En su ya habitual y permanente cadena televisiva, el presidente Piñera respondió a la transversal crítica parlamentaria, de los gremios de la salud y de los comités de expertos sobre la apresurada decisión de fomentar el retorno gradual al trabajo presencial de los funcionarios públicos, abrir los Malls y centros comerciales de acuerdo a la nueva regulación del Ministerio de Economía y la normalización de las clases presenciales desde mayo en todo el sistema escolar.
Ante la crítica sobre que de dicha decisión es riesgosa porque aún "no se aplana la curva de los contagiados del Covid19" y que por esa vía está arriesgando la vida de ciudadanos y funcionarios, el -como es habitual en su vida política- arriesga su capital y llama a la ciudadanía a "prepararse para la Nueva Normalidad".
La Nueva Normalidad –es según Piñera en su discurso- es lo que "deberemos vivir con el Coronavirus entre nosotros, por un período que estimamos en hasta 2 años, durante el cual deberemos compatibilizar la protección de nuestra salud con el trabajo y las necesidades de nuestras vidas".
O sea en nombre de la Nueva Normalidad se deben retomar las actividades productivas, del comercio, las clases presenciales porque así "también nos estamos preparando para enfrentar la peor recesión económica mundial de los últimos 90 años",
O sea, la Nueva Normalidad es el mantra gubernamental donde se puede lograr el doble triunfo piñerista que es derrotar al Covid19 y también a la Recesión económica.
En función de ese discurso triunfalista de la Nueva Normalidad señaló en su cadena habitual que "no existe ninguna contradicción entre proteger la salud y proteger lostrabajos y los ingresos". Son dos caras de la misma medalla.
De este modo Piñera le devuelve Relato Político a sus adherentes y a su coalición política, confiado en lo que dice su encuesta Cadem de que ya tiene un 25% de aprobación ciudadana, que espera incrementar desde ahora con el despliegue de sus voceros y aliados políticos en los medios escritos y televisivos, especialmente los matinales donde desde este lunes veremos el copamiento del discurso de la Nueva Normalidad. Por eso, su discurso televisivo termina reiterando su meta "unidos y firmes vamos a superar esta pandemia y esta recesión".
Piñera como jugador-especulador hace una jugada arriesgada, confiado que la curva de contagiados seguirá en la meseta se vuelca a empezar a normalizar la actividad económica para evitar el pronóstico del FMI que anunció una caída del PIB de -4,5% para este 2020.
Su arriesgada e irresponsable apuesta está fundada en las proyecciones negativas del FMI, de la baja de expectativas en mundo empresarial y de los preocupantes datos del mundo del trabajo que informaban este viernes que cerca de 80.000 empresas y aproximadamente 1,0 millón de trabajadores estaban solicitando acogerse a "la suspensión de la relación laboral" que creó la ley de protección al empleo, que las empresas no eran sólo PYMES sino empresas grandes como HyM, Ripley; Paris lo que significaba aproximadamente un poco más del 20% de la fuerza laboral, lo que significaba una cifra preocupante que tiene un fuerte impacto en la capacidad productiva del país.
Su apuesta de la nueva normalidad busca remecer a la base empresarial y a empezar a mover una economía -al parecer completamente paralizada por miedo al Covid19- y por eso insiste cuidar la salud de las personas y reactivar la economía son dos caras de la misma moneda.
La oposición en las últimas horas mostró una reacción unitaria ante estas "señales económicas" , en especial solidarizando con la ANEF que se preocupó de lograr el apoyo parlamentario de toda la oposición para rechazar el retorno a las labores presenciales.
Un gesto relevante fue la declaración de todos los parlamentarios opositores de la Comisión de Salud del Senado y la Cámara de Diputados donde señalaron que "Nos parece una actitud irresponsable y temeraria de parte del gobierno de asumir “estados de normalidad”, cuando el número de muertes por causa de Covid19, el requerimiento de ventilación mecánica y el incremento de casos diarios infectados van en aumento. Consideramos que el confinamiento para la mayoría de los/las trabajadores/as, sean estos públicos o privados, debe extenderse y no relajar dichas medidas, dejando operativos solo aquellos empleos de carácter esencial. El funcionamiento de un mall claramente no es esencial en estos momentos".
Las redes sociales con calificativos de "irresponsabilidad, de falsa normalidad, de cuidar la vida de las personas y lamentar apertura de Malls" se sucedieron en las cuentas de los parlamentarios.
Ahora con su cadena televisiva ha respondido Piñera y con su idea de Nueva Normalidad anuncia nuevos proyectos de ley para regular "el teletrabajo en sector público, para proteger a las familias y trabajadores informales y vulnerables, y para proteger a los trabajadores que emiten boletas de honorarios"; los que probablemente irán acompañados de "discusiones inmediatas" que le permiten al gobierno aprobar sus proyectos de ley en una semana, incluso aprobando malos proyectos de ley como el de Protección al empleo que desprotegió a las trabajadoras de casa particular y permitió acceder a la suspensión laboral a empresas grandes con importantes utilidades como las del Retail y la norma legal no puso foco en apoyar prioritariamente a las empresas PYMES.
A nivel social será más difícil implementar la Nueva Normalidad, ya los rectores de la Universidad de Chile y Católica –ambos médicos- señalaron post cadena televisiva que las clases presenciales en estas instituciones no volverán en abril y tampoco en mayo porque “no están dada las condiciones”.
A nivel municipal probablemente habrán muchos alcaldes -posiblemente la mayoría- como el doctor Luis Mella de Quillota que señaló que “si tengo la convicción de que una orden del gobierno pone en riesgo la vida de los habitantes de mi comuna, es mi deber no acatarla. Normalizar la vida cuando todo apunta a casos positivos en aumento, es simplemente inaceptable”.
La Nueva Normalidad de Piñera –o sea ser capaz de derrotar el covid 19 y la recesión económica- será un nuevo campo de batalla cultural entre las dos almas que cohabitan en el Chile del siglo XXI. Veremos como la irá a la arriesgada apuesta de Piñera.