Foto: El nuevo casino en Talca proyectado a metros del Humedal Urbano
Por Antonia Paz
En Talca, tierra fértil para la agricultura, los ríos y las paradojas administrativas, hay una joya urbanística que desafía la lógica, la física y el más básico sentido común: el proyecto “Modificación Parque Ferial AGAC”, también conocido como el casino Dreams que se construye sobre el recuerdo, la fe o quizás sobre planos invisibles.
La Dirección de Obras Municipales (DOM) de Talca —esa misma institución que debería resguardar el cumplimiento de la ley urbanística y ambiental— certificó en septiembre de 2024 que el terreno ubicado en Avenida Alameda Bernardo O’Higgins N° 99, Rol 851-2, “no cuenta con antecedentes en esta DOM”. Así es: cero permisos, cero obras anteriores, cero existencia administrativa. Nada. Niente. Nothing.
Y sin embargo, en junio de 2025 se aprueba el no ingreso al sistema de impacto ambiental, y aparece mágicamente una “modificación” de proyecto”… ¿modificación de qué? ¿De un vacío existencial? ¿Del humedal? ¿Del recuerdo de la FITAL? Si esto fuera una novela, sería de realismo mágico. Pero como es Chile, es sólo realismo burocrático.
Porque según los documentos del propio titular, no se trata de un nuevo proyecto, sino de una modificación menor que casualmente incluye un centro de convenciones, sala de juegos, terrazas, restaurantes, estacionamientos para más 370 vehículos y explanadas para eventos masivos. Un detalle menor, por supuesto. Como quien cambia el color de las cortinas, pero construyendo un casino desde cero.
Mientras tanto, el SEA, en su resolución de pertinencia, no ve problema alguno: como se informó una carga ocupacional de 4.490 personas —casi, pero no tanto como 5.000— se estima que no hay que hacer evaluación ambiental. Lo que no se dijo es que esa cifra excluye, convenientemente, las áreas exteriores, los estacionamientos, las ferias y, por supuesto, los miles de asistentes de los eventos históricos tipo FITAL, como si todo eso ocurriera en una dimensión paralela.
Por si fuera poco, el proyecto es compartido entre la Asociación Gremial Agrícola Central (AGAC) y la Sociedad de Ríos Claros S.A. —empresa ligada a Dreams—, lo que genera una dualidad proponente digna de estudio filosófico, pero que también complica la fiscalización, la trazabilidad de impactos y, en general, cualquier intento de orden.
Entonces, cuando la DOM otorgue (o ya haya otorgado) un permiso de edificación para un proyecto que, según sus propios registros, no ha existido nunca, tal vez podamos preguntarnos si no estamos frente a una nueva modalidad administrativa: el permiso retroactivo para edificaciones imaginarias.
Y en Talca, todo indica que la imaginación es el límite.
Y como si esto no bastara para ganar el premio municipal a la ficción aplicada, recordemos que Talca fue reconocida en 2024-2025 por otra hazaña: liderar el ranking nacional de municipios con más licencias médicas pagadas en el año. Todo un hito. Porque claro, mientras los permisos se tramitan sobre estructuras invisibles, los funcionarios también desaparecen, pero con licencia médica.