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Los falsos ataques químicos en Siria: la mentira al descubierto. Por Marcos Borcoski Periodista

El mundo en el ámbito internacional y de hechos de trascendencia mundial, no se detiene y, por el contrario, gira a una velocidad asombrosa. Algunas veces toma tiempo o cuesta tomar el pulso a este planeta tan lleno de conflictos.

En un artículo anterior, comenté acerca de la peligrosa falsedad de una organización que ha trabajado en el montaje de supuestos ataques químicos contra la población indefensa en Siria. Nuevamente abordo el tema por dos razones fundamentales: la primera es que un acto de falsedad total causó el ataque de EE. UU., Gran Bretaña y Francia en contra de ese país árabe y pudo tener gravísimas consecuencias. Acciones de este tipo pueden ser el fusible para el estallido de un conflicto armado de inimaginables consecuencias.

Pero quiero referirme a este punto porque han llegado a mis manos antecedentes muy sólidos que echan por tierra la existencia de ese supuesto ataque químico.

Las autoridades sirias están acusadas de usar veneno contra sus propios ciudadanos. La denuncia hecha por la organización “Cascos Blancos” que cuenta con financiamiento de países europeos y cuyo fundador es un ex agente del MI-6, la inteligencia británica, describía a hombres, mujeres niños y ancianos, muertos por efectos del gas venenoso que habían lanzado helicópteros del gobierno de Damasco.

Antes que los expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW) por sus siglas en inglés, peritos rusos expertos en la materia llegaron a Duma, específicamente al barrio donde, se suponía, se dejó caer ese ataque. Y los que descubrieron fue asombroso.

Nunca hubo personas heridas. Nunca hubo personas asfixiadas y luchando por sus vidas, ni mucho menos nunca hubo muertos. Todo fue un montaje. Y las pruebas estaban a la mano.

Los autores de ese escenario dejaron muestras de que no había existido un ataque químico. Cuestiones a veces simples pero que no escaparon a la vista de los analistas. Se analizaron casas residenciales en las cuales, según los “Cascos Blancos”, se encontraron los cuerpos de las víctimas. Dos tanques de gas, supuestamente lanzados desde un helicóptero del ejército sirio, se encontraron en dos departamentos, pero rodeados de circunstancias que llamaron a comprobar la llamada evidencia.

Por ejemplo, una casa en cuyo sótano, según los “Cascos Blancos”, se encontraron personas muertas, ha estado deshabitada desde hace mucho tiempo y en un departamento del último piso se encontró un tanque de gas de color amarillo vacío. El lugar fue parcialmente destruido por la explosión de una bomba. Faltan partes del techo y la pared frontal del edificio. Pero lo que llamó la atención es que el tanque de gas no está deformado o destrozado como sería lógico si ha detonado y tampoco corresponde a las consecuencias que ese artefacto debió haber sufrido si fue lanzado desde un helicóptero sobre el cemento.

El informe precisa que la inspección de las habitaciones, presuntamente dañadas del segundo departamento, confirman que se trató de un montaje. El examen balístico mostró especialmente que la ubicación del tanque de cloro y los agujeros en el techo están separados por una distancia que excluye la posibilidad de que haya sido lanzado desde una aeronave. El artefacto no muestra señas de impacto o daños, lo que no habría sucedido si hubiese caído desde una altura superior a los mil metros que son las alturas utilizadas por los helicópteros del ejército de Siria.

En el techo, cerca del agujero hay un tanque calentador de agua (cálefont) intacto.

Pero lo que realmente sorprende y es obvio para cualquier persona común, es que después del denunciado impacto de un tanque de gas que tiene un peso superior a los cien kilos, había en el lugar una variedad de pequeños platos y adornos frágiles intactos y la cama estaba sin tocar.  

Pero no es todo. Se estableció que los autores de la puesta en escena arrastraron el tanque de gas desde la calle, porque quedaron marcadas sobre las baldosas las huellas del arrastre.

En la conversación que tuvieron los expertos con los propietarios de los departamentos, estos reiteraron que nadie vivía en esos lugares. Estaban deshabitados en la fecha y hora del supuesto ataque y, es obvio, no hubo heridos ni muertos.

Y tengo antecedentes concretos que serán conocidos por vez primera. En la zona de Duma, que fue liberada de los militantes, los especialistas encontraron un laboratorio químico y un almacén de productos químicos, presuntamente utilizados por los terroristas para fabricar sustancias venenosas. Hablo de datos concretos. Por ejemplo, se encontraron tiodiglicol y dietalonamina, ambos controlados por la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, que pueden ser utilizadas para fabricar gas mostaza sulfuroso y nitrógeno. En el mismo lugar, los peritos rusos encontraron un tanque de gas de cloro, similar al usado por los terroristas para montar el falso video y hexamina que es un aditivo estabilizante en la producción de gas sarín. ¿Por qué estos grupos violentistas tenían en su poder tales elementos y por qué tenían un laboratorio?

Pero, lo que es más sobresaliente y que más llama la atención --después de que los “Cascos Blancos” difundieron videos en que había gente aterrada cuando les dijeron que eran víctimas de un ataque químico y anunciaran muertos asfixiados por gas de cloro—es que la ausencia total de víctimas, tanto enfermas, heridas o muertas. Además, no hay un solo testigo que confirme el uso de sustancias venenosas.

Ni Estados Unidos, el Reino Unido o Francia se molestaron en comprobar la efectividad de los hechos denunciados y lanzaron el ataque con misiles sobre territorio sirio, acción que pudo ser el fusible o gatillo para que una crisis hubiese escalado a niveles desastrosos. Y no lo comprobaron, como ya lo escribí en un artículo anterior porque lo que necesitaban era sólo una justificación para atacar. Por eso no estaba en sus planes el confirmar el supuesto ataque, porque se habrían dado cuenta que todo fue un montaje, que nunca hubo ataque químico y que nunca hubo víctimas mortales.  Muchos se preguntarán ¿y ellos creen en tales denuncias? Hablamos de países que poseen técnicas para comprobarlo y deben saber o al menos sospechar que se trata de montajes. Pero, claro, reitero, necesitan una base, un motivo, una justificación, una razón, aunque sea falsa, para lanzar sus ataques.

Los “Cascos Blancos” juegan con fuego. Pero la diferencia es que por sus acciones no solo ellos se quemarán.

En este artículo incluyo un video de los paramédicos que atendieron a las presuntas víctimas del ataque químico. En sus palabras está la verdad. Son testigos oculares de cómo se desarrollaron los hechos.

 
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