio que mostrarte: una investigación llevada a cabo por académicos de Estados Unidos y publicada en la revista American Journal of Nutrition en febrero de 2016, también concluyó que consumir leche entera ayuda a no subir de peso.
La iniciativa se centró sólo en mujeres, analizándose 18.438 casos en total. De ellas, se determinó que quienes consumen lácteos altos en grasa tienen 8% menos de probabilidades de subir de peso o padecer obesidad que las que favorecían los descremados.
La conclusión de la indagación fue que “el mayor consumo de lácteos altos en grasa es revelante para prevenir la subida de peso en mujeres en mediana edad o mayores, que anteriormente tenían peso normal”.
Así que, en base a todas estas pruebas científicas, esperamos que la próxima vez que compres algún lácteo escojas la opción más saludable.